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LOS CÓMICS DE WARREN EN EL MARCO DEL CÓMIC DE HORROR MODERNO EN EE
UU.
DEL TERROR ELEGANTE A LA TRIVIALIZACIÓN DEL MIEDO.
Parte 3 |
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Ensayo por Manuel Barrero
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[ Cubiertas de otras dos revistas de Warren, la dedicadaa
la ciencia ficción 1984 (que luego cambiaría su título
por el de 1994), con portada de Richard Corben,
y The Spirit, revista que recopiló las historietas del
personaje de Will Eisner. ©
2005 sus respectivos autores y editores.
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Las publicaciones
de horror de Warren Publishing Company
Según algunos de
los autores que mejor han entendido la industria de la historieta en los
EE UU,
nada hubo como alternativa al género de superhéroes desde la espantada
de los años cincuenta, y de hecho el primer acercamiento de Warren para
rescatar la difusión popular de historias de monstruos en el papel
consistió en la elaboración de una revista sobre los mitos terroríficos
del cine, la afamada publicación dirigida por Forrest J. Ackerman
Famous Monsters of Filmland, que daría paso a Monster World
(la cual ya incluía historietas), y posteriormente a Creepy.
James Warren
Taubman era de origen judío. Hijo de emigrantes rusos, tenía la certeza
de que los años cuarenta fueron buenos tiempos para las publicaciones de
tipo escapista debido al futuro incierto que había dibujado el espectro
de Hitler en Europa y, luego, a la omnipresencia de la amenaza atómica,
y por esas razones quiso entrometerse en el mercado de la juventud,
según ha declarado.
Determinado en sus sospechas de haber «detectado el apetito por el
horror del público»,
creyó conveniente hacer una transposición al mercado americano de la
publicación francesa dedicada a las películas de horror Cinema 57,
que le había fascinado desde que se la mostrara el coleccionista
Forrest J. Ackerman. Precisamente entonces estaban siendo recuperadas
viejas películas de la productora Universal, en blanco y negro, en los
programas televisivos vespertinos.
Universal Pictures
había vendido a los syndicates de las televisiones paquetes con
esas películas a modo de saldo, las shock theatre, para ser
emitidas los viernes por la noche, y los adolescentes las estaban
consumiendo vorazmente atraídos por la novedad que para ellos suponía y
también por el grato estremecimiento del horror que generaban. El
público americano de entonces estaba cautivado por las producciones
terroríficas de las compañías británicas Hammer Films y la americana
American-Internacional que revitalizaba mitos del cine de horror
clásico. Pues bien, aquella suerte de amortización generacional, de
saldo generacional, sería el origen del éxito de Warren, que desde 1958
lanzó al mercado revistas con reportajes fotográficos sobre estas
producciones fílmicas y otras fantasías catódicas y pulp:
Wildest Westerns, Spacemen, Screen Thrills Illustrated... Y de
sátira: los magazines Humbug, Trump y Help!, donde
colaboró como editor Terry Gilliam, de Monty Python, quien actuó como
verdadero trasgresor despertando una oleada de sentimientos antinazi y
que incorporó al mercado estadounidense de los media algo inédito hasta
entonces proveniente de Italia: los fumetti magazine o
fumettiromanzo.
El magazín en papel
Monster World fue lo primero que editó Warren, al calor del éxito
televisivo de la Familia Munster y que ya incorporaba historietas, obra
de Wallace Wood y Joe Orlando, adaptando el éxito del cine The Mummy.
Ahí demostraba Warren que quería editar tebeos, pero no podía
mostrar ese tipo de argumentos y dibujos en los comic books debido a la
pertinaz vigilancia del Comics Code, así que tuvo que optar por alojar
sus muestrarios de horror en publicaciones con otro formato y en blanco
y negro, no dirigidas a la infancia, lo cual era un inconveniente al
tener que competir en la parrilla de venta con otras revistas.
Aquella lucha, por
ejemplo, la perdió una revista de Warren no demasiado emparentada con el
horror, la nacida en octubre de 1965 Blazing Combat, que
solamente duró cuatro números donde se ofrecieron historietas
ambientadas en las guerras americanas, creadas por Jim Severin, Alex
Toth, Wood, Russ Heath, Gene Colan... Editada y casi al completo escrita
por Archie Goodwin, la revista parecía casi una réplica a los horrores
de la guerra que tuvieron lugar en Corea, si bien las viñetas no se
cuestionaban los motivos del gobierno estadounidense para la
intervención, ni se atacaba frontalmente al bloque comunista como
enemigo del capitalismo (Warren, recordémoslo, procedía de un núcleo
familiar comunista). Además, rompió moldes por el hecho de que supuso
avanzadilla de las protestas sobre la intervención en Vietnam: cada
número de Blazing Combat se abría con una historieta ambientada
en esta esquina de Oriente, demostrando a las claras que Warren estaba
en contra de la intervención americana. Esta defensa del pacifismo se
vio como muestra de “antipatriotismo” y puso en la cuerda floja al resto
de cómics de Warren debido a la presión que sufrió la distribuidora, no
se sabe con certeza si por causa de manejos de editores y
distribuidores.
Ciñéndonos a las
publicaciones de horror editadas por Warren, hemos de partir en nuestro
repaso de 1964, cuando aparece Creepy, que contiene las primeras
historietas de verdadero horror publicadas en el país desde una década
atrás. Su crecimiento y éxito fue debido tanto al afán del editor como a
la inteligencia e imaginación de Goodwin, coordinador de la publicación
y escritor de historietas. La oferta, sin embargo, semejaba un rescate
de lo mejor de EC, no en vano los artistas fueron Reed Crandall, Jack
Davis, George Evans, Frank Frazetta, Gray Morrow, Orlando, Angelo
Torres, Al Williamson, Maurice Whitman... Su cadencia de salida al
mercado era bimestral, pero luego obtuvo éxito y comenzó a nutrirse de
firmas italianas (Parente, Trapani, Tallarico, Mastroseiro, Grandenetti...)
que más tarde se renovaron con españoles, peruanos y autores americanos
generadores de hitos del terror. Se citan algunos ejemplos: en el número
39, de 1971, aparece “Water World”, del peruano Pablo Marcos; en el
número 42, de 1971, el español Auraleón dibuja “The Quaking Horror”,
también aparecen allí los españoles Jorge Badía Gálvez y Sanjulián, y en
números siguientes se incorporan Brocal Remohí, Luis García, José M. Beà,
Martín Salvador, Esteban Maroto, Adolfo Abellán, Josep Gual, Vicente
Alcázar, José Ortiz, Leopoldo Sánchez, Luis Bermejo... Entre 1972 y
1974, el 80 % de los contenidos eran dibujados por españoles y casi
todas las portadas son de producción española (en su mayor parte de
Enrich, Sanjulián y Segrelles), vehiculada esta colaboración a través de
la agencia Selecciones Ilustradas de Joseph Toutain.
La revista
evolucionó nutriéndose de esta mano de obra, a la que fue incorporando
valores nacionales como Berni Wrightson (se suma en el número 62, de
1974, con la inolvidable adaptación de E.A. Poe “The Black Cat”) y,
desde 1979, fue prescindiendo de los autores españoles a favor de los
latinoamericanos y filipinos (Laxamana, Niño, Marcos, Durañona), quienes
también se vieron relacionados con la imbricación de los argumentos de
horror con temas y fenómenos de moda, ejemplificados en el núm. 101, de
1978, que intenta valerse del éxito en las pantallas del filme de
Spielberg Jaws, lo cual constituía una tendencia en esta y otras
editoriales de cómics.
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Spacemen, una de las primeras revistas de Warren. |
Famous Monsters of Filmland, la pionera de Ackerman. |
Última página de
Creepy #1, invitando ya al lector a escribir |
Cubierta del 'núm. 1' de Eerie, no a la venta, de Jack Davis |
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Eerie,
la otra revista de horror pilar del sello Warren Pub. Co., fue gestada
en septiembre de 1965 en apenas veinte horas debido a la presión
ejercida por otro editor que quería poner en circulación ese
mismo título. Warren editó una suerte de facsímile confeccionado con
reediciones de Creepy y lo registró sin ponerlo en circulación
(la colección comenzó por el número 2). Las ventas no acompañaron a
Eerie en los primeros números, que a veces se nutrieron de
reediciones de material con apenas un año de antigüedad. Warren tuvo que
superar un escollo aún más elevado: la distribución, que gestionaba
Independent News (la misma distribuidora de Playboy y Mad),
y que por tratarse de una división de National Publications / DC
planteaba problemas sobre la libre competencia. Además, en 1963, todavía
resultaba enojoso para los vendedores y los distribuidores verse
identificados con elementos relativos al horror, debido a la presencia
“orwelliana” del Comics Code, y algunos consideraron insano (“unhealthly”
es el calificativo empleado)
por sus contenidos. No en vano, la Parent Teacher Associations calificó
directamente como pornográficos los productos de Warren
Eerie
dedicó sus primeros números a adaptar cuentos clásicos de Poe, Derleth y
relatos clásicos del horror en la literatura, que dibujaron toda suerte
de autores de diferentes nacionalidades: el británico Allan Willow, el
argentino Carlos Garzón, el español Víctor de la Fuente, quien fue autor
de la historieta “I am dead, Egypt, dead” (escrita por Doug Moench), y
que abrió las puertas de esta revista al resto de colaboradores
hispanos, como José Rubio, Mascaró, Luis M. Roca, Rafael Auraleón, Espí...
Eerie se caracterizó por publicar seriales de aventuras
protagonizados bien por héroes que luchan contra el horror, bien por
monstruos que luchan por algún tipo de justicia, muchos de los cuales
fueron dibujados por autores procedentes de España: Prince Targo y The
Mummy Walks (por Brocal), Dax the Warrior (por Maroto), Curse of the
Werewolf (por Salvador), Schreck (por Alcázar), Dr. Archaeus (por Isidro
Monés), The Rook (por Bermejo), Coffin y Goblin (ambos de Ortiz). Estos
seriales aventureros y otros (Terminador One, The Kid, Darklon the
Mystic) se apoyaban fundamentalmente en el rescate de algún mito clásico
–en muchos casos, Sísifo o Prometeo- revistiéndole con la costra del
horror
En el
tramo final de ambas publicaciones, se observa un mayor acercamiento a
otros ambientes para desarrollar el estremecimiento, hacia lo
extraordinario no fantástico o hacia la crónica negra o truculenta (un
ejemplo: la saga Samurai, de Hama / Mayerik). Esto se potencia
claramente en la publicación imitativa de la revista Heavy Metal
titulada por Warren 1984 (cuyo número 1 data de 1978), revista de
ciencia ficción seudofestiva, casi paródica, repleta de historietas de
space opera trepidante tintada de erotismo y con mucho dibujante
filipino y español. En el encarte central se ofreció Mutant World,
de Corben, último canto al Apocalipsis post atómico, que fascinó a los
lectores del mundo en la primera mitad de los años ochenta, sobre todo a
los españoles en el llamado boom del cómic. Resultó llamativo que
también ofreciera mucha fantasía heroica, como los seriales Ghita de
Alizarr, de Thorne, Herma, de J. González o Haxtur, de
De la Fuente.
De modo similar
puede analizarse The Rook (revista que Warren lanza en octubre de
1979), con historietas de DuBay sobre héroes turbios, malditos, como
Buck Blaster, Tin Man, y héroes bárbaros como el Voltar, de Alcalá, o el
Vicking Prince, de Ortiz En la línea de interés incrementado por el
género negro, o thriller, cabe mencionar el rescate editorial que
Warren hizo de The Spirit (con título propio a partir de abril de
1974), uno de los mejores cómics de género negro de todos los
tiempos.
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“Carne picada”, historieta con guión de Roger McKenzie y
dibujo del español Rafael Auraleón, de entre los españoles, uno de los autores más
prolíficos en las revistas Warren. |
Una de las páginas que José González realizó para
Vampirella, donde se puede apreciar su característico
estilo, que mezcla lápiz, tinta y el uso de modelos
fotográficos. A la derecha, ilustración para el núm. 40 |
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Pero la publicación
más popular de Warren, la que mejores ventas disfrutó, fue Vampirella,
revista nacida en 1969 de una idea común de Forrest J. Ackerman,
Trina Robbins y Frank Frazetta. Se trataba de una suerte de monstruo de
Frankenstein construido sobre la base de Superman (ella es una
alienígena, superviviente de un planeta donde el líquido elemento es la
sangre y que resulta ser muy poderosa en nuestro mundo), con la silueta
de la excitante heroína de ciencia ficción hija de la Barbarella
de Jean Claude Forest. Esta mujer vampiro podría haberse erigido en un
icono del feminismo, pero en sus correrías termina por enamorarse de un
descendiente de Van Helsing en un pobre giro argumental. Con el número
12 de la revista y la historieta “Death’s Dark Angel”, se inicia la
etapa de José González, dibujante español que elabora historietas de 15
ó 20 páginas dibujadas con mucho apoyo en la documentación fotográfica,
sobre todo de chicas, algo muy del gusto de los americanos de entonces.
Entre 1976 y 1979, casi toda la revista es dibujada por españoles y en
sus páginas no tardan en surgir otras heroínas de similar jaez: Pantha
(dibujada por Ortiz y Auraleón), The Fox (por Luis Bermejo), Cassandra
St. Knight (de Auraleón)..
Una vez efectuado
el repaso a la estructura básica de publicaciones, personajes y autores
de Warren Pub. Co., podríamos diferenciar las siguientes etapas en
Warren:
1964-1967:
Etapa Goodwin,
período en el que se sigue el modelo de EC Comics, bajo la dirección
editorial y de creación de argumentos de Archie Goodwin.
1968-1973:
Etapa Bill DuBay,
guionista incorporado a la edición tras la marcha de Goodwin. Se
observa un general decaimiento del nivel argumental en un período en
el que Warren sufre una crisis económica tras una mudanza de
oficinas a NY. Con espíritu levemente festivo, DuBay acerca a la
tónica de las publicaciones de Warren a la de los cómics de
superhéroes al tiempo que intenta recuperar a los clásicos del
terror estadounidense Crandall, Ditko, Severin... Como no todos
aceptan, se echa mano de autores de España y Filipinas, lo cual que,
junto a la mezcla de horror y sexo de Vampirella, salva a la
empresa de la bancarrota
1974-1983:
Etapa Jones / Wrightson / Corben / Heath,
caracterizada por el regreso de Goodwin a dirigir Creepy y
Vampirella, y por el ingreso de valores jóvenes como Bruce Jones,
Bernie Wrightson, Budd Lewis, Russ Heath, Billy Graham... Acaso la
época más memorable y con mayor cantidad de hallazgos, tanto en lo
narrativo como en lo gráfico, durante la cual la línea de revistas
de Warren trata de
distanciarse del modelo EC.
1979-1983:
Etapa Carmine Infantino.
El editor, procedente de DC, prescinde de los españoles a favor de
los filipinos (mano de obra más económica o más de su gusto). Ayudó
a DuBay en la creación de seriales de monster-heroes
(monstruosidades transmutadas en héroes como The Rook o The Goblin),
y convirtió las cabeceras en cajón de sastre para productos
variados, sobre todo de fantasía heroica: Haxtur, Haggarth, Sigurd o
Voltar. En esta época destacan Louise Jones y Jim Sternstrum como
escritores de guiones más atraídos por personajes que por conceptos
abstractos.
La marcha de los
Jones a Marvel en 1983 y de algunos otros autores coincidió con la ruina
de Warren. El editor, aquejado por un síndrome de inmunodeficiencia, se
retiró del mundo editorial durante una década, asolado por la enfermedad
y la depresión, casi en la indigencia, llegando a tantear la idea del
suicidio. Su vuelta se produjo en los años noventa, para litigar contra
el sello Harris Comics por los derechos de Vampirella, personaje
actualizado con una imagen a tono con los tiempos: neumática y vacía. |
Archie Goodwin, “The Warren Empire. A Personal View”, en Gore
Shrieck, núm. 5, 1984
John B. Cooke, “The Making of a Monster Mogul”, en Comic Book
Artist núm. 4, Two Morrows, Raleigh, 1999, p. 14
Les Daniels, Comix, a History of Comic Books in America,
Bonanza Books, New York, 1971
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[ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 051230 ] [
Las imágenes para esta página han sido escogidas y anotadas por Fco.
Javier Alcázar ]
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