CARLOS GIMÉNEZ Y DELTA 99. UN GRAN PASO PARA LA HISTORIETA ESPAÑOLA.
A finales de los años sesenta del siglo veinte, todos cuantos por entonces nos interesábamos por la historieta y los tebeos españoles, ya fuera como lectores profesionales o como incipientes teóricos del medio, descubrimos a Carlos Giménez gracias a la edición de su Delta 99 por parte de Ibero Mundial de Ediciones.
Por supuesto, Carlos Giménez ya era sobradamente conocido en el mundo profesional de Madrid y Barcelona. Pero nosotros, que habíamos visto, y sólo quizá, las "Curiosidades" que dibujaba para la Agencia Ibergraf o con suerte algunas de sus tiras de la serie Drake & Drake, continuando a José Carlos Gracia, fuimos incapaces de relacionar aquellos trabajos firmados por Jiménez (con J) con el autor de Delta 99. Por ello, esta obra tuvo un especial interés e importancia, tanto en sí misma como por suponer la salida del autor a la actualidad y a la luz pública de la historieta española.
La publicación de Delta 99 en España supuso uno de los primeros pasos en la revolución que la historieta española inició a finales de la decada de los 60 y que desarrolló a lo largo de los años 70, sin que acabara de culminar debido a la distorsión que desde finales de los 70 y en los 80 produjeron, complementariamente, el falso "boom" de las revistas de cómic adulto y la siguiente irrupción masiva, y parece que definitiva, de los comic books de superhérocs y del manga japonés en el mercado español. En cualquier caso, es un hecho que en cierto modo la pequeña "revolución" (tampoco exageremos el concepto) de la historieta española comenzó con Carlos Giménez. Claro que al mismo tiempo y dando pasos tan importantes como él a finales de los años sesenta estaban Enríc Sió, Víctor de la Fuente, Esteban Maroto... y muy poco después Antonio Hernández Palacios, Calatayud, Ventura y Nieto, El Cubrí, Beá, etc.
Eran años de conformismo. En aquellos momentos no había muchas historietas de calidad para llevarse a los ojos en España. Y no por falta de grandes dibujantes, que los habia, de todas las edades y en todos los géneros. No olvidemos que a finales de los años sesenta confluyen en la historieta española las llamadas escuela madrileña, la escuela valenciana y los dibujantes catalanes, o que viven y trabajan en Cataluña, lo que supone que para aquel periodo podemos citar de un tirón a artistas tan importantes como Martín Salvador, García Pizarro, Zata, Casarrubio, Bielsa, etc., más Quesada, Bermejo, Leopoldo Sánchez, José Grau, José Ortiz, etc., más Longarón. Cueto, Florenci Clavé, Pepe González, Luis García, Usero, Jordi Bernet, Vázquez, Francisco Ibáñez, Figueras, Jan y tantos y tantos más. Pero, ocurría que la mayoría de dibujantes trabajaban a través de las varias agencias de producción, establecidas en Madrid y Barcelona, para los mercados exteriores o habían aceptado y padecían las condiciones y limitaciones impuestas por los editores de revistas y tebeos infantiles españoles. Y ello, en una mayoría de casos, se traducía en un buen hacer y un excelente dibujo, inscritos en el conformismo de la sociedad española de aquellos años, o lo que es lo mismo: buenos dibujos para historietas sin interés.
Delta 99 nació como fruto de la iniciativa empresarial de José Toutain, director y co-propietarío de la agencia de producción de cómics Selecciones Ilustradas, como parte de lo que el propio Toutain llamaba "trabajos de sindicación", refiriéndose con terminología seudo norteamericana a las series de historietas producidas por iniciativa de la propia agencia y no por encargo. Esto, evidentemente, solo fue posible a partir del momento en que Selecciones Ilustradas, y mas concretamente Toutain, logró afianzar una gran cartera de clientes potenciales y desarrollar su pequeña primera acumulación capitalista, lo que permitió invertir dinero en obras "propias" y encima sin que ello implicase ni supusiera grandes sumas.
Toutain encargó los guiones de la nueva serie a Jesús Flores Thies, militar de carrera, dibujante aficionado, escritor a ratos y un poco hombre para todo, que frecuentaba Selecciones y era amigo de todo el mundo. El personaje protagonista, el título de la serie y la idea inicial fueron obra del propio Toutain, que, enmascarado en su seudónimo de Roger, encargó a Flores Thies los guiones de una serie que tenía que estar protagonizada por un extraterrestre con poderes extrahumanos que venía a la Tierra para luchar contra el Mal. Flores Thies escribió el primer guión, que fue corregido varias veces y reescrito siguiendo las pautas que marcaba Roger, hasta llegar al guión que se publicó, con resultados que no gustaron demasiado a Flores según este nos cuenta: "sólo el [guión de] Tres Cruces Blancas es integramente mío, los demás fueron más o menos modificados por Toutain según su criterio que, en algunos casos, liaba y confundía el petardo de guión. Si aquella serie valía algo era indudablemente por Carlos". Pero en la pequeña crónica anecdótica del cómic español ha quedado el dato de que Delta 99 fue una idea de Toutain.
El director de la agencia quería que la serie se publicase en España, para que esta edición le sirviese para motivar las ventas en los mercados internacionales. Y para ello recurrió a su amigo José Mª Arman, propietario y director de Ibero Mundial de Ediciones, quien a su vez estaba interesado en renovar su oferta editorial, para lo que compró los derechos de las series Delta 99 y 5 por Infinito y las presentó juntas en un mismo tebeo, en formato cuarto vertical, bajo el título genérico Delta 99, con 48 páginas en blanco y negro y cubierta original en color de Carlos Giménez y con el subtítulo "Historias Gráficas de Ciencia-Ficción para Adultos". Cada número contenía un episodio completo de 24 páginas de Delta, dibujado por Giménez, y un episodio de 24 páginas de Infinito, serie creada por el Grupo de la Floresta (Usero, Torrents, Peña, García y Maroto) y después continuada en solitario por Esteban Maroto, también por cuenta de Selecciones Ilustradas.
En lo editorial, lo más importante es que la nueva publicación tenía un formato distinto a los habituales entonces de los tebeos infantiles españoles y se presentaba como dirigida a un público lector adulto -por sugerencia que un especialista en cómics planteó a Arman para intentar salvar las normas censoras que por entonces afectaban a todo tipo de historietas para niños y jóvenes. Arman lo hizo así y Delta 99 logró colar-. Se bordeaba de esta manera el Estatuto de Publicaciones Infantiles dado por el Ministerio de Información y Turismo como derivación de la Ley de Prensa de Fraga, y se lograba evitar la fuerte censura entonces existente para los tebeos para niños, aunque no la autocensura que lateralmente se derivaba de dicha Ley. Hoy, a las alturas de 2007, todo esto parece ficción, pero entonces era cruda realidad y fue así como se dio un paso más para comenzar a abrir la puerta —apenas un resquicio— a una nueva dimensión en la que los adultos podían convertirse en lectores de historietas, sin vergüenza y sin ese sentimiento de "culpabilidad social" que en los años sesenta aún llevaba a muchos hombres a disfrazar su interés por el cómic bajo mil excusas.
Junto a todo ello, la serie Delta 99 aportaba importantes novedades al panorama de la historieta española de los años sesenta gracias especialmente al trabajo de Carlos Giménez, quien creó un personaje gráficamente muy distinto y evolucionado respecto al modelo habitual del héroe del tebeo español de aventuras. Delta 99 y 5 por Infinito se publicaron abundantemente en toda Europa, México, Brasil... y alcanzaron gran éxito en los mercados exteriores, llegando a influir en muchos dibujantes de todo el mundo. A este respecto recuerdo, como ejemplo, las cartas entusiastas que en los años 70 me escribía Al Williamson para contarme cómo él y otros dibujantes americanos amigos suyos habían "alucinado" ante la edición mejicana de ambas series, específicamente por el dibujo.
Entre nosotros, la edición de Delta 99 resultó una absoluta novedad en el panorama editorial del tebeo español de finales de los años 60 y marcó, junto con muy pocos ejemplos más, el inicio de una nueva época en la historieta y el tebeo españoles. Y ello pese a los muchos fallos y errores que Ibero Mundial acumuló en esta colección, tanto en los 10 episodios dibujados por Carlos Giménez, como en los siguientes, realizados por Adolfo Usero cuando Carlos decidió dejar la serie para orientarse hacia otros trabajos que le interesaban más. Después siguió el personaje Manel Ferrer y a este le sucedió Collado. No fue solo el baile de dibujantes lo que finalmente mató la edición española, los guiones perdieron progresivamente su interés inicial, según Víctor Mora se iba desinteresando de ella o se servía de Delta para hacer humor fácil, los dibujantes trabajan con menor motivación y la editorial española destrozaba y remontaba páginas, se cargaba la puesta en página y el lenguaje narrativo para acomodar el material a las 48 páginas del formato editorial.
Y aún seria peor cuando en 1972 Buru Lan de Ediciones publicó Delta 99 en la segunda época de su colección de fascículos Drácula, en una edición en la que se colorearon los dibujos y se reescribieron los guiones.
Nos queda la obra de Giménez, recogida fielmente en esta edición de Glénat, con la que podemos valorar los niveles que el autor había alcanzado ya y desde los que iba a dar su siguiente paso firme con la serie Dani Futuro, comenzada en 1969 y producida y editada por la revista Gaceta Júnior. En aquel momento Carlos Giménez estaba leyendo, mejor dicho devorando, cuanto se le ponía a mano. Poesía, novela, tebeos de todas las procedencias, panfletos políticos... con un especial gusto y placer por la ciencia ficción. Gusto que se demuestra en Dani Futuro, serie en la que puede descubrirse las ganas con las que se enfrentaba con los problemas de imaginación y representación de otros mundos y otras edades futuras. Ejemplo de su interés por la ciencia ficción son las muchas y muy buenas ilustraciones que realizó en aquellos años para la revista Nueva Dimensión, algunas mano a mano con Adolfo Usero, así como para numerosos fanzines del género. Como ejemplo importante de sus preferencias en aquellos años nos queda también el cartel "¡¡Fantástico!!", que realizó en 1969 para su edición mancomunada por la revista Bang! y el C.L.A., protagonizado por un personaje que recuerda a Delta 99 y que avanza a Dani Futuro. Un cartel hoy olvidado que recordamos hoy, aquí, en estas páginas.
En la década siguiente y partiendo de Delta 99, Carlos Giménez concentró en sí las varias actividades de dibujante, guionista, profesional crítico concienciado, defensor de los derechos de autor de los historietistas, asesor y consejero de cuanto dibujante explotado se le puso por delante y hasta agitador cuando la ocasión lo requiso, amén de dibujante y autor antifranquista, hombre público y hombre total a secas. Por supuesto todo ello no está en Delta 99,se produce a lo largo de la década siguiente. Pero es a partir de esta obra cuando y como Giménez va a comenzar a reflexionar sobre su condición de dibujante. Lo que le llevará a proclamarse en los 70 como un profesional de la historieta en tanto que medio de comunicación. Y ahí está para probarlo su obra en la revista El Papus, modelo de periodismo gráfico a través del cómic y del cómic como medio que va mucho más allá de lo meramente recreativo y supera de largo el infantilismo que durante décadas había afectado a la historieta española.