Libro de historieta encuadernado en rústica con 64 páginas impresas en blanco y negro. Recopilación de historias cortas realizadas entre 1982 y 1987. Mis problemas con las mujeres se publicó por primera vez en octubre de 1985, con dos registros en el ISBN: 84-85733-47-9 y 84-85733-48-7. En su segunda edición, de marzo de 1991, apareció ya adscrito a la colección Obras Completas Crumb. Aunque en el interior del libro se indica el ISBN: 84-85733-48-7, su auténtico ISBN es 978-84-7833-035-5. En la quinta edición, de abril de 2006 (ISBN 978-84-7833-701-9), se sustituyeron por otras las historietas Así es la vida, La maldición Vudú de Jelly Roll Morton y Patton dado que por su temática musical se decidió incluirlas en el tomo 13 la colección, Melodías animadas.
Traducción de Narcís Fradera Bosch. Rotulación de Fernando Fernández.
CONTENIDO
TEXTO PROMOCIONAL EN 4ª DE CUBIERTAS
"Ya de chiquitín había algo de morboso en mi personalidad...
Luego las cosas se pusieron peor... El colegio católico me enredó aún más la psique...
Me volví un pequeño puritano reprimido...
Después llegó la pubertad... estaba anonadado... ¿Nadie me había dicho que hacerse mayor era algo así!
Me tiré hasta los veinte años considerándome el tipo más desgraciado de la tierra... me pasaba horas meditando sobre la asquerosa vida que me había tocado.
A partir de los veinte, me volví un pirado calentorro, obsesionado con retorcidas fantasías sexuales que no tenían nada que ver con la realidad. La realidad era que aún no había besado a una chica...
¡Era un tipo desesperado!
Lo siguiente que supe es que estaba casado.
Luego, mi monótona existencia se vio alterada por algo inaudito...
A finales de los sesenta hice unos cuantos comix inspirados en el LSD, gracias a los que me convertí en un héroe de la cultura underground... hermosas y jóvenes tías hippies se me pusieron a tiro...
A partir de ese momento de mi carrera, me convertí en un redomado gilipollas petulante... todavía estaba viviendo con mi mujer y hasta tenía un hijo, pero no estaba nunca en casa. Reconozco que era un irresponsable... trataba a las mujeres como juguetes... jugaba lo mismo con sus emociones que con sus cuerpos.
Hasta que llegó un momento en que descubrí que ciertas chicas te dejan hacer lo que quieras si les gustas mucho.
Empezaba a serme difícil empalmarme en las esporádicas historias que se presentaban... la angustia y el desasosiego me vencían... mis nerviso estaban hechos cisco... Y así, me he vuelto más o menos sensato... ahora soy un buen tío, quitando algún que otro lío ocasional... ¡Qué diablos! ¿Eh?"