Tintin (en español Tintín) es un personaje creado por el autor belga Hergé en 1928 para su publicación en el suplemento infantil del periódico Le XXe Siècle, como protagonista de la historieta “Tintin au pays des Soviets”, que comenzó a serializarse el 10 de enero de 1929.
El personaje es un joven de pelo corto y rojo, con un característico mechón rebelde sobre su frente, de apariencia saludable y juvenil, con edad indefinida situada entre la última adolescencia y la primera juventud (a juzgar por su rostro orondo), que viste de manera informal, con bombachos (un gusto heredado de su pasado en los boy scouts) y de hábitos saludables: no fuma, ni bebe, y se conduce con moderación en todos los aspectos. Su compañero más fiel es un perrito fox-terrier, Milou (aquí, Milú), blanco y vivaracho, capaz de comprender el lenguaje humano, articular pensamientos y comunicarse con su propietario en determinadas ocasiones.
Tintín es periodista de oficio, aunque no se le suele ver en la redacción de ningún periodico; con todo, su fama le precede allá por dónde va y encuentra facilidades para moverse por distintas dependencias e incluso en países extranjeros, no en vano desde el comienzo de sus aventuras actúa como corresponsal en el extranjero (en la URSS, en los EE UU de América, en el Congo belga, en la China, etc.). Se comporta en sus andanzas, no obstante, como una suerte de justiciero detectivesco e independiente que interviene donde ocurre una injusticia o domina la tiranía.
Tras unas primeras aventuras en solitario (siempre con su perro) comenzó a actuar junto a otros personajes como:
A raíz de la profunda amistad que surge entre Haddock y Tintin, éste se muda de su piso en la ciudad en la que habita (presuntamente, Bruselas) al castillo de Moulinsart, residencia del capitán, lo cual tiene lugar a partir de la aventura “Au pays d l’or noir” (1939-40, recuperada y reelaborada en 1948-50).
La presencia y actitud de Tintin no cambia con el paso de los años y solamente le concede su autor cierta evolución aparente en la última de las aventuras que se publica: Tintin et les Picaros, de 1975, en la cual viste unos pantalones vaqueros. También experimenta una evolución en sentido contrario por lo que se refiere a sus capacidades y conocimientos, que son descritas en principio muy versátiles (maneja armas, conduce vehículos militares, pilota aviones) pero que luego se mitigan en favor de la deducción, la perspicacia y la mediación como armas más útiles para resolver las complicaciones que le surgen al paso.
El antecedente más evidente de Tintin es el personaje Totor, también de Hergé, un boy scout creado en 1926 para la publicación Le Boy-Scout Belge. Pero hay bastantes evidencias de que la inspiración para el personaje surgió de la obra de Benjamin Rabier (y Fred Isly) llamada Tintin Lupin, un muchacho que vestía bombachos y que en algún momento lució mechón, que protagonizó primitivas historietas desde 1898 en semanarios para la infancia como Pêle-Mêle, y que en una de sus aventuras incia un viaje en moto que le conduce a Moscú. Según el biógrafo de Hergé, Pierre Assouline, Hergé no conoció esta creación hasta 1970.
Una imagen de Tintin-Lupin, de Rabier
El atractivo del personaje Tintin reside en su aparente simplicidad formal, que es la representación de la bonhomía del joven, y de su pureza y altruismo. No obstante, no es el suyo un diseño que implique a las historias que protagoniza reduciéndolas al plano elemental (McCloud), al contrario: se mueve en un registro icónico básico pero en escenarios detallados y de gran verismo, todo lo cual queda implicado en relatos de elevada complejidad.
Tintin es el personaje belga más conocido del mundo y es uno de los personajes de cómics más internacional y más presente en todo tipo de medios y soportes (tebeos, filmes, juegos, mercadeo). Sobre la base de esta popularidad, los medios de la cultura oficial se han hecho cábalas y conjeturas absurdas que atañen a su sexualidad o a su ideología, cuando no es más que un personaje de historieta, basamento de toda una escuela estilística y de más de una industria, cierto, pero en absoluto una identidad capaz de escapar a la bidimensionalidad (o ya a la intencionalidad de su autor).
Ver: Tintin, serie