Libro de historieta de 96 páginas más cubiertas en color, encuadernado en cartoné.
Contiene las planchas dominicales publicadas originalmente en la prensa estadounidense entre 1961 y 1963.
Sinopsis:
Las cosas no pueden empezar peor para Valiente en este volumen. Un joven celoso enloquece y le acuchilla, pero vivirá, ya que , como indica el médico que le atiende es "un trabajo torpe".
Cuando se recupera, Valiente y Arn siguen su camino hasta DeirEzZor, donde vive Belchad Abu, el mercader que le tuvo preso y se apoderó de la espada Cantarina hace ya quince años. Padre e hijo se acogen a la hospitalidad para pernoctar y burlarse del miedo del anfitrión, aunque acaban huyendo de Berenice, la hermosa hija del comerciante a la que engañó para escaparse. Ahora, ha ganado en iniciativa y... en peso.
Val y Arn viajan junto al Éufrates durante varias semanas hasta llegar a Alepo, donde los mensajes de Aleta le indican que Boltar le espera en el puerto de Antioquía, no sin problemas.
Después de un viaje sin incidencias, regresan a las Islas de la Bruma, donde la vida transcurre plácida en la Corte de la reina Aleta y el reino prospera y se fortifica. Sin Inglaterra llega malherido sir Gosforth, un enviado del rey Arturo, interesado en buscar una ruta terrestre segura para mantener la comunicación con Roma.
Tras un deprimente viaje a Roma, y mientras Valiente estudia sin cesar los mapas adquiridos en la Ciudad Eterna, el langskip de Boltar navega en pos de la flota de Aleta, a la que se encuentra en Menorca. Allí explica a su familia y allegados la nueva ruta que se propone explorar, una ruta que atraviese el territorio galo, dominado en buena medida por los visigodos.
El príncipe Valiente se lleva de nuevo a su hijo Arn para que se vaya curtiendo en la vida del guerrero. Las jornadas son duras, aunque tienen ocasión de conocer a un quien su tío Sadonick intenta asesinar a toda costa y a un mercenario que les hará de guía. Al fin, sabedores de que la ruta es impracticable, padre e hijo llegan a una cala del golfo de Vizcaya, donde les aguarda su familia, para dirigirse a Camelot. Recogen al padre Wojan, un predicador sencillo de oratoria conmovedora y sin intereses materiales, y a sus dos ladinos ayudantes, sus asesores Sleath y Dustad, mucho más interesados en lo mundano que en lo divino. Las prédicas de Wojan llegan a poner en jaque el reino de Arturo por lo que Val va a necesitar de todo su ingenio para implantar el orden y resolver este y otros problemas que afectan a Aleta y a Arn.