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El autor de estas líneas comenzó a ordenar los cómics con aventuras de Conan cuando frisaba los 12 años de edad, excitado con la posibilidad de colocar unos episodios tras los otros para así releerlos adecuadamente. Ha terminado hoy, 25 años después...


 

INTRODUCCIÓN

Establecer una biografía del beligerante espadachín creado por Robert E. Howard no es una ocupación nueva para su legión de aficionados, y no es una ocupación fácil. En vida aún, el desventurado escritor tejano dio el visto bueno a una sinopsis del trayecto vital del Conan literario elaborada por P. Schuyler Miller y John D. Clark que sería publicada en 1938 (en el fanzine norteamericano The Hyborian Age; en España tuvimos que esperar hasta 1977 para leerla, pues en enero de aquel año apareció en el núm. 43  de la colección de Ediciones Vértice Relatos Salvajes). Lyon Sprague de Camp y Lin Carter ampliaron aquel esquema inicial con nuevos relatos sacados a la luz terminando o adaptando otros de Howard. Tiempo después, Javier Martín Lalanda reelaboró la cronología inicial, incorporando los relatos de Conan completados, adaptados y escritos por Lin Carter, L. Sprague de Camp, así como las nuevas aportaciones noveladas de varios autores americanos hasta 1982, lo cual sistematizó magistralmente en su libro La Canción de las Espadas (Tiempo de Ediciones, S.A., Madrid, 1983); y también la resumiría para recordárnosla en el núm. 100 de la revista de Planeta-DeAgostini La Espada Salvaje de Conan una década más tarde.

Con los derechos del personaje en poder de Marvel Comics Group desde 1970, el espectro de aventuras de Conan se infló considerablemente al sumársele los cómics de nueva factura y al cabo de un tiempo se hizo necesaria una nueva ordenación de las desventuras del personaje. Tal labor de administración de lógica entre las historietas publicadas hasta 1978 fue llevada a cabo por Jim Neal, con la supervisión de Roy Thomas, y vio la luz en la publicación de Marvel F.O.O.M. Magazine núm. 14 (y, años después, en Conan Saga núm. 45, de febrero de 1991, donde se ofreció una reedición de aquel artículo, que no una revisión).

Los que ordenaron posteriores historietas de Conan no fueron yanquis (con la salvedad de Neal, que organizó los años que pasó Conan al lado de Bêlit en Marvel Treasury Edition núm. 23), fueron españoles, hasta donde yo sé. En 1984, el estudioso malagueño Manuel Berlanga, sobre la base de los documentos de Shuyller / Miller y Martín Lalanda, realizó una nueva cronología de la vida aventurera de Conan con un aliciente: incorporó a su carrera todos los comics del bárbaro publicados hasta aquella fecha en nuestro país y alojó aquel estudio en su fanzine Berserkr (en el núm. 1, fechado en el invierno de 1984). Y con estos estudios cronológicos tuvimos que conformarnos durante mucho tiempo los aficionados españoles, más concretamente los afortunados que habían logrado localizar aquellos esquivos materiales (totalmente agotados), porque el loable intento que hizo el estudioso americano Jim Neal de reordenar los episodios de Conan en la literatura y los comics no obtuvo traducción en España jamás (al menos no “legalmente”, que el primer coordinador de las publicaciones de Conan en Forum, Mariano Ayuso, fue traduciendo la cronología de Neal en las páginas de la primera edición de Conan el Bárbaro bajo su nombre.

En 1992, si bien había comenzado en 1979 tímidamente, el abajo firmante tomó la determinación de ordenar cronológicamente todos los comics de Conan traducidos al español hasta ese momento, y redactar así la más completa biografía en viñetas del personaje hasta la fecha. Aquel trabajo fue publicado bajo el título “La senda de la espada” en los números 122, 123 y 124 de La Espada Salvaje de Conan. Con esta cronología, la más completa y la más accesible para el aficionado a Conan durante mucho tiempo, fue superada por la que Roy Thomas elaboró desde marzo de 1993 (fecha de cubierta del núm. 72 de la revista Conan Saga), cuando comenzó a serializar su “A Chronology of Conan’s Career”, un comentario cronológico de todas las historietas de Conan publicadas entre 1970 y la mitad de la década de los noventa. Thomas colocó de forma diferente algunos episodios, pero muchos otros coincidían con mi ordenamiento previo, y añadió a su repaso muchos comics que yo no había contemplado por no haberse publicado todavía en nuestro país. Mas, esa cronología de Thomas nunca ha sido traducida al castellano, así que la más completa y accesible para el lector español seguía siendo “La senda de la espada”.

Posteriormente, algunos aficionados americanos publicaron sus biografías de Conan en viñetas en la red de redes, y el brasileño Fernando Neeser de Aragão también hizo la suya para Crônicas da Cimèria, pero ninguna superó los esfuerzos de Thomas o de Barrero. Recientemente, se ha anunciado que el aficionado madrileño Francisco Calderón había elaborado una biografía de Conan sobre la base de los cómics la cual no hemos podido revisar cuando redactamos estas líneas.

Me atrevo a calificar de labor titánica la de todos nosotros, por cuanto la gran cantidad de nuevas aventuras sumadas con el paso del tiempo habían hecho de la carrera de Conan un disparatado hacinamiento de situaciones que se aprietan en los pocos años de su vida conocida, ¡a pesar de ser setenta!

METODOLOGÍA

En absoluto es reprochable reducir la vida del bárbaro sólo a los episodios procdentes de los textos literarios, olvidando las aportaciones biográficas de los cómics. Pero álgunas aventuras narradas en historieta superaban en tensión y originalidad a otros pasajes literarios. Es justo establecer una gradación de aceptabilidad en lo que respecta a los relatos, anteponiendo los originales de REH a los de sus continuadores. Y lo mismo sería de rigor hacer con los cómics, entendiéndolos: Imprescindibles, los episodios basados en relatos de Howard. Necesarios, los basados en relatos literarios de los primeros continuadores de REH. Estupendos, todos los escritos por Thomas y algunos de los narrados por otros guionistas. Y, opcionales, el resto. La mayor parte de los demás guionistas que se ocuparon del bárbaro, salvo contadas excepciones, bien desvirtuaron la personalidad esencial del héroe, bien condujeron su vida por vericuetos imposibles o en viajes excesivamente largos, o bien aventaron una cantidad sobrecogedora de brujos y un sinfín de seres horrendos (una población tan espesa de monstruos y hechiceros hubiera desplazado por completo la supremacía del hombre sobre la Tierra, aun en la Edad Hyboria). Esto es sólo un consejo, por supuesto, el lector podrá efectuar su elección sobre los datos que aparecen en las tablas anexas, donde para su comodidad constan como autores del argumento los escritores de los relatos originales adaptados.

En aras del respeto a la obra primera, he querido soportar mi crónica de las aventuras de Conan sobre los pilares fundamentales del mito literario, Howard, y del referente historietístico, Thomas. De este modo, he ordenado las ochocientos historietas protagonizadas por el bárbaro partiendo de las cronologías previas y con especial deferencia por la última escrita por Roy. Para articular adecuadamente las diferentes edades de Conan a lo largo de su carrera he tomado como base la ordenación de sus aventuras por Miller y Clark tal y como apareció publicada en The Savage Sword of Conan núm. 16. Procedo así porque fue ratificada por el propio Howard y porque en esa versión editada por Marvel se ampliaba la aparecida en Savage Tales núm. 3, que fue justamente la utilizada por Thomas para programar los viajes y quehaceres de la vida del guerrero en las historietas publicadas hasta 1981 en los Estados Unidos. Es decir, me desentiendo aquí de la biografía de Conan escrita por L.S. De Camp y publicada por primera vez en el fanzine Amra, por juzgar que sí rige para los relatos literarios pero no para los cómics, como ha quedado demostrado con el ajuste cronológico de las últimas novelas del personaje elaborada por William Galen Gray.

En atención a que la presente crónica de la vida del cimmerio no resultase tan dilatada he decidido insertar todos los títulos de las historietas en la biografía en modo cursiva. De esta manera el lector podrá acudir a la tabla aneja para localizar esos títulos, que hallará ordenados alfabéticamente, y luego descubrir el tebeo o tebeos publicados en España que contienen la historieta. Verá el lector que he redactado anexa una “Cronología 2” donde poder recoger los cómics necesariamente instalados en una realidad alternativa de la vida de Conan, como son los que adaptan las películas cinematográficas, los episodios de la serie What if? y también algunas, pocas, historietas que desafían insultantemente la crónica “oficial” de Conan. En modo negrita aparecen los nombres de los personajes más importantes en la vida del cimmerio, pero sólo se utiliza este modo la primera vez que son nombrados. Se han respetado los nombres de países y gentilicios que son más familiares al aficionado a los cómics de Conan publicados en español, debido a que en Planeta-DeAgostini se siguió cierto libro de estilo que traducía algunos patrónimos y topónimos pero otros no. Por eso leerá el aficionado Hyboria en vez de Hibórea, Hyperbórea en vez de Hyperboria o Hiperbórea, zamorio en vez de zamorano, zuagir en vez de zuaguiro o zuaguiros, cimmerio en vez de cimerio, etc.

He procurado que el calendario de la vida del guerrero norteño sea lo más racional posible. Hasta ahora, todos los cronólogos de los cómics han pasado por alto que si Conan recuerda hechos de “años” atrás, o de “días” atrás, o bien consume “semanas” cabalgando, entonces el tiempo de Conan se mide en días, semanas, meses, años, como el nuestro. Así, he tenido en cuenta la duración de cada aventura y también el tiempo empleado en los desplazamientos por su mundo, tomando en este último caso 40-60 km./hora como una velocidad media aceptable para un buen caballo de su época y, como normales, las jornadas de viaje que salvan entre 300 y 500 km./día (a no ser al atravesar desiertos o escarpaduras). Por esta razón, la presente cronología no es fiel reflejo de las previas al haber tenido que deslavazar bastantes de las conexiones de la de Thomas y dar otro destino a muchas historietas. Por poner un ejemplo evidente, Thomas destinó al vigésimo séptimo año de la vida de Conan (el que transcurre desde que cumple 26 años hasta el día de su 27ª onomástica) el doble de las historietas posibles de encajar, pues medido viñeta a viñeta el tiempo que implican los cómics elegidos por Thomas ocuparían 25 meses de la vida de un hombre. Y, recordémoslo, Howard no creó un tiempo elástico ni un superhombre, creó a un hombre formidable que vivió en cierto pasado imaginario de nuestro tiempo, presumiblemente. He querido respetar eso, así como la edad que tiene Conan en los relatos de Howard tal y como establecieron Miller y Clark en 1936.

Con el fin de evitar el seguimiento temporal de esta crónica con engorrosas cifras del tipo –9.976 a.d.C., ya que en la ficción se ha datado la Edad Hyboria 10.000 años en el pasado, he tomado el alumbramiento de Conan como el inicio de nuestro particular “calendario hyborio”, partiendo de la idea de que el cimmerio nació un día muy cercano a lo que llamamos Día de Año Nuevo. Quede claro que no hay año 0. El año 1 de nuestro calendario hyborio concluye el día que se cumplen 12 meses en la vida de Conan; el año 2, en consecuencia, termina el día de su segundo cumpleaños. Nuestros almanaques nos dictan las fechas con adelanto y eso puede confundir a algún lector; un ejemplo clarificador: el 18 de marzo del año 34 el cimmerio tiene 33 años cumplidos más casi tres meses de edad; no tendrá 34 años hasta pasados nueve meses más, si bien se halla consumiendo el trigésimo cuarto año de su vida.

Los epígrafes con los que he dividido esta fabulosa biografía, “Cimmerio”, “Ladrón”, “Aventurero”, persiguen un afán orientador y no pretenden delimitar etapas estrictamente. Vaya por delante también que cada aficionado está en su legítimo derecho de resolver el puzzle de los oficios del bárbaro a su manera y de colocar algunas historietas “comodín” donde le venga en gana. Mi labor ha sido una de índole personal, meramente; contrastada, argumentada y meditada, guiada a la par por el amor y la exigencia con el único fin de mantener viva la llama de la apasionante leyenda del salvaje cimmerio llamado a gobernar el más poderoso reino de la Edad Hyboria y que, según la última crónica caída en nuestras manos, comienza así...  

 
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SUMARIO

R. E. HOWARD

CÓMICS

CONAN

KULL

S. KANE

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FANDOM

AUTORES

  © 2004 Manuel Barrero, por el texto y el montaje, y Carlos Yáñez, por la selección de imágenes, para Tebeosfera, 040524    © 2004  Conan Properties International, LLC / Robert E. Howard Properties, LLC, por los personajes. El resto de los copyrights corresponden a los editores y autores de estos productos aquí mostrados, lo cual se hace con carácter exclusivamente informativo y / o promocional