Joan March, como escribe en su propia web Artworks (www.joanmarch.es): no estudió dibujo ni pintura, nunca se mudó a Nueva York y ni es rico ni famoso. A pesar de ello, March efectuó una interesante aportación creativa en el mundo de la historieta infantil y juvenil a lo largo de dos décadas que es digna de recordarse.
March nació en Granollers (localidad cercana a Barcelona) el 11 de octubre de 1952. Tras publicar unos primeros dibujos precozmente en un semanario local, la Revista del Vallés, pasó poco después a colaborar como entintandor de los trabajos de Josep Escobar. A partir de 1969-70 colaboró en revistas como Gaceta junior y Strong, para pasar a entrar en nómina de Editorial Bruguera en 1971. Pese a su juventud, guionizó y dibujó series como Ruperto, Calixto y Damián en Din Dan, y Ataúlfo y Gedeón y La Familia Potosí en Pulgarcito.
Tras una temporada dedicado a la pintura artística, regresó a la Editorial Bruguera a finales de la década de los setenta. La influencia de los grandes autores de la editorial y de dos magníficos creadores de gags como A. Franquin o Goscinny promovieron en March un mayor interés por el guión. En esa época creó sus series más conocidas como El Mini Rey y Tranqui y Tronco. Su trazo enérgico, esquemático, la composición dinámica de las viñetas y su humor disparatado ha sido bien recordado por los aficionados al cómic humorístico.
Joan March siguó trabajando para Bruguera hasta el cierre de la editorial, para seguir haciéndolo con Ediciones B, la empresa que compró el fondo editorial de Bruguera. A medianos de los años noventa, dejó de trabajar para esa editorial debido a la nula creatividad como creador de historietas que le permitía Ediciones B. Poco después, abandonó el campo de la creación de cómic para dedicarse exclusivamente a la pintura.