Para todos
aquellos que nos movemos en el mundo de la historieta, el 3 de
enero fue un día aciago, ya que en esa fecha murió a la edad de
87 años por complicaciones surgidas en una operación de corazón
a la que fue sometido, el maestro de dibujantes William Erwin
Eisner.
Eisner nació
en la ciudad de Nueva York el 6 de marzo de 1917, hijo de
emigrantes judíos. Desde muy joven demostró interés por el
dibujo lo que le llevó a que ya a los 19 años le fueran
publicados sus primeros trabajos como profesional en la revista
WOW, What a Magazine!, de la que sólo aparecieron cuatro
números. Tras aquello se incorporó de forma definitiva al mundo
de la viñeta, relacionándose con futuros valores del medio, como
el editor Jerry Iger, o los autores Bob Kane, Jack Kirby, Jack
Cole, Lou Fine, Bob Powell, Jules Feiffer o Wallace Wood con
algunos de los cuales formó equipo, y algunos de los
cuales con el tiempo serían elementos claves en la creación y
lanzamiento de superhéroes. Pero no fue hasta 1940 en que Eisner
creó la obra emblemática por la que se le conoció en todo el
mundo: The Spirit, cuyas aventuras se publicaron en un
suplemento de cómics que se incluía en periódicos de Estados
Unidos. Todo un clásico que retrataba a un héroe sin poderes
especiales que unas veces perdía y otras ganaba; un tipo con el
que se identificaba la gente corriente, que sufría, que sentía
miedo, que amaba, que recibía mamporros y que se echaba a correr
si llegaba el caso; un personaje encarnado en la figura de Denny
Colt un detective de Central City con voluntad de acero para
luchar contra el mal (encarnado
en
la figura del villano Octopus); un tipo extraño vestido con
traje azul, corbata, sombrero y un antifaz que le permitía poner
a salvo su verdadera identidad. Spirit era un tipo que gustaba
porque rompía tópicos, pero vitalista, con fantasía y sentido
del humor que se veía involucrado en historias creíbles y
próximas a la gente sencilla.
En 1942 Will
Eisner es llamado a filas a consecuencia de la II Guerra
Mundial, por lo que se ve obligado a dejar a The Spirit
en manos de colaboradores. En el ejército tiene que dedicarse,
entre otras cosas, a hacer carteles e historietas que, con un
fondo didáctico, servían para entretener a sus compañeros de
filas. Eisner rescata su personaje en 1945 cuando vuelve a casa,
y no es hasta 1952 que lo abandona para dedicarse a sus negocios
publicitarios y la enseñanza en diversas escuelas de arte. Se
reencuentra con el enmascarado en una historia publicada por
encargo para el New York Herald Tribune en 1966, para
luego ir elaborando puntualmente algunas otras historietas para
Harvey Magazine, Spirit Underground de Kitchen
Sink y alguna otra publicación, al tiempo que publica la obra
Contract with God and another Tennement Stories, una “novela
gráfica” (se puede decir que Eisner fue el padre de este género,
entendiendo como tal a la graphic novel además de como
formato), que fue clave en su carrera y que se desarrollaba en
el Bronx, uno de los barrios de Nueva York donde Will Eisner
había pasado una parte importante de su vida.
Puede decirse
que Eisner revolucionó el arte de la historieta (él lo
consideraba un arte), perfeccionando el uso de la perspectiva y el sentido de la secuencia,
de ahí el título de su obra didáctica Comics & Sequential Art
que publicó a principios de los ochenta. Experimentó con la composición de las páginas con
dinámicos encuadres, agilizando la anatomía y los movimientos de
los personajes. Se internó en una gran tarea investigadora para
romper tópicos, liberando recursos gráficos innovadores y
técnicas procedentes de otras artes, explorando nuevas
herramientas, perfeccionando la narrativa gráfica (la audacia
narrativa) para explicar historias más complejas gracias a su
profundo conocimiento del lenguaje del cómic. Fue un excelente
guionista y un magnífico dibujante que dominaba la técnica en
sus apartados humorístico y realista.
En 1960, una
parte de los intelectuales de EE UU dieron un paso adelante al
considerar al cómic como un arte popular que había dado lugar a
obras maestras, entre las que había que contar con The Spirit.
Sensibilizados por el papel que la historieta podía desempeñar
como medio de comunicación entre las masas, algo que Eisner
tenía claro, se fundó más adelante la American Visual Corporation
para una mayor difusión del cómic y para que la labor de Eisner
fuese valorada, hasta el extremo de que pasado el tiempo los
responsables de industria otorgaron el nombre de “Eisner” a unos
de los premios más importantes de este sector.
Sin duda Will
Eisner fue un profesional que murió con las botas puestas.
A
edades que muchos consideran apropiadas
para el
retiro, Will
siguió con su
labor creativa,
pero en un
terreno que podemos considerar también didáctico. Desde 1978,
con su Contrato con Dios,
marcó
una tendencia en el cómic de los Estados Unidos que prosiguió él
mismo publicando unos veinte libros de cómics –lo que él gustaba
llamar graphic novels- más en las que lo autobiográfico
no estaba ausente, y una serie de libros orientados a todos
aquellos profesionales dedicados a producir y dibujar cómics.
Entre las “novelas gráficas” más destacables se hallan The
Dreamer, A life Force, The Heart of the Storm o The Name
of the Game, y entre los libros didácticos hay que destacar
el aquí traducido como El cómic y el arte secuencial y
Graphic Storytelling (La narrativa gráfica).
La última obra
de historieta de Eisner fue publicada en el año 2003 y lleva por
título Fagin the Jew (Fagín el judío). Se trata de una
obra basada en el personaje homónimo que aparece en la obra de
Dickens Oliver Twist tal y como fue publicada en primera
edición (esto es, como folletín entre 1837-38; previamente a su
edición en libro por la editorial Chapman & Hall en 1851). En
mayo del presente año, está previsto el que aparezca en EE UU su
obra póstuma con el título The Plot; la introducción de
la obra ha sido escrita por Humberto Eco.
Se nos fue
Will Eisner, uno de los grandes de la profesión cuando no lo
esperábamos. Era un hombre muy vital y con muy buen aspecto a
pesar de sus muchos años. Cuando paseaba por los pasillos y en
la sala de prensa del Salò del Cómic de Barcelona de 2003
al que fue invitado y se le preguntó si pensaba en retirarse él contestaba que
no, que todavía tenía muchas cosas que hacer en el cómic y que
más que dibujante, se consideraba un gran cronista de la vida.
Maestro y
amigo William Eisner, descansa en paz. |