TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

NO SÓLO SON TEBEOS / 7

 

por MANUEL BARRERO


De viñetas y tribunales, parte 8.


Introducción Antecedentes en el mundo Precedentes en España Caso Martín vs. Ramírez
Soluciones a gritos Caso Pérez vs. Martín Libertad de expresión Conclusiones

Conclusiones

En septiembre de 2000, éste que firma estas líneas escribió un artículo para el fanzine de Cartagena Mea Culpa que contenía mi opinión sobre el primero de los casos que han motivado el presente informe. Lo transcribo:

«El reciente asunto David Ramírez-Dolmen-A.Martín, originado por una viñeta en la que Ramírez tachaba a Martín de “pederasta”, ha suscitado mucha expectación también debido a que de nuevo conduce a los juzgados a profesionales de la historieta. No es de extrañar, ya que lo hecho por Ramírez fue pura calumnia y así viene recogido en nuestro Código Penal, y por eso no se entiende el murmullo que esto ha despertado. Vivimos en un Estado de Derecho, sometidos a Constitución y sujetos a unas leyes que no por desconocerlas debemos de vulnerarlas; y hay ciertos límites para todo, incluso en el humor, incluso en los tebeos. Está claro que el tribunal admitirá a trámite la defensa jurídica de que no mediaba dolo por parte de Vicente García o por parte de Ramírez, dos jóvenes que sólo pretendían descojonarse, y les absolverán. Martín ya sabía esto antes de querellarse, por descontado, y si procedió como lo hizo fue para poner un freno a una espiral de insultos que estaba llegando a unos límites insoportables para él o para cualquiera con un mínimo de orgullo. Su acción no es más que un toque de atención para una afición que posiblemente tenga más miramientos a la hora de publicar ese tipo de humor sicalíptico en adelante. La actitud de Ramírez, la de Dolmen y la de los detractores de Martín se alcanza a comprender porque, hoy, el derecho a la libre expresión gana la carrera al derecho al honor en los manuales jurídicos que rigen en muchos países, incluido el nuestro, como constatamos todos los días en los programas televisivos “del corazón” o en los segmentos de humor soez que nos proponen las diferentes televisiones en una carrera absurda por el share. Independientemente de esto, al igual que hay de admitir el derecho de Ramírez a expresarse libremente en plan coña, hay que admitir el pleno derecho de Antonio Martín a querellarse contra él. Esta querella judicial, en suma, debe tenerse como una llamada al comportamiento cívico entre los actuales teóricos de la historieta. E insisto en que quizá esto marque un punto de inflexión en la gráfica de futilidad ascendente en que está/estaba convirtiéndose la prensa teórica sobre tebeos en España porque parece ser que no nos ponemos de acuerdo y nos falta el manual de estilo en lo ético.»

Este statu quo del “mundillo” de las viñetas también quedó manifiesto en un mensaje remitido desde la IP de Cels Piñol, quien pidió a su esposa Gloria Altube que escribiese en su nombre (14 días después de haber parido una niña, por añadidura) este mensaje:

«"Vicente [García]: Sabes perfectamente que tu abogado me trató como un testigo hostil, que hasta mi mujer (que me representaba en la reunión preliminar que mantuvimos) y yo tuvimos que recordarle que estábamos allí para ayudar, no para que nos amenazaran con llevarnos al juicio "con la fuerza pública". Sabes que me disuadieron, en lugar de darme confianza.
Has sido partidista dando información, y me has lanzado indirectas en tu revista que no venían al caso. Y me habré perdido bastantes cosas, porque ya no me la compro y desvío el presupuesto a comprarme los Grendel de Astiberri.
Redactamos una carta ante notario que, lo sentimos, fue desestimada; pero, según ha comentado David, se consiguió nuestro objetivo y se confirmó el texto de dicha declaración, ¿no? O sea, que la tira iba contra mí y que no me molestaba en absoluto.
Este es un mundillo muy rastrero, tan rastrero que me tenga que enterar por Trama que se va a realizar un cómic benéfico para ayudar a David y nadie se haya molestado en pedirme si quiero colaborar en él. Así funciona esto... Lástima, me hubiera gustado echar una mano...
Oye, soy más feliz ahora cambiando pañales que siguiendo el juego de descalificaciones e improperios que tanto gusta a alguna gente de esta profesión.
Sabes que la mejor estrategia de "Roargh" era enfrentar a la gente entre ellos. Ojo, lo está consiguiendo".»

Entre gran parte de los jóvenes lectores de cómics de superhéroes o de aventuras o paródicos, que son los afines a la publicación Dolmen y a las creaciones de Ramírez y Piñol, se observa cualquier norma como cortapisa de libertades, entendida esta libertad como una suerte de anarquía ociosa. Esto es más patente en los foros electrónicos, donde la personalidad de los que participan se teatraliza y todo se convierte en un baile de máscaras que participan en una conversación sin principio ni fin en la que se van agotando los temas tras un período concreto de tiempo independientemente de su gravedad o trascendencia. Como sostiene Joan Mayans i Planells (que lleva estudiando los foros y chats desde 1995) estos cónclaves son verdaderos escenarios para dramas sociales con un componente lúdico que minimiza los riesgos sociales. Pero, en la vida real, si nadie se esfuerza por elaborar pautas de conducta la libertad de expresión puede verse sustituida por libertinaje demagógico. ¿No hace eso a todos más libres? No, porque si nadie fija criterios, quien los fija es el mercado. Esta voluntad de autoexigencia es lo mínimo exigible en una sociedad que reconoce el pluralismo, la discrepancia de opiniones y la complejidad de las situaciones, pero que ha de velar por la libertad de todos y cada uno de los individuos.

El caso de El Batracio Amarillo es por completo diferente: se trata de una publicación satírica cuyos contenidos no albergan dudas sobre su intencionalidad de hacer crítica humorística de la actualidad, eminentemente local, pero también nacional e internacional. Dibujos, chistes e historietas van desde sus páginas dirigidas a cumplir una función periodística y los objetivos de sus sátiras son entidades de carácter genérico o bien personalidades públicas cuyas actividades tienen una repercusión pública y cuya gestión está remunerada por fondos públicos, que son de todos. Las cualidades más o menos injuriosas de los apelativos que desde allí se les dirijan deben ser medidas por los jueces y tribunales si quien se siente aludido se cree calumniado. Calificativos como "cerdo" o "ladrón" han sido y son habitualmente usados para trazar metáforas irónicas, y hasta sardónicas, de las actividades de quienes nos gobiernan. "Pederasta" o "cabrón" serían otro cantar. Pero, sobre este particular volveremos, pues el caso aún coletea en los tribunales de Granada.

El autor de este artículo extrae las siguientes conclusiones de todo lo antedicho:

  1. Que no debe cesar la lucha por consolidar una agrupación de alcance internacional que proteja los derechos de los humoristas gráficos e historietistas en el ejercicio de su profesión. Ya lo está logrando FECO, pero hay que seguir trabajando en ese sentido.
  2. Que es conveniente aunar los esfuerzos de las asociaciones españolas preocupadas por los derechos de los autores (de ilustradores, dibujantes, humoristas) e incentivar los canales de difusión e información sobre sus actividades
  3. Que es posible entender como desproporcionada la medida adoptada por Antonio Martín contra David Ramírez, pero también lo es considerar que el dibujante se excedió en su talante humorístico echando mano de lo zafio y, también, de apelativos alusivos a delitos que difícilmente otro humorista profesional utilizaría.
  4. Que es lógico que toda la profesión y la afición se vuelque para ayudar a David Ramírez, pues debe prevalecer el espíritu gremial [todos compraremos el libro de cómics editado por Trama / Dolmen], pero no es lógico amparar ese ímpetu solidario tras una inflamada bandera representativa de la Libertad de Expresión, no habiendo sido vulnerado este derecho de ninguna manera.
  5. Que posiblemente los verdaderos instigadores y los conspiradores en la sombra de este caso salgan ilesos del mismo y todo se haya saldado con la inculpación de un cabeza de turco. Lo cual comportaría un fracaso para la Justicia, añadido al que señalan que hubo.
  6. Que los jóvenes editores teóricos, lectores de historietas y visitantes de foros parecen no conocer el texto de nuestra Constitución ni las leyes españolas en general; y que algunos "profesionales" parecen no saber dónde están los límites éticos ni legales de su trabajo.
  7. Que los estudiosos y opinantes de la historieta y del humor aparentan estar desinformados o muestran escaso interés por aquello que no comporte negocio o vínculos con la actualidad o que, simplemente, implique un compromiso (Por ejemplo: nadie de entre los teóricos españoles salvo los vinculados al humorismo gráfico se aglutinó en defensa de la libertad de expresión cuando el dibujante del Diario Vasco y miembro del colectivo ¡Basta Ya!, José Mari Alemán Amundarain, sufrió en agosto de 2001 un atentado con cóctel molotov a la puerta de su estudio, atribuido al mundo del independentismo radical vasco que nutre a ETA).
  8. Que los estudiosos y opinantes de nuestra historieta y humor gráfico demuestran parcialidad en atención a estos asuntos, por cuanto nadie de la esfera de coordinadores de proyectos solidarios y de apoyo a autores cuya libertad ven amenazada se ha preocupado por recabar información del editor de El Batracio Amarillo (que ha llegado a alcanzar una distribución de 6000 ejemplares en una ciudad de tan sólo 50000 habitantes, y que ha llegado a acumular 12 querellas contra su libre actividad satírica)
  9. En suma, que aún existen las publicaciones satíricas de raza, que aún hay políticos cortos de miras, opinantes indocumentados, profesionales incautos, dibujantes con humor grueso, historiadores con sentido del honor, agitadores con seudónimo, conciencias deshabitadas... y mucha mediocridad.

O sea, lo que vengo diciendo desde el principio: Que no sólo son tebeos.


ANEXOS: Informe pericial Testimonios de humoristas Sentencia Hitler SS
Gritos 1 Gritos 2 Gritos 3 Gritos 4
Gritos 5 Comunicado Martín 1 Comunicado Martín 2 Comunicado Martín 3

  Manuel Barrero es Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Sevilla. Trabajó desde 1989 hasta 2002 para el Departamento de Publicaciones Populares de la editorial Planeta-DeAgostini y actualmente prepara una tesis doctoral sobre la prensa satírica, el humor gráfico y la historieta en Sevilla y en Andalucía, al tiempo que dirige y gestiona www.tebeosfera.com.


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