| |
TEBEOSFERA
\ TEBEOTECA \ DOCUMENTOS
\ ENSAYO |
|
LOS CÓMICS DE WARREN EN EL MARCO DEL CÓMIC DE HORROR MODERNO EN EE
UU.
DEL TERROR ELEGANTE A LA TRIVIALIZACIÓN DEL MIEDO.
Parte 4 |
|
Ensayo por Manuel Barrero
|
|
[ Impresionante ilustración de Frank Frazetta, ilustrador
que definiría el espíritu de Warren desde sus cubiertas en la
primera etapa de la revista. Esta obra ilustró la cubierta de
Creepy, 16
©
2005 Frank Frazetta State.
] |
|
|
Análisis de
contenido de las publicaciones de Warren
La fórmula usada en
las cortas historietas habituales en Warren (de 8 ó 10 páginas) sigue el
modelo ordenado siguiente: orientación, complicación, evaluación,
resolución y moraleja. Es decir, los actantes de los relatos orientan
sus pasos hacia un deseo o un fin, ven complicadas sus intenciones a
continuación, evalúan el modo de sortear los obstáculos, intentan
resolver la situación límite (generalmente desesperada) y concluyen su
andadura de manera (generalmente) desdichada.
Los personajes de
estas historietas se guían por el: no saber, deber actuar, saber, poder,
no poder. O sea, parten de un desconocimiento hacia lo que se
enfrentan, consideran que deben proceder de determinado modo, actúan en
consecuencia, traban conocimiento con el foco de sus problemas o
temores, creen poder superar las dificultades y sucumben a ellas. Este,
como el anterior, es un esquema fatalista de aplicación general, que
puede no ajustarse a algunas historietas de las publicadas en las
revistas de Warren. El modelo, de igual modo, no es inamovible, pues
observa modificaciones con el paso del tiempo.
Si bien algunas de
las primeras historietas de Warren se orientan en igual sentido que las
de EC Comics (“Success Story”, de Goodwin / Williamson, era en el núm. 1
una historia de venganza sobrenatural, por ejemplo) a lo largo del
tiempo se observa un cambio en el tratamiento del género asentado sobre
la fascinación por la figura del monstruo. En los años treinta y
cuarenta, el monstruo era el villano incontestable en cualquier historia
de ficción, algo aberrante, sin moral, sin alma, que debía ser
aniquilado. Ahora su imagen resultaba atractiva, fascinante, el
antihéroe había pasado a ser el protagonista y el héroe se había
transformado en pusilánime víctima merecedora de castigo. Esa idea del
monstruo como estrella había presidido Famous Monsters on Filmland
y Warren lo ensaya de nuevo en Creepy y en Eerie.
Al tratamiento del
monstruo como personaje atractivo (incluso triunfante), Warren sumó la
convicción de que no debía repetir el esquema de cuento contemporáneo
con moraleja propio de EC Comics, con su final O’Henry o final
sorpresa. Sin embargo lo hizo. En la línea de las modas de pensamiento
de los sesenta, el argumento base de sus historietas se centra en un
horror gótico (ambientes tétricos, protagonistas ligados a ámbitos de
ultratumba, elementos demoníacos con connotaciones eróticas...) y sobre
el rescate de leyendas fílmicas en un principio, aprovechando el
revival televisivo y haciéndose eco del éxito de producciones como
las de Hammer Films u otras (como King Kong o Jaws
posteriormente). Así, los temas primeros serían: grandes caserones y
haunted houses (muy del gusto del autor Jerry Grandenetti), demonios
medievales y brujos (usados habitualmente por los dibujantes Alex Toth y
Pat Boyette), mitos terroríficos de la cultura popular y del cine
(dibujados por Wallace Wood en su mayor parte), para luego pasar al
suspense aventurero.
|
|
|
|
|
“Succes Story”, historieta de Archie Goodwin (guión) y Al
Williamson (dibujo) aparecida en Creepy #1. |
Wallace Wood fue uno de los "recuperados" de la EC para
Warren. Aquí, en "The Curse", en Vampirella, 9. |
“In deep”, de Bruce Jones y Richard Corben. ¿Precursora del
filme Deep Water? |
"You're
a Big Girl", de Corben, es una historieta inspirada en la
mítica King Kong |
|
Más tarde, se
ensayaron en las revistas de Warren otras aproximaciones al horror,
podría decirse que desde una óptica más “elegante”: cuidada en su
aspecto formal, procurando evitar la truculencia gratuita, pero no
exenta de excesos. Y hubo lugar para la emoción y la reflexión sobre los
prejuicios (como los racistas en los que profundiza Toth en “Daddy and
the Pie”, Eerie núm. 65), para rememorar los horrores de la
guerra (en “The Wolves at War’s End”, de Mora / García), para ver el
canibalismo como un acto natural (así ocurre en “Yellow Heat”, de Jones
/ Heath), para la representación del miedo infantil (en “Night fall”,
DuBay / Wrightson), para reflejar la desesperación cruda (en “In Deep”,
Jones / Corben), o la obsesión y el crimen mezclado con la clemencia y
la ternura cuando la muerte constituye un acto de piedad (en la
inolvidable historieta “Jenifer”, de la que más adelante se tratará), o
la experimentación más desopilante (“Young Sigmond Pavlov”, en 1994
núm. 9, de DuBay / Niño, donde cada página podía combinarse con
cualquier otra, gracias a un diseño orgánico, consiguiendo de este modo
una historieta de infinitas lecturas)
El formato en el
que se servían al público estas historias de horror (21 x 15 cm., y en
blanco y negro) posiblemente destacara las labores artesanas en la línea
de Torres, Colan, Adams y otros dibujantes. Ello posibilitaba generar
una atmósfera que la técnica de la cuatricromía no permitía en el comic
book, gracias al alto contraste, la expresividad, el detallismo, la
morbosidad, las composiciones de página arriesgadas, los grandes
formatos y las perspectivas ambiciosas. De ahí que subyugara la
brillantez expositiva de Toth, por destacar un ejemplo, que difícilmente
hubiera producido el mismo efecto en un comic book. Amén de que el
blanco y negro servía de tabla rasa para homogeneizar el heterogéneo
talento de los autores, por ejemplo: Williamson actuaba con línea
delicada en imitación a Raymond, pero Ditko hacía gala de otras texturas
y de gruesas líneas, la ideal para representar las pesadillas según él,
y ambas se amoldaban a una corriente estética genérica bajo el aplomo de
los grises que solían aplicarse en imprenta
En lo que respecta
a cuestiones de guión, Goodwin se caracterizó por su economía de
diálogos, por sus acciones pausadas y por la estructura narrativa que
debía su ritmo a la tradición de EC Comics. En sus historietas, el
horror anidaba en la seguridad supuesta de la vida real, creando una
atmósfera de amenaza y caos producto de la incertidumbre e inseguridad
hijas de la Guerra Fría. También fue el responsable de la relevancia de
la mediocre creación Vampirella, que Goodwin edita como respuesta
a las necesidades materiales y protectoras del público (y
sadomasoquistas, casi cabe pensar en ella como en sucedáneo de la
pornografía letal). En cualquier caso, en esta revista aparecieron
nuevos modelos de terror de gran interés, como la recordada “The Curse”
(núm. 9, de enero de 1971) con un Wood proveniente de witzend,
que se implica en una fantasía surreal en la que el monstruo es un
elemento patético, más necesitado de atención y afecto que el resto de
personajes, y a la larga objeto de vilezas.
En la etapa DuBay,
hay un interés por potenciar lo aventurero frente a lo terrorífico
(acaso agotado el efecto del horror originado por el monstruo), lo cual
desarrolla con la autora Louise Jones en títulos como The Rook, 1984
(revista luego titulada 1994), The Goblin... En estas
cabeceras se hicieron evidentes los intereses por la fantasía heroica,
en boga por entonces, y la ciencia ficción, que nunca se desligaron de
su vinculación con el horror. También incluían sátira, sexo y violencia,
en grado cada vez mayor. Fue por ello acusado DuBay de hacer de la
última etapa de Warren algo violento y misógino, apreciando en el
producto las fantasías personales del editor (aunque Warren le acompañó
en la presunta misoginia, no en vano es célebre su frase: «girls can’t
edit cómics»)
|
1
|
|
|
|
Páginas de la historieta de Wrightson “El gato negro”,
adaptando a Edgar Allan Poe. Primera Historieta de Wrightson
en Warren. |
“Aire frío”, versión española de “Cool Air”, adaptación de
Lovecraft por Wrightson, que usa la plumilla como los
ilustradores norteamericanos de principios de siglo. |
“Nightfall”, de Bruce Jones y Berni Wrightson, en su versión
española. Se puede admirar el uso que hace el dibujante de
las sombras y luces |
Dos páginas de la premiada y muy comentada historieta “Jenifer”,
obra maestra de Jones y Wrightson, que sería adaptada a la
TV. |
|
Por lo que se
refiere a las estéticas de los diferentes artistas que iluminaron
aquellas viñetas, se vuelve sobre la idea de que los estilemas camp
de los autores españoles llegados a la industria yanqui fueron un
hallazgo para los lectores yanquis, que veían a estos dibujantes como
poseedores de cierto “realismo académico”, con un grado de iconicidad
por encima de lo habitual entre los referentes de siempre en el cómic
americano. Además, las aguadas, las esponjas, los colages y las
rasgaduras usadas por los españoles para lograr efectos convinieron en
ser tomadas como parte de una seductora estética expresionista (los
entendidos vieron en los españoles la huella de autores de la talla de
Breccia o Battaglia, lo cual no deja de ser cierto, puesto que bebieron
de aquellas líneas vigorosas). Por ejemplo, en Maroto vieron la mezcla
de Pop art con mujeres excepcionales y fondos a la Breccia (ya
desde su primera historieta, “Wolf Hunt”, en Vampirella núm. 14,
y reafirmándose en la contemplación de obras más afamadas: Dax the
Warrior, que apareció en España bajo el título “Manly” en el diario
Pueblo).
Entre los autores
yanquis de la editorial habría que citar a tres fundamentalmente: Berni
Wrightson, Richard Corben y Russ Heath, que personifican respectivamente
el clasicismo en la representación de lo tétrico, la desmesura formal
basada en las nuevas estéticas, y la línea canónica de los cómics
americanos usada como vehículo para el terror.
Corben representó
el encuentro entre la marginalidad y el mainstream, aunque sus
experimentos generaron pesadillas entre los impresores de Warren, sobre
todo cuando quiso incorporar su propia técnica de separaciones de color
con cuatro fotolitos, técnica muy cara pero que permitía resultados
sorprendentes para la época, al evitar los colores chillones de la
cuatricromía. El carismático Corben a todos emocionó con su puesta en
escena, que trascendió la labor de sus guionistas, coadyuvando a la
dignificación del género heroico, que él analizó gráficamente
representando una barbarie producto de la regresión como consecuencia
del holocausto, es decir, amparándose en la antigüedad para ejercitar
una suerte de realismo crítico
Wrightson, autor
fundamental de la historia de los cómics americanos, fue el relevo
natural de Ingels desde su entrada en DC (con Nightmaster) pero
rápidamente trascendió su propio estilo tras el éxito logrado con
Swamp Thing (La Cosa del Pantano), aunque lo mejor de su
producción es para muchos lo publicado en Warren sobre guiones de Jones,
destacando “Jenifer”, historieta publicada en el número 63 de Creepy,
en 1974. Wrightson solamente dibujó nueve historietas para Warren, la
mayoría adaptaciones de Poe (como “The Black Cat”) y de Lovecraft (como
“Cool Air”), el resto de su producción consistió en ilustraciones.
|
|
|
|
|
“Daddy and the Pie”, de Bill Dubay y Alex Toth, en Eerie
#65. Obra maestra de horror y ternura |
Neal Adams juega en "Fair Exchange" con la diagramación y la
composición de página. |
Bruce Jones y Russ Heath se atrevieron a profundizar en el
canibalismo en "Yellow Heat" |
Bruce Jones y Russ Heath en "Process of Elimination", una
historieta de arranque terroríficamente cruel. |
|
Si Wrightson se
especializó en retratar la morbidez del monstruo, Russ Heath fue el
mejor retratista de la crueldad del ser humano, como lo demuestra en
“The Shadow of the Axe” (Creepy núm. 79) o en “Zooner of later” (Vampirella
núm. 78), y sobre todo en “Process of Elimination” (Creepy
núm. 83), historieta en la que el protagonista parece conducirse con la
crueldad más absoluta, en el colmo de la frialdad, poco antes de un
final sorpresa en el que se concibe la razón a su falta de humanidad.
Contribuyó a la
calidad de muchas de esas historietas el autor Bruce Jones, también
dibujante y amante del horror preternatural de Lovecraft, quien se
planteó como primer reto en Warren adaptar fidedignamente las pesadillas
cósmicas del Genio de Providence y para ello se sirvió de algunos de los
dibujantes anteriormente citados. Jones, fan de los cortos animados de
Disney (en sus comienzos muy crueles en su desarrollo, no lo olvidemos)
y de la literatura melancólica y pesimista de Ray Bradbury, Richard
Matheson, y de Charles Beaumont, también devoró series de televisión
como Twilight Zone y The Outer Limits (él y otros autores
habían crecido viendo tres canales concretos de televisión, CBS, NBC y
ABC, en blanco y negro, obras de Paddy Chayefsky y Rod Serling, cine de
explotación...) Jones admiraba muy especialmente la obra de Robert E.
Howard, “Pigeons from Hell”, que constituía para él el epítome del
horror preternatural de los pulps, y acaso por ello le han
querido ver como seguidor de los pasos del también escritor de pulps
Bradbury, aquel poeta desconfiado del porvenir de la sociedad humana y
nostálgico de un mundo sin máquinas y de la adolescencia.
Amparado en este
bagaje, Jones revolucionó los cómics con sus influencias, rescatando en
cierto modo el espíritu de Goodwin. Ambos actuaban dando carta blanca a
sus dibujantes, exponiendo la idea y apenas dirigiendo la labor gráfica;
DuBay, por el contrario, controlaba más de cerca la producción. En Jones,
los guiones son conducidos por los personajes, sean héroes o personas
normales envueltas en situaciones extraordinarias; como él declaró:
«siempre escribo sobre el hombre solo frente al mundo (...) todas mis
historias tienen que ver con la paranoia y el sexo.»
Eso aplica en la historieta “Process of Elimination”, y también en
“Yellow Heat” (Vampirella núm. 58), donde un aborigen africano
caza un león en un rito de iniciación y el lector cree que esa prueba de
madurez le conducirá a obtener el corazón de una bella aborigen, que es
su premio. En efecto, el premio es la carne de la chica, pues es
antropófago.
O sea, desde
Goodwin a Jones, que son los guionistas que representan la esencia del
terror en las historietas de Warren Publishing, se pasa del argumento
como eje al personaje como eje, de la aventura intemporal hasta a lo
doméstico personalizado. Aun incapaces de dejar de usar la muleta del
final sorpresa en los seriales urdidos por estos guionistas y la mayoría
de autores de Warren, se tiende en la segunda mitad de la historia
editorial de estas revistas a narraciones donde todo se halla conducido
por un personaje central que protagoniza una epopeya amarga cuyo
malhadado tono era hijo de la guerra fría.
|
|
|
|
|
Portadas de Weird, Tales of Vodoo, Terror Tales y
Horror Tales, de Eerie Publications. En ellas queda
patente el gusto por lo morboso y la explotación del gore.
Efectivamente, eran de otro estilo. |
Psycho y Nightmare, dos revistas de Skywald,
más cercanas al espíritu Warren pero con su peculiar
“horror-mood” |
The Twilight Zone #12 y Boris Karloff’ Tales of
Mistery #65, dos comic books de GoldKey. De guiones
sorpresivos y mucha menos sangre. |
|
|
|
Los competidores de
Warren
Al calor del éxito
que experimentaron las revistas editadas por Jim Warren no tardaron en
surgir otros editores que intentaron emular su trayectoria comercial,
copiando formatos, estéticas y modelos narrativos. Fundamentalmente
destacarían dos sellos: Eerie Publications y Skywald Publications.
La primera fue una
empresa fundada por Carl Burgos, quien fuera el creador del primer
superhéroe de Marvel (Human Torch, o La Antorcha Humana). En sus cómics,
los autores se obstinaron por mostrar al público la truculencia gratuita
y la plétora sanguinolenta, en títulos como Weird (el primer
lanzamiento del sello, de enero de 1966), Horror Tales, Tales from
the Tomb, Terror Tales, Witches Tales y Tales of Voodoo.
Estas publicaciones, editadas con poco esmero y con pobre gusto estético
y editorial, nos legaron algunas historietas destacables firmadas por
Dick Ayers y Chic Stone, que se caracterizaron por producir horror
gótico tintado con algo más de sangre que en Warren, lo cual se
publicitaba en las portadas de sus revistas sin reparo alguno
El caso de Skywald
es ligeramente diferente. Sold Brodsky e Israel Waldman juntaron sus
apellidos y capitales para crear el sello Skywald Publications en 1971,
y lanzaron Psycho, Nightmare y Scream, revistas que
persiguieron la venta rápida con la estrategia de mostrar un horror más
abiertamente explícito que Warren. No llegaron a consolidar sus
publicaciones en el mercado, aunque no estaban exentos sus tebeos de
calidad (con ellos trabajaron los guionistas Gardner Fox, Marv Wolfman y
los dibujantes Suso Peña, Cardona, Pablo Marcos, Ralph Reese, Pat
Boyette y Tom Sutton), pero a la muerte de Waldman, y debido a la mala
calidad del papel utilizado y a la agresiva línea de magazines
terroríficos que Marvel Comics lanzó en 1973, la compañía dejó de editar
revistas de horror.
En general, lo
aportado por Eerie y Skywald fue horror gótico sin apenas innovaciones.
El producto ofrecido al público, en líneas generales, se mostró excesivo
en la utilización de la truculencia y demasiado insistente con el uso de
la imagen de la fémina desvalida y atenazada por el miedo, recurso
icónico habitual para despertar ciertos deseos de protección entre los
adolescentes. Entre sus logros, acertó a denunciar veladamente la
polución con la creación de un nuevo mito prometeico (The Heap, una
“cosa del pantano” surgida de los vertidos humanos), y resultó sugerente
su abundancia en lo grotesco para describir un panorama de condenación,
un infierno humano en nuestro mundo, que en todo caso surgió como
imitación de argumentos previos de Warren.
Otras empresas que
publicaron relatos de miedo estructurados según los esquemas del terror
gótico, provistos de moraleja y transitados por buenos artistas que
dibujaban tópicos guiones fueron Web of Horror (nombre del sello
editor tanto como de la publicación) o witzend (ídem), Red Circle,
Seaboard (y su Weird Tales of the Macabre) y los productos
sujetos al Comics Code de Gold Key (Boris Karloff, Twilight Zone,
Grimm’s Ghost Stories, The Occult Files of Dr. Spektor, etc.) y
Charlton. Los más destacables hallazgos los encontramos no sin cierto
esfuerzo en los productos de Charlton, que también hizo comic books
consistentes en argumentos manidos sobre detectives de lo oculto, terror
gótico y demás fantasmas, todos ellos con sus anfitriones al estilo de
EC: Beyond the Grave, Haunted Library, Midnight Tales, Creepy Things,
Monster Hunters, Scary Tales, Haunted, Ghost Manor, Ghostly Tales, Dr.
Graves.. En ningún caso estos cómics perduraron en el tiempo
con éxito, al menos durante el período en el que Warren dominaba el
género. En 1976, todos estos títulos dejaron de publicarse.
|
|
|
|
|
This Magazine is Haunted, 12, de Charlton, de 1957.
Bajo el Comics Code brindaba al lector historietas de horror
gótico que Warren quiso superar |
The World Around Us, 24, de Gilberton, nacida en
1958, ofreció horror ligero en comparación con lo que
terminaría sirviéndose en las revistas de Warren. |
Grimm’s Ghost Stories #46, título de GoldKey que
basaba sus historias en cuentos infantiles; aún 'protegido'
el lector. |
Comics de horror de Charlton Comics: Creepy Things
#1, Beyond the Grave #1, Ghost Manor #1 y
The Many Ghosts of Dr. Graves. De calidad pobre en
general, pese a contar con Pat Boyette |
|
|
John B. Cooke, “Wrightson’s Warren Days”, en Comic Book
Artists núm. 4, TwoMorrows, Raleigh, 1999
|
|
|
[ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 051230 ] [
Las imágenes para esta página han sido escogidas y anotadas por Fco.
Javier Alcázar ]
|
▲ |
|