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Swamp Thing
 

COMENTARIO, por Francisco López Jiménez [ parte segunda ] [ acceder a la página anterior  ]

Portada de la entrega "Amor y Muerte", de Norma

[ Imagen: La ilustración de portada es obra de Bissette / Totleben ]


EL FIN DEL PANTANO

Acabada American Gothic Moore embarca a su protagonista, sin descanso alguno, en una saga que venía ya preparando y que deriva de la relación sentimental con Abby iniciada en Ritos de Primavera. Es por este motivo una saga donde la libertad sexual aparece como motivo fundamental, y también la discriminación selectiva y clasista: igual que en nuestro mundo no es tan malo el inmigrante rico como el pobre, en el universo DC son mucho más permisibles las relaciones sexuales con criaturas de aspecto casi humano que con un ser del tipo de La Cosa del Pantano, que acaba en Gotham desatando su venganza contra la ciudad y convertida en un especie de dios de la naturaleza, mostrando todo su potencial, en unos números que profundizan también en la reflexión ecologista y que reúnen a algunos de los secundarios que habían pululado por American Gothic, cuyas tramas habían quedado un poco en el aire. Además asistimos al enfrentamiento del protagonista con Batman, personaje que, según Moore, «encaja perfectamente con el mundo de La Cosa del Pantano» y que le sirve para expresar en voz alta y clara sus reflexiones sobre tolerancia y ecologismo. La saga termina con una nueva aparente muerte del protagonista, que deja dos líneas argumentales básicas, Abby en su “viudez” y La Cosa del Pantano en un extraño viaje para intentar volver a su vida normal.

Aquí la serie pierde algo del apabullante ritmo que mantenía desde los primeros números, especialmente durante American Gothic. El viaje del protagonista se convierte en una serie de pequeñas historias, correspondiente cada una a uno de los mundos visitados en su viaje, y sin demasiada conexión entre ellas. Quizás por esto aprovecha Moore para profundizar más en el lado reflexivo o experimental de su trabajo, y olvidar un poco el terror. Así, en “Mi Cielo Azul” se aborda la soledad y la locura que conlleva, en “Toda carne es hierba” aparecen la religiosidad, el desconocimiento entre los amantes, la amistad y la pérdida del ser querido, y “Amor sin fronteras” no es sino un brutal y excesivo experimento tanto de Moore como de Totleben, fallido en su narrativa, consistente en psicodélicas ilustraciones a página completa y textos de apoyo, en una historia que es a la vez el relato de la violación del protagonista a manos de un planeta (tal cual) o una tierna historia sobre el amor y la maternidad. Hay también una visita a Rann, con la obligada aparición de Adam Strange, y un encontronazo con Darkseid escrito con poco más que oficio por Rick Veitch.

En dichas historias el horror casi desaparece por completo, excepto quizás en los tintes lovecraftianos del episodio desarrollado en el planeta vegetal, que más que provocar terror en el lector le hacen observar fascinado. Los capítulos protagonizados por Abby sí conservan en parte el anterior tono de la serie, produciendo muchas veces si no miedo, al menos angustia, como en el encuentro con su padre, con solvente guión de Totleben.

Tras la implacable venganza del protagonista, el reencuentro entre los amantes se produce en el número 64, “Una nueva vida”, una historia apacible y reposada, en la que La Cosa del Pantano hace un repaso de su vida reciente y se plantea su lugar en el mundo. Ya no es un ser humano animado por las plantas y su voluntad de seguir vivo, sino un conjunto de plantas, animadas por su voluntad de ser humano. «Los únicos impulsos humanos que me quedan... son los que he querido conservar», piensa en un momento dado. Pero es, además, casi un dios, capaz de controlar la naturaleza, de alterar la superficie del planeta, de poner fin a los problemas ecológicos, e incluso al hambre. Qué hacer con este poder es la principal preocupación del personaje, el ya clásico “¿qué harías si fueras un superhéroe?”, llevado en este caso al qué hacer en caso de ser un dios, pregunta que aparece en otras obras del inglés. Y si Miracleman y sus divinos compañeros optan por cambiar el mundo y regir el destino de la humanidad, y el Doctor Manhattan por abandonar esta galaxia para crear una nueva forma de vida, menos complicada, La Cosa del Pantano decide convertirse en un mero observador y no utilizar sus poderes, dejando en manos de la humanidad su condena o salvación, una solución que aunque necesaria en un tebeo de este tipo no deja de ser coherente con el desarrollo de la serie y por el gusto de su guionista por el orden y el equilibrio, en este caso ecológico. Tras más de tres años al frente de la serie, Moore pone el broche de oro con un relato sencillo, intimista y lleno de esperanza.

EL PANTANO DESPUÉS DE MOORE

Una vez que el de Northampton da por concluida su etapa al frente de la colección, le sustituye en los guiones su colaborador Rick Veitch, quien continúa manteniendo un nivel alto pese a los continuos roces con la cúpula directiva de DC, que no ve con buenos ojos la dirección que el guionista da a la serie, aún más extrema que antes.

Cuando al parecer ya estaba confirmada la sustitución de Veitch por Delano y Gaiman, que se turnarían a los guiones, la negativa de DC a publicar una historia con referencias a Cristo, con la Cosa del Pantano crucificada en la portada, lleva a la renuncia inmediata del guionista. Delano y Gaiman, por solidaridad y en una muestra de coherencia y dignidad que les honra, renuncian también a continuar en la serie, produciéndose finalmente el cierre de la misma. Un guion de Gaiman no publicado ha visto finalmente la luz en el recopilatorio “Días de Medianoche”.

Posteriores tentativas de resucitar la serie, basadas ya en el protagonista original, ya en su hija Tefé Holland, hija de Abby, La Cosa del Pantano y Constantine (de nuevo, tal cual), tienen un éxito poco superior a la etapa anterior a Moore, y acaban cerrando, limitándose las apariciones del personaje a cortas y muy diversas intervenciones en otras series.

LOS HIJOS DEL PANTANO

La influencia de La Cosa del Pantano de Alan Moore sobre el cómic estadounidense, en especial en el de consumo más extendido o mainstream, es innegable. En primer lugar porque sentó las bases del renacer del cómic de horror, creando una nueva forma de entenderlo, sofisticada e inteligente. Pero es mucho más importante el hecho de que, desde dentro del sistema, lograra crear una obra ajena al mismo, o al menos a su espíritu de aportar entretenimiento rápido a chavales preadolescentes. La Cosa del Pantano de Moore y del Daredevil de Frank Miller encontraron un nuevo filón, un sector de lectores olvidados por las grandes compañías, dispuestos a leer tebeos pero sin encontrar ninguno apropiado, que vieron como ambas series colmaban sus expectativas, siendo responsables de que muchos futuros profesionales del medio recuperaran el interés por los tebeos. En palabras de Neil Gaiman, «recuerdo la ilusión que me hizo descubrir La Cosa del Pantano de Alan Moore. Allí estaba yo, con veinticuatro o veinticinco años, y cada mes iba a la tienda de cómics, compraba el ejemplar de La Cosa del Pantano y era maravilloso. Era una sensación estupenda tener veinticinco años  y que alguien escribiera un cómic para ti, algo que estaba igual de bien escrito que cualquier cosa que encontraras en el apartado de prosa, poesía o teatro de una librería.» (Salisbury, M.) Esta capacidad de apelar a lectores adultos con algo más que la nostalgia fue la base del éxito de la serie, que tras una reedición en blanco y negro se está volviendo a editar de nuevo, esta vez en color.

Y fue este singular e inesperado éxito, junto al de otras obras como El Regreso del Señor de la Noche de Frank Miller el Animal Man de Grant Morrison y posteriormente el Sandman de Gaiman, otros tebeos de orientación algo más madura, lo que llevó a DC a plantearse su estrategia editorial y a dar cabida a la línea Vertigo, reducto de obras más adultas y arriesgadas, supuestamente de calidades y valores elevados, y cuyo único nexo real era el no hallarse sometidas al Comics Code.

Esta línea no sólo se funda claramente inspirada por Alan Moore y su Swamp Thing (y en menor medida por el resto de su obra “adulta”), sino que las primeras obras que edita están también fuertemente influenciadas por la misma, más allá de la influencia del guionista sobre el cómic americano en general. Hellblazer no son sino las aventuras de Constantine, personaje de Moore creado en la serie, y los primeros números de Sandman recuerdan en mucho al de Northampton, sobre todo en su aproximación al terror y en el uso de elementos de Moore, como su infierno o la incorporación de Caín y Abel al mundo de los sueños (lo que no quita que Gaiman encontrara más tarde su propia y poderosa voz). Incluso el Animal Man de Delano comparte con La Cosa del Pantano algo más que la buena labor de su mutua colorista, dado que los viajes de Animal Man por el denominado "campo morfogénico" se revelan idénticos a los de La Cosa del Pantano por el verdor con sólo cambiar animales por plantas.

Moore es tanto el inspirador fundamental de la línea Vertigo como la punta de lanza y buque insignia de la oleada de escritores ingleses que desembarcaron para poblarla y, por extensión, revolucionar el concepto de cómic mainstream americano.

EL PANTANO ESPAÑOL

Los primeros episodios de la etapa de Moore en la serie Swamp Thing fueron publicados en el Dossier Negro de Ibero Mundial de Ediciones. Posteriormente la serie fue ofrecida, ya en color, en diversas miniseries y maxiseries de Zinco, con un orden algo disperso y caótico, pero de edición más que digna y sin apenas fallos. El cierre de la editorial imposibilitó las necesarias reediciones y convirtió la serie en codiciada búsqueda, si bien en el momento de su publicación no tuvo demasiado éxito, como revela el número de retapados circulantes. Sin embargo, es posiblemente la mejor edición española de la obra, fundamentalmente por ser la única en color.

La edición de la serie por parte de Norma presenta claras ventajas e inconvenientes. En primer lugar es imperdonable, en una edición que presume de definitiva, la no inclusión de todas las portadas originales. Y si bien es cierto que el blanco y negro ayuda en muchas ocasiones a apreciar la auténtica dimensión de los dibujos, especialmente los de Totleben y Bissette, destacando su crudeza y barroco detallismo, que raya lo obsesivo, no menos cierto es que el color de Tatjana Wood es también increíble, sobre todo considerando la época de la que hablamos. Pero más allá de meras preferencias estéticas, conviene recordar que el que una obra se realice en blanco y negro o en color no suele ser algo aleatorio, y mucho menos en Moore, con quien nada es casual. El color no sólo es un embellecedor de los dibujos, sino que numerosas veces ayuda a cimentar la trama (los sucesivos cambios de color del protagonista con las estaciones o los lugares que visita), e incluso forma parte esencial de la misma (como en “Mi cielo azul”).

Sin embargo Norma tiene a su favor el haber recogido de forma ordenada un material perdido en diversas series largo tiempo agotadas o actualmente difíciles de encontrar. La indiscutible calidad de la serie, sus numerosos aciertos, su originalidad y frescura, que perduran hoy día, la convierten en una compra indispensable en cualquiera de sus ediciones.


Las citas de este texto están recogidas de la entrevista a Moore publicada en varios números de la edición de esta obra por Zinco, también accesible en http://www.dreamers.com/finfanzine/articulos/145.htm


MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA OBRA Y SUS AUTORES:

http://www.dreamers.com/finfanzine/articulos/150.htm
http://www.archivodenessus.com/rese/0344/
http://www.archivodenessus.com/rese/0366/
http://comicfillin.dreamers.com/swampthing.htm
http://www.uv.es/~ponsa/tebeos/resenyes.htm


ENLACES:

Artículo de A. Pineda sobre From Hell

Artículo de D. Agrimbau y L.V. Vazquez sobre From Hell

Artículo de J.M. Hinojosa sobre V de Vendetta

Artículo de E. Martínez-Pinna sobre The League of Extraordinary Gentlemen

Artículo de F. López Jiménez sobre Swamp Thing

Artículo de J.C. Neves sobre Big Numbers

Artículo de A. Pineda sobre A Small Killing

Biografía de Alan Moore


[ Ficha: Francisco López Jiménez. Publicada en Tebeosfera 020628 ]