ordinario

Al final de este episodio, la hija del hechicero Kahaniel de Valnor –ironías del destino– está a punto de convertirse en la reina de todos los vikingos. Pero ¿cómo es posible? Alguna explicación habrá. El tiempo no fluye de la misma manera para los dioses y para los humanos. Ha pasado mucho desde que Freya enviase a Kriss de regreso a Mitgard para expiar sus pecados. Al principio, no sabe por qué retorcidas intenciones se halla en el norte de Escandinavia y más si se tiene en cuenta que la dieron por muerta en el sur, cerca de Ravinum. Sea como fuere, nuestra impulsiva guerrera pronto descubre lo que supone realmente ese indulto terrestre: si quiere salir de allí, y sin matar al primero que se cruce en su camino, tendrá que realizar «un acto digno de convertir a una princesa en reina». Y así será, aunque a costa de su amor. Kriss no solo perderá a Hildebrün; comprobará que el tiempo ha pasado y que Thorgal, al igual que sus hijos, ha envejecido.