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LOS CÓMICS DE WARREN EN EL MARCO DEL CÓMIC DE HORROR MODERNO EN EE
UU.
DEL TERROR ELEGANTE A LA TRIVIALIZACIÓN DEL MIEDO.
Parte 5. |
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Ensayo por Manuel Barrero
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[ Swamp Thing ha quedado como referente de la reconversión
del horror en el cómic en los grandes sellos, como DC. El comic
book logró alta calidad narrativa y gráfica y amplia difusión. Y
partiendo desde esquemas clásicos, los de Len Wein, hasta los
más trasgresores, los de Alan Moore. Se ofrece aquí la cubierta
de la serie compilatoria de 1986 Roots
of the Swamp Thing, por Berni Wrightson. ©
2005 sus respectivos autores y editores.
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El horror de las
factorías de superhéroes
A finales de los
años sesenta los cómics en color protagonizados por superhéroes (género
dominante en la industria estadounidense) habían modificado sus
planteamientos en lo que luego se denominaría “Silver Age”, interesados
por mostrar personajes más humanizados que formaban parte de un universo
cohesionado, miembros de un panteón propio y coherente.
Es conveniente
mencionar que los años sesenta y setenta fueron en Estados Unidos años
de logros para los demócratas, los antirracistas, los liberales, pero
eso no obtuvo reflejo en los cómics hasta la llegada de autores jóvenes
con estéticas rompedoras y cierta carga de ideales como Neal Adams, Jim
Steranko, Paul Craig Russell o Barry Smith.
De otro lado, la fantasía experimentó gran auge (ya Warren se había
hecho eco de ese éxito en escenarios y argumentos) también debido a las
transformaciones sociales que se habían ido operando en la sociedad
americana, que exigían una mayor demanda de evasión por parte de los
jóvenes. Cabe considerar esta posibilidad a raíz de los sucesos del
Watergate, de la derrota en Vietnam y la catástrofe económica que sumió
al país a finales de los años sesenta, cuando de repente parecían
necesarios héroes de refresco para aquellos tiempos nada heroicos,
modelos gratificantes para un mundo en el que las viejas estructuras se
iban colapsando.
En la empresa
editora de comic books de superhéroes DC se habían venido ofreciendo
historietas con elementos de terror interesantes durante los sesenta,
como las que escribiera el guionista Bob Kanigher para algunas series
bélicas. Fue el editor Joe Orlando quien quiso lograr mayores cotas de
calidad en los comic books bajo su dirección, también en los cómics de “mystery”,
que desde 1968 plagó de sombras clásicas y góticas: Ghosts, Weird War
Tales, Weird Mystery Tales, Forbidden Tales of Dark Mansion, Secret of
Sinister House, Tales of the Unexpected y un largo etcétera. Cabe
diferenciar distintas etapas en la andadura de estas series. Por
ejemplo, en el período inicial se propusieron historietas de escaso
número de páginas imitativas del modelo EC (sobre todo en las cabeceras
Weird Mistery, House of Secrets y House of Mistery),
posteriormente se apostó por el género de ciencia ficción fatalista en
títulos como Tales of the Unexpected y, finalmente, hubo una
tercera etapa en la que predominarían los argumentos de horror, sobre
todo durante los años setenta y en cabeceras como Ghosts, The
Witching Hour y otras de las mencionadas.
De entre todas las
publicaciones de DC orientadas al horror destacaríamos los títulos:
Unexpected (editada por Ray Boltinoff), The Witching Hour, House
of Secrets (ambas editadas por Dick Giordano), Phantom Stranger
y House of Mystery (ambas dirigidas por Joe Orlando). En la
mayor parte de los casos, sobre todo en sus primeros números,
contuvieron historietas de horror aligeradas por el respeto al Comics
Code, dado que DC fue siempre una acérrima defensora de este sello de
garantía, pero se dio la circunstancia que fueron dibujadas por
verdaderos talentos creativos de su tiempo reclutados por Julius
Schwartz, como Wrightson, Toth, Adams, Mikael Kaluta, Don Newton, o
escritores como Otto Binder, Jack Oleck, Carl Wesser o Len Wein. Todo
ello ya inmersos en la década de los setenta, claro está.
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The Witching Hour, 10, con portada de Alex Toth, que
también ilustraba las presentaciones |
Ghosts #76, con cubierta ilustrada por Romy Gamboa |
(Tales of) Unexpected #30, con cubierta ilustrada por
Luis Domínguez |
Weird Mistery Tales #1, con cubierta ilustrada por
Mike Wm. Kaluta |
En estos cómics de
horror de DC no se experimenta como se había hecho en Warren, pues su
público sigue siendo el infantil, y se opera al estilo de EC Comics, con
anfitriones que presentan a los desdichados personajes de las
historietas, con nuevas visitas al romance gótico y con la
revivificación de los clásicos del terror literario. El logro mayor de
toda esta producción lo hallamos en las historietas dibujadas por Alex
Toth y autores filipinos como Alex Niño, Alfredo Alcalá o E.R. Cruz para
The Witching Hour, Neal Adams
para House of Secrets y, sobre todo, en las aparecidas en Swamp Thing,
creación de Wein y Wrightson, que en su primera tanda de episodios
consiste precisamente en revivir una vez más los lugares comunes de los
relatos de horror. Su dibujante, Wrightson, da forma a estas historias
con una gran expresividad, con unos trazos estremecedores por la
humanidad con que dota a los personajes, una mezcla entre los
ilustradores del siglo XIX, Ingels, Al Williamson, Frank Frazetta, la
imagen de Boris Karloff y de las películas de RKO y Hammer films. Los
episodios que dibujó de Swamp Thing estaban cargados de
dramatismo, perversidad, carnosidad y cierto interés humano, e invitaron
a sus viñetas los escenarios del gótico asfixiante, que aquí encontraban
alojamiento en el recóndito pantano americano, como si la ciénaga fuese
la húmeda campiña medieval europea y su vegetación las construcciones
olvidadas por el tiempo y transitadas por espectros
En el resto de sus
cómics de horror, la mayor parte dibujadas por los rápidos y prolíficos
autores procedentes de Filipinas (país que en ese momento atravesaba una
grave crisis que propiciaba la migración profesional, hallamos logros
destacables; las historietas firmadas por Alex Niño, vistas hoy, siguen
siendo magníficas, y lo mismo reza para las dibujadas por Neal Adams. DC
intentó competir con el formato revista contra Warren y Marvel, con los
títulos Spirit World y In the Days of the Mob, que no
pasaron de un número cada uno. La editorial abandonó el horror
paulatinamente tras intentar nuevos lanzamientos como Phantom
Stranger, Spawn of Frankenstein, que no duraron más allá de 1975,
Black Orchid (de 1976) o Jonah Hex Spectacular, que acabó
en 1978 (aunque luego el personaje fuera recuperado). DC fue
cancelando desde finales de los setenta sus pilares básicos del horror,
por este orden: Weird Western Tales, House of Secrets, House of
Mistery, Weird War Tales, en los cuales no se plantearon innovaciones al
género. Relegó el horror a algunos títulos de fantasía heroica que
tampoco cosecharon éxito alguno (Stalker, Beowulf) si bien no
carecieron de interés. Y mantuvo Swamp Thing que, como serie de
horror, no volvería a poder leerse hasta que la tomó el guionista Alan
Moore. Todo cambiaría, años más tarde, con Vertigo, recuperando DC la
confianza en el género y devolviendo a éste a un lugar prominente.
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Originales de las dos primeras páginas de “Swamp Thing” para
House of Secrets #92, que lograría al poco serie
propia |
Los títulos emblema del terror de DC: House of Mistery
#207 y House of Secrets #152. |
Forbiden Tales of Dark Mansión #7 y Secrets of
Sinister House #6 |
Fear #6 y Where Monsters Dwell #33, series de
Marvel que recogían historietas de terror de Atlas de los
1950 |
Debajo, inmersas en el texto a la altura de donde se citan,
dos páginas de la historieta “At the stroke of midnight”,
obra rupturista de Jim Steranko, que apareció en el comic
book de Marvel Tower of Shadows #1 |
La editorial
competidora de la anterior, Marvel, interesada en aprovechar el filón
los héroes de los pulps y los argumentos terroríficos, entró en
competición con los sellos antes mencionados a comienzo de los años
setenta, con comic books repletos de historietas góticas, naturalmente.
Ya había publicado cientos de cómics de horror leve y suspense durante
los años cincuenta, cuando el sello que figuraba en sus publicaciones
era Atlas, y procedió ahora al rescate de estas historietas en comic
books como Where Creatures Roam, Where Monsters Dwell, Fear, Vault of
Evil, Crypt of Shadows, Beware!, Tomb of Darkness, Uncanny Tales, Weird
Wonder, Dead of Night, Uncanny Tales from the Grave.
Viendo que estos
lanzamientos recuperaban los costes de edición y que los nuevos títulos
lanzados por DC funcionaban en el mercado, Marvel procedió a generar
nuevos comic books del género. Para ello se apoyó en los ejes
argumentales habituales, como así hizo con Chamber of Darkness,
Creatures on the Loose o Monsters on the Prowl, pero ya
avanzó algunas creaciones de diferente corte. Es el caso de Tower of
Shadows, que acogió una obra de Steranko que rompía el habitual
lenguaje de los cómics de su tiempo, “At the Stroke of Midnight”.
En
Journey into Mystery se atrevieron los editores con adaptaciones de
relatos de Robert Bloch; en Supernatural Thrillers se adaptó a
Theodore Sturgeon y a Robert E. Howard.. Todas estas historietas
seguían el modelo EC en su estructura, con el presentador macabro (Old
Digger para Tower…, Headstrone P. Gravely en Chamber…),
pero se fueron introduciendo en ellas elementos de fantasía heroica,
generalmente ausentes en las publicaciones de DC, y se adaptaron pasajes
literarios de H.P. Lovecraft y otros, asumiendo el riesgo que esto podía
suponer frente a un público consumidor eminentemente infantil, no
obstante se eludió por completo representar la truculencia.
El condicionamiento
principal de los personajes que protagonizaron estos cómics fue siempre
el orgullo o la codicia, con el consiguiente castigo en retribución,
bien fuese por un acto de justicia o bien proveniente de algún monstruo
vejado. Esto dentro de los márgenes impuestos por las publicaciones de
Marvel ajenas a su universo de superhéroes, en el cual también intentó
introducirse el horror. En este caso, uno de los títulos que abrió el
camino para la resurrección de historietas de misterio fue Strange
Tales, donde se ofrecían las aventuras de un hechicero de magia
blanca apodado Dr. Strange, que se enfrentaba a horrores innominados y
demonios espectrales con ansias de venganza procedentes de otra
dimensión. Las cualidades experimentales de la serie en su primera etapa
y las cualidades gráficas que exhibió allí Steve Ditko, la convirtieron
en serie de culto, si bien se adscribió su imaginería más a las
fantasías del pop y los psicotrópicos que a las historias de horror.
Surgió la
posibilidad de introducir historietas de verdadero horror en Marvel
desde el momento en que la autoridad del Comics Code aflojó su presión,
lo cual permitió a las chicas de las viñetas que llevasen bikinis, a que
se mostrase la simpatía en los villanos y, por fin, el regreso de los
vampiros y los licántropos a la cuatricromía, que antes estaba prohibido
invitar a las viñetas. El código citaba hasta entonces que «vampiros,
espectros y licántropos podían ser utilizados exclusivamente cuando
fuese en la línea clásica de Frankenstein, Drácula y otros de tradición
literaria, como los escritos por E.A. Poe, Saki, Conan Doyle y otros
autores leídos en las escuelas del país.»
A raíz de una saga de The Amazing Spider-Man desarrollada entre
mayo y julio de 1971 (fecha de los núms. 96-98) donde se trataba el tema
de la drogadicción entre los jóvenes americanos, en 1972 se revisaron
los preceptos del código de los cómics y por las viñetas de Marvel se
fueron colando monstruos, con la peculiaridad de que todos fueron de
corte heroico, en cierto modo mixtura de superhéroes y monstruo de
horror. O sea, si Warren había creado a los horror-heroes, Marvel
incorporó a los super horror-heroes.
El primero y más
interesantes de los monstruos heroicos de Marvel nació en 1971:
Man-Thing (en Savage Tales, luego en Fear). Se trata de un
científico que se transforma en monstruo en las cercanías de una ciénaga
y que, desde allí emprende el camino del justiciero. La obra, de Gerard
Conway y Gray Morrow, se adscribe al listado de héroes que deambulan por
universos alternativos y guarda concordancias con el Swamp Thing
de Orlando y Wein (nacieron a la par, y ambos partían del personaje de
la Golden Age ‘The Heap’), pero luego obtuvo un tratamiento
diferenciador. El personaje, mudo, aparentemente ajeno a la realidad y
que quema a quienes albergan miedo o maldad en su interior, no cuajó
entre los lectores de entonces pese a ser las mejores historias de
horror ofrecidas por Marvel. Lo fueron, ya no por constituir un nexo
entre realidades alternativas, o por citarse en sus bocadillos a Platón
o a Descartes, o por atreverse su guionista a ridiculizar a Dios en
cierto pasaje, sino sobre todo porque desde el número 6 (de junio de
1974), las aventuras del “Hombre Cosa” se estructuran como fábulas
morales dentro de una historia sobrenatural, y es ahí donde se pellizcan
verdaderamente los resortes del miedo.
El primer vampiro
superheroico de Marvel, Morbius, fue presentado en el número 101
de The Amazing Spider-Man (fechado en X-1971). Es un individuo
que sufre una enfermedad de la sangre y que se automedica usando un
extracto de sangre de murciélago, con lo cual sucede una transformación
monstruosa que le permite adquirir habilidades animales. Su aprecio por
parte del público y su cualidad de “vampiro” moderno le permite aparecer
en otros comic books de superhéroes al tiempo que en las publicaciones
especializadas en horror de la casa, y constituye uno de los principales
ejemplos de este tipo de personajes en Marvel: tipo atormentado por la
responsabilidad de su poder, monstruo a su pesar y siempre en pugna para
mantener a raya su malvada dualidad.
En esta línea de
puesta al día de los monstruos clásicos surge el siguiente personaje de
Marvel en febrero de 1972, en Marvel Spotlight: Werewolf by
Night. Recordado por el estupendo dibujo de Mike Ploog en la serie, he
aquí una revisión que hace Marvel del mito del licántropo mediante un
protagonista alienado, condenado a su mestizaje, que mantiene vínculos
con otros superhéroes del Universo Marvel. Resulta abiertamente risible
salvo por el hecho de que se trata de un individuo realmente vulnerable
al haber sido víctima de una maldición y en él, frente a los monstruos
de Warren por ejemplo, la maldad existe pero no persiste, ni se
contagia, mitigada por un sentimiento de justicia. Es decir, entre los
super horror-heroes de Marvel hay esperanza, aunque se trate de
una esperanza simplona (uno de sus creadores declaró que en él quiso
mezclar a Spiderman con I was a teenager were-wolf y remedar de
este modo las bondades de una teleserie típica).
Drácula, en su paso
por Marvel, sufre también reforma pero no tan acusada. Su serie, Tomb
of Dracula (nacida con fecha de IV-1972), es la que aupó al resto de
publicaciones terroríficas de Marvel y la que más éxito obtuvo entre los
aficionados a los superhéroes. Esta producción de Marv Wolfman y Gene
Colan (creador de estupendas atmósferas) consistió en una historia coral
donde el vampiro era el elemento conductor en torno al cual orbitaban un
conjunto de personajes de continuación que llegaron a atraer la atención
del público (Lilith, la hija de Drácula, Blade, el cazador de
vampiros...), incluso algunas víctimas del vampiro fueron en ocasiones
los verdaderos protagonistas.
Drácula es un
monstruo que arrastra una maldición y que cuenta con el poder de la
inmortalidad, una gran fuerza y otros que le acercan a las cualidades de
los poderosos superhéroes. No sorprende que, pese a sus preconcebidas
acciones asesinas y los ambientes abstrusos por los que se mueve,
dedique parte de sus fuerzas a la defensa de la humanidad, ora por causa
de alguna circunstancia especial, ora por una forzada ambigüedad. Esto
último, es responsabilidad de su principal guionista, Marv Wolfman, que
dotó al vampiro de una dimensión atrayente por querer escribir sus
historietas sin globos de pensamiento y obligando al lector a explicar
las acciones del monstruo chupador de sangre antes que darlas por
justificadas.
Dentro de la serie
de Drácula Wolfman creó a otro personaje de gran interés (y protagonista
de una serie cinematográfica a partir de 2002): Blade. Es este un
aventurero hijo de la calle, un reflejo de elementos sociales de su
tiempo, del black power y la blaxpoitation, un héroe al
estilo de Shaft desprovisto de fantasía con ciertas aristas atractivas
al portar en su sangre el mal contra el que lucha. Mientras que la
presencia de El Señor de la Noche mantiene su dignidad en los cómics de
Marvel, la estética de Blade vuelve a resultar ridícula tras el paso de
los años, y de no ser por el dibujo de Colan, sin duda lo hubiese sido
también en su momento.
Otro personaje
nacido en 1972 fue Ghost Rider (en Marvel Spotlight), obra de
Gary Friedrich y Ploog. Se trata de un motociclista que por soberbia
hace un pacto con el diablo y acaba convertido en su emisario en la
tierra (pero actuante a favor de los justos, evidentemente). Basado en
un jinete fantasma de los cómics del oeste de antaño e inspirado en el
personaje ya publicado con anterioridad por el sello Skywald ‘Hell-Rider’,
supone una suerte de rescate añorante del jinete descabezado y vengativo
de Washington Irving, aquí mezclado con el culto al underground
de Randy Holmes o Clay Wilson y con elementos de la estética de los
Hell’s Angels, que por entonces despertaban interés entre la juventud y
la opinión pública norteamericana, al igual que los ritos satánicos que
fueron descubiertos por toda la geografía estadounidense. De nuevo,
Marvel quiso buscar el horror en la amalgama, acusando en el proceso
cierta frivolidad –el guionista Tony Isabella hizo este uso con la
figura de Jesucristo aquí–.
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Comic books de horror de Marvel: Crypt of Shadows #9,
Vault of Evil #8, Beware #5, y Tower of
Shadows, #9, éste con cubierta ilustrada por Berni
Wrightson |
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Comic books de horror de Marvel con protagonista
superheroico o reconvertido en héroe: Tomb of Dracula
#7, Marvel Spotlight on (The Son of Satan)
#13, Creatures on the Loose (con Man-Wolf) #34, y
Strange Tales (con Brother Voodo), #169. |
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En 1973 surgieron
otros super horror-heroes menos memorables. Con la serie
Monster of Frankenstein se pretendía terminar de adaptar finalmente
al abanico de todos los clásicos, pero de esta serie solamente se salvan
algunos trabajos de Conway en los primeros números (donde intentó
trasladar la fuerza evocadora de la obra de M.W. Shelley a las viñetas)
y algún dibujo de Ploog. En 1973 también nació Son of Satan (en
Marvel Spotligh, núm. 12), un exorcista que descubre que es el hijo
del demonio y usa sus poderes para combatir a su padre… Este
planteamiento argumental de entrada bufo parte del interés despertado
entre la población por la obra de W. Peter Blatty The Exorcist,
que había constituido un éxito de público en su adaptación al cine en
1973. No gozó de gran acogida, pero permitió el nacimiento de Satana, la
hija del anterior.
Lo mejor del horror
de Marvel en bloque, hemos de buscarlo en la línea que se potenció
durante 1973 y 1974 en las revistas imitativas del formato de Warren.
Estuvieron conducidas por personajes fijos, así Dracula Lives!
publicó aventuras de la vida de Drácula en otras épocas, Tales of the
Zombie contaba historietas protagonizadas por el muerto en vida
Simon Garth, Monsters Unleashed presentaba variedad de
monstruosidades, entre ellas el de Frankenstein y Man-Thing, y
Vampire Tales brindaba aventuras de Morbius y Satana. El zombi Garth
fue uno de los personajes más estimulantes, a lo que contribuyeron sus
creadores, el guionista Steve Gerber, que aportó un tratamiento moderno
del zombi, y el peruano Pablo Marcos, que estimulaba con su dibujo el
componente sexual del personaje, por su exudación de vulnerabilidad y
sensualidad macabra, haciendo el terror corpóreo, palpable. También cabe
destacar el horror preternatural que mostraron las historietas de
Solomon Kane publicadas en la revista Monster Unleashed, todas
ellas adaptaciones de relatos de R. E. Howard; o The Haunt of Horror
(V-1974), una revista en la que destacó la aparición de Gabriel, el
asesino de demonios, un sacerdote católico renegado inspirado también en
el exorcista de Peter Blatty.
El total de
magazines de Marvel alcanzó la cincuentena de ejemplares diferentes,
pero desaparecieron en un lapso de dos años, debido a las bajas ventas.
Algunos personajes que pulularon por aquellas páginas en blanco y negro
se integraron en el Universo Marvel usando como puente cabeceras como
Marvel Preview (es el caso de Blade, Satana o Lilith) y el formato
de revistas fue dedicado a otros géneros. Concretamente, se orientaron
los esfuerzos hacia la ciencia ficción, basada en éxitos
cinematográficos (Planet of the Apes) o basada en adaptaciones
literarias de Bradbury y Sturgeon en Unknown Worlds of Science
Fiction, de Wells en Worlds Unknown, de F. Brown en
Journey into Mystery, Chamber of Chills, de Howard en
Supernatural Thrillers... La mezcla de ciencia ficción y terror les
pareció a los editores de Marvel un buen camino para hacer caja y por
ello crearon personajes con esa dimensión añadida, caso de Man-wolf,
aparecido en Creatures on the Loose, núm. 30 (VII-1974), un
astronauta que al pisar la luna adquiere la carga de la licantropía.
Paralelamente, persistió la idea de adaptar a su universo elementos con
tirón popular proveniente del folclore, surgiendo de ahí The Golem, de
la tradición judía, Living Mummy (una momia musculosa, por añadidura,
que asomó en Supernatural Thrillers) o, ya en un afán
carnavalesco, Brother Voodoo (adalid contra el fenómeno zombi, en
Strange Tales)
En resumidas
cuentas, Marvel desvistió a los monstruos de horror y les incorporó a su
universo. Marvel trivializó el miedo. Son estos monstruos protagonistas
meras variaciones de superhéroes con problemas y esta banalización del
monstruo también salpica a otros personajes, como The Beast en X-Men
que se transforma como un hombre lobo, o el archiconocido Spiderman,
a quien le nacen momentáneamente ocho brazos con el fin de acercarlo a
la monstruosidad. O bien con la incorporación de personajes abiertamente
ridículos del estilo de ScareCrow (el Espantapájaros, en Dead of
Night núm. 11), que si bien funcionaban perfectamente para un
público infantil en universos festivos y de tono abiertamente camp
como el de Batman, no funcionan con igual efectividad aquí. Es verdad
que la línea de adaptaciones de los pulps que el guionista y
editor Roy Thomas impulsó entre 1972 y 1973 supuso un paso adelante en
la empresa de lograr historietas de horror más maduras. Las adaptaciones
en Worlds Unknown y en Unknow World of Science Fiction son
levemente diferentes en tónica, pero había que pagar una tarifa por la
historia original en cuestión de derechos (para una historieta de 6
páginas, un mínimo de 150 dólares), y si bien lo intentaron con Clarke,
Bradbury, Asimov, Heinlein, Van Vogt, Larry Niven, en 1974 se comprobó
que esta estrategia no generaba dinero y los editores y autores se
concentraron en superhéroes y bárbaros, siendo en las revistas de Conan
donde anidaría en lo sucesivo el horror más escalofriante de sus
publicaciones, en The Savage Sword of Conan, sobre todo en las
aventuras de Bran Mak Morn y algunas de Conan.
El resto de los
monstruos marvelianos, sean licántropos o vampiros se integran entre las
publicaciones de superhéroes donde el “monstruo” es el protagonista y no
cabe discurso moral; finalmente, el intento de usufructuar mitos
concluye en 1976. Los discursos narrativos escalofriantes parecían
haberse ajado, posiblemente por acomodación del lector, o quizá porque
los verdaderos artífices del horror (los autores como Thomas, Goodman,
Wrightson, Kaluta, Orlando, Wein...) terminaron por abandonar las
editoriales en las que dejaron lo mejor de su macabro buen hacer.
En resumidas
cuentas, en los tebeos de superhéroes atendemos a la reformulación del
horror a través de individuos torturados a quienes motiva la codicia o
el orgullo, que luego deambulan condenados a algún tipo de mestizaje, y
su maldad sufre una condena que solamente consigue paliar a través de un
ejercicio de defensa de la justicia.
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La gran baza de Marvel: los magacines en blanco y negro, en
esta caso vemos Masters of Terror, #1, Dracula
Lives!, 4, Tales of the Zombie #1 y Vampire
Tales #5. |
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Una idea en la que han insistido Gerard Jones y W. Jacobs,
The Comic Book Heroes, Prima Publishing, Rocklin, 1997
Citado en S. Sennitt, S., Ghastly terror!
The horrible Story of the Horror Cómics,
Headpress: Critical Vision, Manchester, 1999, p. 171
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[ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 051230 ] [
Las imágenes para estas páginas han sido escogidas y anotadas por Fco.
Javier Alcázar ]
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