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LOS CÓMICS DE WARREN EN EL MARCO DEL CÓMIC DE HORROR MODERNO EN EE UU. DEL TERROR ELEGANTE A LA TRIVIALIZACIÓN DEL MIEDO. Parte 5.


Ensayo por Manuel Barrero

 [ Swamp Thing ha quedado como referente de la reconversión del horror en el cómic en los grandes sellos, como DC. El comic book logró alta calidad narrativa y gráfica y amplia difusión. Y partiendo desde esquemas clásicos, los de Len Wein, hasta los más trasgresores, los de Alan Moore. Se ofrece aquí la cubierta de la serie compilatoria de 1986 Roots of the Swamp Thing, por Berni Wrightson. © 2005 sus respectivos autores y editores.


    1. Raíces del horror. El horror en la literatura

    2. Contexto. Cómics de horror de los 1950

    3. Las revistas de horror de Warren Pub. Co. >

4. Análisis. Los sellos de la competencia 

5. Horror en las editoriales de superhéroes

6. Cómics de horror en la posmodernidad

El horror de las factorías de superhéroes

 

A finales de los años sesenta los cómics en color protagonizados por superhéroes (género dominante en la industria estadounidense) habían modificado sus planteamientos en lo que luego se denominaría “Silver Age”, interesados por mostrar personajes más humanizados que formaban parte de un universo cohesionado, miembros de un panteón propio y coherente.

Es conveniente mencionar que los años sesenta y setenta fueron en Estados Unidos años de logros para los demócratas, los antirracistas, los liberales, pero eso no obtuvo reflejo en los cómics hasta la llegada de autores jóvenes con estéticas rompedoras y cierta carga de ideales como Neal Adams, Jim Steranko, Paul Craig Russell o Barry Smith.11 De otro lado, la fantasía experimentó gran auge (ya Warren se había hecho eco de ese éxito en escenarios y argumentos) también debido a las transformaciones sociales que se habían ido operando en la sociedad americana, que exigían una mayor demanda de evasión por parte de los jóvenes. Cabe considerar esta posibilidad a raíz de los sucesos del Watergate, de la derrota en Vietnam y la catástrofe económica que sumió al país a finales de los años sesenta, cuando de repente parecían necesarios héroes de refresco para aquellos tiempos nada heroicos, modelos gratificantes para un mundo en el que las viejas estructuras se iban colapsando.

En la empresa editora de comic books de superhéroes DC se habían venido ofreciendo historietas con elementos de terror interesantes durante los sesenta, como las que escribiera el guionista Bob Kanigher para algunas series bélicas. Fue el editor Joe Orlando quien quiso lograr mayores cotas de calidad en los comic books bajo su dirección, también en los cómics de “mystery”, que desde 1968 plagó de sombras clásicas y góticas: Ghosts, Weird War Tales, Weird Mystery Tales, Forbidden Tales of Dark Mansion, Secret of Sinister House, Tales of the Unexpected y un largo etcétera. Cabe diferenciar distintas etapas en la andadura de estas series. Por ejemplo, en el período inicial se propusieron historietas de escaso número de páginas imitativas del modelo EC (sobre todo en las cabeceras Weird Mistery, House of Secrets y House of Mistery), posteriormente se apostó por el género de ciencia ficción fatalista en títulos como Tales of the Unexpected y, finalmente, hubo una tercera etapa en la que predominarían los argumentos de horror, sobre todo durante los años setenta y en cabeceras como Ghosts, The Witching Hour y otras de las mencionadas.

De entre todas las publicaciones de DC orientadas al horror destacaríamos los títulos: Unexpected (editada por Ray Boltinoff), The Witching Hour, House of Secrets (ambas editadas por Dick Giordano), Phantom Stranger y House of Mystery (ambas dirigidas por Joe Orlando). En la mayor parte de los casos, sobre todo en sus primeros números, contuvieron historietas de horror aligeradas por el respeto al Comics Code, dado que DC fue siempre una acérrima defensora de este sello de garantía, pero se dio la circunstancia que fueron dibujadas por verdaderos talentos creativos de su tiempo reclutados por Julius Schwartz, como Wrightson, Toth, Adams, Mikael Kaluta, Don Newton, o escritores como Otto Binder, Jack Oleck, Carl Wesser o Len Wein. Todo ello ya inmersos en la década de los setenta, claro está.

 

The Witching Hour, 10, con portada de Alex Toth, que también ilustraba las presentaciones

Ghosts #76, con cubierta ilustrada por Romy Gamboa

(Tales of) Unexpected #30, con cubierta ilustrada por Luis Domínguez

Weird Mistery Tales #1, con cubierta ilustrada por Mike Wm. Kaluta

En estos cómics de horror de DC no se experimenta como se había hecho en Warren, pues su público sigue siendo el infantil, y se opera al estilo de EC Comics, con anfitriones que presentan a los desdichados personajes de las historietas, con nuevas visitas al romance gótico y con la revivificación de los clásicos del terror literario. El logro mayor de toda esta producción lo hallamos en las historietas dibujadas por Alex Toth y autores filipinos como Alex Niño, Alfredo Alcalá o E.R. Cruz para The Witching Hour, Neal Adams para House of Secrets y, sobre todo, en las aparecidas en Swamp Thing, creación de Wein y Wrightson, que en su primera tanda de episodios consiste precisamente en revivir una vez más los lugares comunes de los relatos de horror. Su dibujante, Wrightson, da forma a estas historias con una gran expresividad, con unos trazos estremecedores por la humanidad con que dota a los personajes, una mezcla entre los ilustradores del siglo XIX, Ingels, Al Williamson, Frank Frazetta, la imagen de Boris Karloff y de las películas de RKO y Hammer films. Los episodios que dibujó de Swamp Thing estaban cargados de dramatismo, perversidad, carnosidad y cierto interés humano, e invitaron a sus viñetas los escenarios del gótico asfixiante, que aquí encontraban alojamiento en el recóndito pantano americano, como si la ciénaga fuese la húmeda campiña medieval europea y su vegetación las construcciones olvidadas por el tiempo y transitadas por espectros

En el resto de sus cómics de horror, la mayor parte dibujadas por los rápidos y prolíficos autores procedentes de Filipinas (país que en ese momento atravesaba una grave crisis que propiciaba la migración profesional, hallamos logros destacables; las historietas firmadas por Alex Niño, vistas hoy, siguen siendo magníficas, y lo mismo reza para las dibujadas por Neal Adams. DC intentó competir con el formato revista contra Warren y Marvel, con los títulos Spirit World y In the Days of the Mob, que no pasaron de un número cada uno. La editorial abandonó el horror paulatinamente tras intentar nuevos lanzamientos como Phantom Stranger, Spawn of Frankenstein, que no duraron más allá de 1975, Black Orchid (de 1976) o Jonah Hex Spectacular, que acabó en 1978 (aunque luego el personaje fuera recuperado). DC fue cancelando desde finales de los setenta sus pilares básicos del horror, por este orden: Weird Western Tales, House of Secrets, House of Mistery, Weird War Tales, en los cuales no se plantearon innovaciones al género. Relegó el horror a algunos títulos de fantasía heroica que tampoco cosecharon éxito alguno (Stalker, Beowulf) si bien no carecieron de interés. Y mantuvo Swamp Thing que, como serie de horror, no volvería a poder leerse hasta que la tomó el guionista Alan Moore. Todo cambiaría, años más tarde, con Vertigo, recuperando DC la confianza en el género y devolviendo a éste a un lugar prominente.

 

Originales de las dos primeras páginas de “Swamp Thing” para House of Secrets #92, que lograría al poco serie propia

Los títulos emblema del terror de DC: House of Mistery #207 y House of Secrets #152.

Forbiden Tales of Dark Mansión #7 y Secrets of Sinister House #6

Fear #6 y Where Monsters Dwell #33, series de Marvel que recogían historietas de terror de Atlas de los 1950

Debajo, inmersas en el texto a la altura de donde se citan, dos páginas de la historieta “At the stroke of midnight”, obra rupturista de Jim Steranko, que apareció en el comic book de Marvel Tower of Shadows #1

La editorial competidora de la anterior, Marvel, interesada en aprovechar el filón los héroes de los pulps y los argumentos terroríficos, entró en competición con los sellos antes mencionados a comienzo de los años setenta, con comic books repletos de historietas góticas, naturalmente. Ya había publicado cientos de cómics de horror leve y suspense durante los años cincuenta, cuando el sello que figuraba en sus publicaciones era Atlas, y procedió ahora al rescate de estas historietas en comic books como Where Creatures Roam, Where Monsters Dwell, Fear, Vault of Evil, Crypt of Shadows, Beware!, Tomb of Darkness, Uncanny Tales, Weird Wonder, Dead of Night, Uncanny Tales from the Grave.

Viendo que estos lanzamientos recuperaban los costes de edición y que los nuevos títulos lanzados por DC funcionaban en el mercado, Marvel procedió a generar nuevos comic books del género. Para ello se apoyó en los ejes argumentales habituales, como así hizo con Chamber of Darkness, Creatures on the Loose o Monsters on the Prowl, pero ya avanzó algunas creaciones de diferente corte. Es el caso de Tower of Shadows, que acogió una obra de Steranko que rompía el habitual lenguaje de los cómics de su tiempo, “At the Stroke of Midnight”. En Journey into Mystery se atrevieron los editores con adaptaciones de relatos de Robert Bloch; en Supernatural Thrillers se adaptó a Theodore Sturgeon y a Robert E. Howard.. Todas estas historietas seguían el modelo EC en su estructura, con el presentador macabro (Old Digger para Tower…, Headstrone P. Gravely en Chamber…), pero se fueron introduciendo en ellas elementos de fantasía heroica, generalmente ausentes en las publicaciones de DC, y se adaptaron pasajes literarios de H.P. Lovecraft y otros, asumiendo el riesgo que esto podía suponer frente a un público consumidor eminentemente infantil, no obstante se eludió por completo representar la truculencia.

El condicionamiento principal de los personajes que protagonizaron estos cómics fue siempre el orgullo o la codicia, con el consiguiente castigo en retribución, bien fuese por un acto de justicia o bien proveniente de algún monstruo vejado. Esto dentro de los márgenes impuestos por las publicaciones de Marvel ajenas a su universo de superhéroes, en el cual también intentó introducirse el horror. En este caso, uno de los títulos que abrió el camino para la resurrección de historietas de misterio fue Strange Tales, donde se ofrecían las aventuras de un hechicero de magia blanca apodado Dr. Strange, que se enfrentaba a horrores innominados y demonios espectrales con ansias de venganza procedentes de otra dimensión. Las cualidades experimentales de la serie en su primera etapa y las cualidades gráficas que exhibió allí Steve Ditko, la convirtieron en serie de culto, si bien se adscribió su imaginería más a las fantasías del pop y los psicotrópicos que a las historias de horror.

Surgió la posibilidad de introducir historietas de verdadero horror en Marvel desde el momento en que la autoridad del Comics Code aflojó su presión, lo cual permitió a las chicas de las viñetas que llevasen bikinis, a que se mostrase la simpatía en los villanos y, por fin, el regreso de los vampiros y los licántropos a la cuatricromía, que antes estaba prohibido invitar a las viñetas. El código citaba hasta entonces que «vampiros, espectros y licántropos podían ser utilizados exclusivamente cuando fuese en la línea clásica de Frankenstein, Drácula y otros de tradición literaria, como los escritos por E.A. Poe, Saki, Conan Doyle y otros autores leídos en las escuelas del país.»12 A raíz de una saga de The Amazing Spider-Man desarrollada entre mayo y julio de 1971 (fecha de los núms. 96-98) donde se trataba el tema de la drogadicción entre los jóvenes americanos, en 1972 se revisaron los preceptos del código de los cómics y por las viñetas de Marvel se fueron colando monstruos, con la peculiaridad de que todos fueron de corte heroico, en cierto modo mixtura de superhéroes y monstruo de horror. O sea, si Warren había creado a los horror-heroes, Marvel incorporó a los super horror-heroes.

El primero y más interesantes de los monstruos heroicos de Marvel nació en 1971: Man-Thing (en Savage Tales, luego en Fear). Se trata de un científico que se transforma en monstruo en las cercanías de una ciénaga y que, desde allí emprende el camino del justiciero. La obra, de Gerard Conway y Gray Morrow, se adscribe al listado de héroes que deambulan por universos alternativos y guarda concordancias con el Swamp Thing de Orlando y Wein (nacieron a la par, y ambos partían del personaje de la Golden Age ‘The Heap’), pero luego obtuvo un tratamiento diferenciador. El personaje, mudo, aparentemente ajeno a la realidad y que quema a quienes albergan miedo o maldad en su interior, no cuajó entre los lectores de entonces pese a ser las mejores historias de horror ofrecidas por Marvel. Lo fueron, ya no por constituir un nexo entre realidades alternativas, o por citarse en sus bocadillos a Platón o a Descartes, o por atreverse su guionista a ridiculizar a Dios en cierto pasaje, sino sobre todo porque desde el número 6 (de junio de 1974), las aventuras del “Hombre Cosa” se estructuran como fábulas morales dentro de una historia sobrenatural, y es ahí donde se pellizcan verdaderamente los resortes del miedo.

El primer vampiro superheroico de Marvel, Morbius, fue presentado en el número 101 de The Amazing Spider-Man (fechado en X-1971). Es un individuo que sufre una enfermedad de la sangre y que se automedica usando un extracto de sangre de murciélago, con lo cual sucede una transformación monstruosa que le permite adquirir habilidades animales. Su aprecio por parte del público y su cualidad de “vampiro” moderno le permite aparecer en otros comic books de superhéroes al tiempo que en las publicaciones especializadas en horror de la casa, y constituye uno de los principales ejemplos de este tipo de personajes en Marvel: tipo atormentado por la responsabilidad de su poder, monstruo a su pesar y siempre en pugna para mantener a raya su malvada dualidad.

En esta línea de puesta al día de los monstruos clásicos surge el siguiente personaje de Marvel en febrero de 1972, en Marvel Spotlight: Werewolf by Night. Recordado por el estupendo dibujo de Mike Ploog en la serie, he aquí una revisión que hace Marvel del mito del licántropo mediante un protagonista alienado, condenado a su mestizaje, que mantiene vínculos con otros superhéroes del Universo Marvel. Resulta abiertamente risible salvo por el hecho de que se trata de un individuo realmente vulnerable al haber sido víctima de una maldición y en él, frente a los monstruos de Warren por ejemplo, la maldad existe pero no persiste, ni se contagia, mitigada por un sentimiento de justicia. Es decir, entre los super horror-heroes de Marvel hay esperanza, aunque se trate de una esperanza simplona (uno de sus creadores declaró que en él quiso mezclar a Spiderman con I was a teenager were-wolf y remedar de este modo las bondades de una teleserie típica).

Drácula, en su paso por Marvel, sufre también reforma pero no tan acusada. Su serie, Tomb of Dracula (nacida con fecha de IV-1972), es la que aupó al resto de publicaciones terroríficas de Marvel y la que más éxito obtuvo entre los aficionados a los superhéroes. Esta producción de Marv Wolfman y Gene Colan (creador de estupendas atmósferas) consistió en una historia coral donde el vampiro era el elemento conductor en torno al cual orbitaban un conjunto de personajes de continuación que llegaron a atraer la atención del público (Lilith, la hija de Drácula, Blade, el cazador de vampiros...), incluso algunas víctimas del vampiro fueron en ocasiones los verdaderos protagonistas.

Drácula es un monstruo que arrastra una maldición y que cuenta con el poder de la inmortalidad, una gran fuerza y otros que le acercan a las cualidades de los poderosos superhéroes. No sorprende que, pese a sus preconcebidas acciones asesinas y los ambientes abstrusos por los que se mueve, dedique parte de sus fuerzas a la defensa de la humanidad, ora por causa de alguna circunstancia especial, ora por una forzada ambigüedad. Esto último, es responsabilidad de su principal guionista, Marv Wolfman, que dotó al vampiro de una dimensión atrayente por querer escribir sus historietas sin globos de pensamiento y obligando al lector a explicar las acciones del monstruo chupador de sangre antes que darlas por justificadas.

Dentro de la serie de Drácula Wolfman creó a otro personaje de gran interés (y protagonista de una serie cinematográfica a partir de 2002): Blade. Es este un aventurero hijo de la calle, un reflejo de elementos sociales de su tiempo, del black power y la blaxpoitation, un héroe al estilo de Shaft desprovisto de fantasía con ciertas aristas atractivas al portar en su sangre el mal contra el que lucha. Mientras que la presencia de El Señor de la Noche mantiene su dignidad en los cómics de Marvel, la estética de Blade vuelve a resultar ridícula tras el paso de los años, y de no ser por el dibujo de Colan, sin duda lo hubiese sido también en su momento.

Otro personaje nacido en 1972 fue Ghost Rider (en Marvel Spotlight), obra de Gary Friedrich y Ploog. Se trata de un motociclista que por soberbia hace un pacto con el diablo y acaba convertido en su emisario en la tierra (pero actuante a favor de los justos, evidentemente). Basado en un jinete fantasma de los cómics del oeste de antaño e inspirado en el personaje ya publicado con anterioridad por el sello Skywald ‘Hell-Rider’, supone una suerte de rescate añorante del jinete descabezado y vengativo de Washington Irving, aquí mezclado con el culto al underground de Randy Holmes o Clay Wilson y con elementos de la estética de los Hell’s Angels,  que por entonces despertaban interés entre la juventud y la opinión pública norteamericana, al igual que los ritos satánicos que fueron descubiertos por toda la geografía estadounidense. De nuevo, Marvel quiso buscar el horror en la amalgama, acusando en el proceso cierta frivolidad –el guionista Tony Isabella hizo este uso con la figura de Jesucristo aquí–.

 

Comic books de horror de Marvel: Crypt of Shadows #9, Vault of Evil #8, Beware #5, y Tower of Shadows, #9, éste con cubierta ilustrada por Berni Wrightson

Comic books de horror de Marvel con protagonista superheroico o reconvertido en héroe: Tomb of Dracula #7, Marvel Spotlight on (The Son of Satan) #13, Creatures on the Loose (con Man-Wolf) #34, y Strange Tales (con Brother Voodo), #169.

En 1973 surgieron otros super horror-heroes menos memorables. Con la serie Monster of Frankenstein se pretendía terminar de adaptar finalmente al abanico de todos los clásicos, pero de esta serie solamente se salvan algunos trabajos de Conway en los primeros números (donde intentó trasladar la fuerza evocadora de la obra de M.W. Shelley a las viñetas) y algún dibujo de Ploog. En 1973 también nació Son of Satan (en Marvel Spotligh, núm. 12), un exorcista que descubre que es el hijo del demonio y usa sus poderes para combatir a su padre… Este planteamiento argumental de entrada bufo parte del interés despertado entre la población por la obra de W. Peter Blatty The Exorcist, que había constituido un éxito de público en su adaptación al cine en 1973. No gozó de gran acogida, pero permitió el nacimiento de Satana, la hija del anterior.

Lo mejor del horror de Marvel en bloque, hemos de buscarlo en la línea que se potenció durante 1973 y 1974 en las revistas imitativas del formato de Warren. Estuvieron conducidas por personajes fijos, así Dracula Lives! publicó aventuras de la vida de Drácula en otras épocas, Tales of the Zombie contaba historietas protagonizadas por el muerto en vida Simon Garth, Monsters Unleashed presentaba variedad de monstruosidades, entre ellas el de Frankenstein y Man-Thing, y Vampire Tales brindaba aventuras de Morbius y Satana. El zombi Garth fue uno de los personajes más estimulantes, a lo que contribuyeron sus creadores, el guionista Steve Gerber, que aportó un tratamiento moderno del zombi, y el peruano Pablo Marcos, que estimulaba con su dibujo el componente sexual del personaje, por su exudación de vulnerabilidad y sensualidad macabra, haciendo el terror corpóreo, palpable. También cabe destacar el horror preternatural que mostraron las historietas de Solomon Kane publicadas en la revista Monster Unleashed, todas ellas adaptaciones de relatos de R. E. Howard; o The Haunt of Horror (V-1974), una revista en la que destacó la aparición de Gabriel, el asesino de demonios, un sacerdote católico renegado inspirado también en el exorcista de Peter Blatty.

El total de magazines de Marvel alcanzó la cincuentena de ejemplares diferentes, pero desaparecieron en un lapso de dos años, debido a las bajas ventas. Algunos personajes que pulularon por aquellas páginas en blanco y negro se integraron en el Universo Marvel usando como puente cabeceras como Marvel Preview (es el caso de Blade, Satana o Lilith) y el formato de revistas fue dedicado a otros géneros. Concretamente, se orientaron los esfuerzos hacia la ciencia ficción, basada en éxitos cinematográficos (Planet of the Apes) o basada en adaptaciones literarias de Bradbury y Sturgeon en Unknown Worlds of Science Fiction, de Wells en Worlds Unknown, de F. Brown en Journey into Mystery, Chamber of Chills, de Howard en Supernatural Thrillers... La mezcla de ciencia ficción y terror les pareció a los editores de Marvel un buen camino para hacer caja y por ello crearon personajes con esa dimensión añadida, caso de Man-wolf, aparecido en Creatures on the Loose, núm. 30 (VII-1974), un astronauta que al pisar la luna adquiere la carga de la licantropía. Paralelamente, persistió la idea de adaptar a su universo elementos con tirón popular proveniente del folclore, surgiendo de ahí The Golem, de la tradición judía, Living Mummy (una momia musculosa, por añadidura, que asomó en Supernatural Thrillers) o, ya en un afán carnavalesco, Brother Voodoo (adalid contra el fenómeno zombi, en Strange Tales)

En resumidas cuentas, Marvel desvistió a los monstruos de horror y les incorporó a su universo. Marvel trivializó el miedo. Son estos monstruos protagonistas meras variaciones de superhéroes con problemas y esta banalización del monstruo también salpica a otros personajes, como The Beast en X-Men que se transforma como un hombre lobo, o el archiconocido Spiderman, a quien le nacen momentáneamente ocho brazos con el fin de acercarlo a la monstruosidad. O bien con la incorporación de personajes abiertamente ridículos del estilo de ScareCrow (el Espantapájaros, en Dead of Night núm. 11), que si bien funcionaban perfectamente para un público infantil en universos festivos y de tono abiertamente camp como el de Batman, no funcionan con igual efectividad aquí. Es verdad que la línea de adaptaciones de los pulps que el guionista y editor Roy Thomas impulsó entre 1972 y 1973 supuso un paso adelante en la empresa de lograr historietas de horror más maduras. Las adaptaciones en Worlds Unknown y en Unknow World of Science Fiction son levemente diferentes en tónica, pero había que pagar una tarifa por la historia original en cuestión de derechos (para una historieta de 6 páginas, un mínimo de 150 dólares), y si bien lo intentaron con Clarke, Bradbury, Asimov, Heinlein, Van Vogt, Larry Niven, en 1974 se comprobó que esta estrategia no generaba dinero y los editores y autores se concentraron en superhéroes y bárbaros, siendo en las revistas de Conan donde anidaría en lo sucesivo el horror más escalofriante de sus publicaciones, en The Savage Sword of Conan, sobre todo en las aventuras de Bran Mak Morn y algunas de Conan.

El resto de los monstruos marvelianos, sean licántropos o vampiros se integran entre las publicaciones de superhéroes donde el “monstruo” es el protagonista y no cabe discurso moral; finalmente, el intento de usufructuar mitos concluye en 1976. Los discursos narrativos escalofriantes parecían haberse ajado, posiblemente por acomodación del lector, o quizá porque los verdaderos artífices del horror (los autores como Thomas, Goodman, Wrightson, Kaluta, Orlando, Wein...) terminaron por abandonar las editoriales en las que dejaron lo mejor de su macabro buen hacer.

En resumidas cuentas, en los tebeos de superhéroes atendemos a la reformulación del horror a través de individuos torturados a quienes motiva la codicia o el orgullo, que luego deambulan condenados a algún tipo de mestizaje, y su maldad sufre una condena que solamente consigue paliar a través de un ejercicio de defensa de la justicia.

 

La gran baza de Marvel: los magacines en blanco y negro, en esta caso vemos Masters of Terror, #1, Dracula Lives!, 4, Tales of the Zombie #1 y Vampire Tales #5.

 

NOTAS

11 Una idea en la que han insistido Gerard Jones y W. Jacobs, The Comic Book Heroes, Prima Publishing, Rocklin, 1997 

12 Citado en S. Sennitt, S., Ghastly terror! The horrible Story of the Horror Cómics, Headpress: Critical Vision, Manchester, 1999, p. 171 

 

ITINERARIO

 

 

 

1. Raíces del horror. Horror en la literatura

2. Contexto. Cómics de horror de los 1950

3. Las revistas de horror de Warren Pub. Co.

4. Horror en las editoriales de superhéroes

5. Cómics de horror en la posmodernidad

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Reseña de The Warren Companion   >


  [ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 051230 ]  [ Las imágenes para estas páginas han sido escogidas y anotadas por Fco. Javier Alcázar ]