Autor de formación autodidacta que comenzó a dibujar historietas a principios de los años cuarenta en publicaciones del Movimiento o confesionales como Centurias, Leyendas infantiles, Flechas y pelayos o ¡Zas! Su padre, Claudiano, fue artillero del bando sublevado durante la Guerra Civil y falleció en batalla, tras lo cual se afincaron en Villadiego, provincia de Burgos. El joven Ángel tuvo que ponerse a trabajar muy pronto, siendo adolescente, convencido de su capacidad para el dibujo después de ganar un concurso de carteles.
Cursó los estudios elementale y luego hizo el servicio militar, tras lo cual decidió ir a buscar trabajo a Barcelona. Desde 1946 ya estaba trabajando en Bruguera, destacando especialmente en las revistas Pulgarcito y El Campeón, en cuyas páginas desarrolló algunas series de ambientación histórica muy recordadas por la afición (como "Sangre en Bizancio"). Durante la segunda mitad de los años cuarenta también dibujó una colección de cuadernos ciertamente célebre, El Caballero de las Tres Cruces, sobre guiones de Pedro Quesada, y algunos otros tebeos, entre ellos cuentos de hadas (en Caperucita o Rosita).
En los años cincuenta destacó por su participación en tebeos aventureros como Bisonte Gráfico y, sobre todo, en El Capitán Trueno, colección en la que fue un sustituto digno de Ambrós. Luego, durante los sesenta y los setenta, Pardo fue uno de los autores habitualmente reclamados para adaptar a la historieta novelas célebres en colecciones como Historias Selección y Joyas Literarias Juveniles, para las que dibujó historieta hasta iniciada la década de los años ochenta y previamente a su retiro.