Libro de historieta de 64 páginas en blanco y negro encuadernado en rústica.
Reedición de El Mundo Arrepentido con algunos materiales adicionales, como el relato "Otra vez El Eternauta: Hiroshima" de H. G. Oesterheld de 1962, ilustrado por Solano López.
Texto promocional:
Historias alternativas protagonizadas por Juan Salvo en sus continuos viajes espacio-temporales. Colección dirigida por Solano López. En 1997 se cumplieron cuarenta años de la creación del Eternauta. Para festejarlo, Solano López decidió retomar su personaje más famoso. "Era el momento propicio para hacer una continuación -recuerda-. Pero al mismo tiempo no encontraba yo un argumento que me convenciera plenamente".Una idea fija había tomado su cabeza, "hacer una historia como la que queríamos hacer con Héctor cuando terminara la primera parte".Después de marchas y contramarchas, Solano López terminó inclinándose por la premisa de Pablo Maiztegui, uno de sus ayudantes gráficos desde hacía cuatro años. El cómic, titulado "El mundo arrepentido", apareció serializado entre el 8 de junio de 1997 y el 10 de mayo de 1998 en las páginas de Nueva, una revista de información general que acompaña la edición dominical de varios diarios de distintas provincias argentinas. Según Solano López, la aventura "es algo extravagante, porque Pablo tiene una tendencia a lo bizarro, a lo histriónico, le gustan los contrastes. Y le salió una historia medio mitológica, con seres extraños, entre humanos y toros, y en Marte".
En realidad, El mundo arrepentido es bastante más que una moderna fábula antropomórfica. Si bien el clima político de los relatos anteriores del Eternauta cede terreno ante el avance de las tierras paralelas y el cruce dimensional, el escenario de convulsión social que marca el enfrentamiento entre un opresor gobierno de facto y la resistencia reprimida por la fuerza tiránica del Estado, circunscribe al relato en la orwelliana tradición alegórica que tanto trabajara Oesterheld.
Bonus!
De Héctor G. Oesterheld, el relato Otra vez El Eternauta: Hiroshima.En el año 1962, en los números 4 y 5 de la revista Eternauta de editorial Ramírez, Héctor G. Oesterheld -a través de un texto literario ofrecido en episodios- nos muestra a un Juan Salvo testigo de tragedias históricas, como el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, o la destrucción de Pompeya por la erupción del volcán Vesubio. En estos relatos el Eternauta se asemeja en cierto modo a Ernie Pike, otro de los grandes personajes de Oesterheld, al narrar los eventos que presencia sin intervenir ni participar, pero transmitiendo toda la emoción que experimenta.Este relato, nunca reeditado desde 1962 e ilustrado por primera vez por Solano López, pone otra vez al Eternauta en el lugar donde empezó la historia allá en 1957, el de un privilegiado y verdadero viajero de la eternidad.