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Sonja
debutó en el número 23 de la mencionada serie y se libró de
Conan en el 24. Tras un episodio publicado en el número de
presentación del magazín en blanco y negro The Savage Sword
of Conan, donde castigaba a otros dos hombres, se reunió de
nuevo con el cimmerio en las páginas de la misma revista y tras
librar batalla con un matrimonio diabólico (en Conan the
Barbarian 43 y 44) volvió a dejar al bárbaro tirado,
literalmente.
Entre 1974 y 1975, Thomas luchó con
fuerza por lanzar miniseries protagonizadas por los personajes
de Howard también protagonistas de relatos fantásticos Solomon
Kane, Kull y Bran Mak Morn, a las que se añadió un propósito de
una serie propia de Red Sonja. El proyecto no fraguó y los
guiones ya escritos fueron alojados en el lanzamiento a modo de
revista en blanco y negro Kull and the Barbarians en
1975. Allí pudimos los lectores saber del traumático
origen de la pelirroja en unas historietas
dibujadas por Howard Chaykin, no muy portentoso por entonces.
Decididamente, Sonja era una heroína con carisma que estaba
pidiendo a gritos una serie con su propio título. El potencial
del personaje impulsó a la editorial a brindarle las páginas de
Marvel Feature, serie que sirvió como cabecera de prueba
para iniciar su carrera en solitario. Una carrera que duró siete
números para, tras la sonrisa del éxito, continuar sus
aventuras en una serie que resistió a la acostumbrada
cancelación de un cómic protagonizado por una mujer. Así que
tras cruzar de nuevo su camino con el bárbaro (un puente que se
tendió en 1976 entre Marvel Feature números 6 y 7 y el
número 67 de Conan the Barbarian), Sonja pasaría a
protagonizar el comic book
Red Sonja, subtitulado
She-Devil with a Sword.
Red Sonja
inició su andadura reimprimiendo
dos episodios cortos previamente aparecidos en The Savage
Sword of Conan y Conan the Barbarian, pero luego
prosiguió editando las viñetas dibujadas por el gran Frank
Thorne sobre guiones de Roy Thomas y Clara Noto. Pese
a que el estilo de este dibujante fue rechazado por muchos
aficionados, según manifestaban en cartas dirigidas a la
redacción de Marvel, Sonja fue la primera serie protagonizada
por una mujer que pasó de los cuatro ejemplares (se aplica tal
estadística como serie de Marvel, puesto que series de los años
cincuenta, como Firehair, en la que una pelirroja de muy
buen ver blandía lanzas, tomahawks y rifles, habían
sobrepasado la decena de números).
Fue Thorne quien edificó la imagen
de la guerrera y dio aura mítica al personaje en los cómics. En
sus historietas, una voluptuosa heroína se desenvolvía en
una tierra lóbrega, entre escenarios recargados sitos en parajes
de un mundo más onírico que épico. Sus cómics transcurrían en
una atmósfera húmeda, arcana, entre símbolos y fetiches; siempre
con el erotismo pulsando sus teclas recónditas. Y ella era una guerrera en la Era Hyboria pero que ante todo era mujer;
una mujer excepcional, que es carne deseada por intocable, que
es anatomía de vértigo zigzagueando bajo la batuta de una
espada, que es moza peligrosa y arrebatadora, que es fuego y es
sangre... y es aventura.
No deja de ser curioso que el
acercamiento más machista a un personaje de cómics (el
exhibicionismo es patente y los símbolos fálicos abundaban) se
beneficiara de los movimientos en pro de la liberación feminista
por entonces en boga. Algunas lectoras estadounidenses se
sintieron identificadas con el espíritu independiente de la
chica, que en suma venía a defender el eslogan: “Ante la
violación, castración”. Sea cual sea el análisis que se aplique
cuando nos acercamos a estas viñetas, lo cierto es que el
personaje tiene tanto atractivo para una lectora como para un
lector, por tratarse de una mujer “manchada”, violada en su
adolescencia y con un voto de castidad hecho a cambio de poder para practicar venganza sobre los maltratadotes y los que abusan de
los débiles. Esto la había convertido en una reprimida que jamás
podría conocer el amor físico, salvo que alguien le venciese en
justa lid. Este debate entre deber y pasión, entre la promesa
hecha y el deseo cohibido, la convirtieron en un objeto ideal
para desarrollar argumentos de elevada carga dramática. Pero
nadie aprovechó todas las posibilidades del personaje. Muy poco
Thomas, que volvía una y otra vez sobre el tema de la revancha,
y tampoco las mujeres que tomaron el relevo en los guiones de la
serie posteriormente: Wendy Pini, Louise Simonson o Mary
Wilshire.
En esta serie nacida en 1977,
Red Sonja, Thorne dio al personaje volumen, altivez y
popularidad. Pero tras dibujar una docena de números (una de sus
historietas, “Wizards of the Black Sun”, acabó publicándose en
The Savage Sword of Conan) fueron otros los que tomaron
las riendas gráficas de la heroína. John Buscema, Joe Rubinstein,
Sal Buscema, Al Milgrom y Tony de Zúñiga la dibujaron hasta la
cancelación de la serie a la altura del número 15 (los tres
últimos números no fueron publicados por Forum en
su día. El aficionado interesado en estas historietas puede
encontrarlas en la edición en blanco y negro que de ellas hizo
la Ediciones Vértice a finales de 1979, en los números 10 y 11
de la colección Red Sonja).
Sonja
había perdido una batalla en la industria. Pero no la guerra,
porque siguió paseando su polémico bikini metálico durante un
tiempo por las páginas de complemento de la revista The
Savage Sword of Conan (núms. 23, 29 y 45), y fue invitada de nuevo a
las páginas de Conan the Barbarian (al número de despedida de
Roy Thomas de la serie, el 115, en el cual Conan quiso
intercambiarla por Bêlit en un arrebato de añoranza amorosa desmedida). Incluso
protagonizó un desacostumbrado viaje al Nueva York surcado con
nocturnidad por Spiderman en el inolvidable número 79 de
Marvel Team-Up, una historieta dibujada por el John Byrne de
los buenos tiempos.
Su imagen, por consiguiente, no se
hallaba apartada de los planes de Marvel. En 1983 volvió al
formato comic book para protagonizar una serie limitada a dos
ejemplares (Red Sonja, Vol. II) donde adiestró a la que
luego sería una famosa pirata de la Hermandad Roja, Valeria. Y, con
esa carta de presentación, en parte respaldada por la película
protagonizada por Brigitte Nielsen, pasaría luego a iniciar una nueva
serie a color, Red Sonja, Vol. III, que alojó su
cabellera de fuego, su espada, su ira y un nuevo uniforme más
ergonómico. Fueron trece números escritos y
dibujados casi todos ellos por mujeres (las aventuras de la
heroína en esos volúmenes mencionados fueron publicadas como
complemento en la colección española Conan el Bárbaro).
Sonja
protagonizó esas dos series de cómic propias, más los dos
especiales que adaptaban la película cinematográfica de la
espadachina, mostrando un arte más debilitado aunque se intentó
que los guiones se centrasen más en la psicología femenina, y
que disfrutaron de mucho menos éxito que las viñetas que les
precedieron. En sus siguientes apariciones, siempre como
comparsa, otros guionistas la convirtieron en una alegre
asaltante que cambiaba de traje cada dos por tres y que parecía
haber olvidado sus votos y sus aventuras previas (Larry Yakata metió
un par de veces la pata en este sentido). Sonja vivía aventuras
junto a Conan o bien en solitario, siempre completando la tripa
de la revista en blanco y negro The Savage Sword bajo el
mando de guionistas que cayeron en los lugares comunes del
personaje. Ninguno de ellos superó los guiones de las dos
memorables sagas que fueron narradas en las páginas de Conan
the Barbarian, donde Semeiks sí que trató de modo
interesante su trauma adolescente (en nuestro país, en los
números 128 a 136 y 142 a 143 de la primera edición de Conan
el Bárbaro). Y no debemos olvidar su lozana aparición en la serie Conan the King, refrescante
pero absolutamente disparatada por increíble.
Más tarde, a la vuelta de Thomas en
los años noventa, se volvió a mezclar la hyrkania con el
cimmerio y sus amigos en unas cuantas aventuras muy
entretenidas, donde el elemento fantástico recuperó la fuerza
perdida durante la década anterior, pero el personaje no alcanzó
profundidad psicológica suficiente en estos nuevos episodios,
donde era más una espada que una mujer. Al fin de aquella tanda
de episodios, Sonja volvería a vivir aventuras junto a Conan o
bien en solitario, siempre completando la tripa de la revista en
blanco y negro The Savage
Sword.
Así fue, tras otros dos comic books
que han de entenderse fuera la línea lógica trazada para su
tebeografía, los que adaptan la película El Guerrero Rojo,
y tras la vuelta de Roy Thomas a Marvel, Sonja regresó con
nuevos bríos al comic book acompañando al cimmerio de nuevo, en
las sagas desarrolladas en los ejemplares de Conan the
Barbarian, desde el número 179 hasta su cancelación (con
varias apariciones), que fueron continuadas luego en las páginas
de los últimos ejemplares de la mítica revista Savage Sword,
y que tuvieron que concluirse en la novela gráfica
The Ravagers out of Time.
Thomas escribió nuevos guiones para
ella en exclusiva con el fin de complementar The Savage Sword
of Conan, primero con un guión propio que transportaba a
Sonja a reinos remotos y luego con la adaptación de las novelas
existentes del personaje. Lamentablemente, se quedó en la
primera (que dibujó nuestro Esteban Maroto), pero allí
descubrimos que los guiones, coescritos junto a su esposa
Danette Couto, merecían mucho más la pena que todo lo publicado
durante la ausencia de los Thomas. Tanto en la saga en Zanadú
como en la del Anillo de Ikribu, se vuelve a jugar con el papel
de mártir negada al amor, quien acaba sucumbiendo al
enamoramiento pese a que su código le dicta que se
reprima.
Las últimas apariciones de Sonja en
el mercado de los cómics fueron olvidables. Los jóvenes editores
de Marvel la rescataron para conducir el penoso lanzamiento
único Red Sonja Scavenger Hunt, que protagonizó junto con
otras damiselas neumáticas de cuidado; algo más tarde, con el
uso de la licencia Conan a caballo de Europa y América, los
italianos produjeron un par de historietas con Sonja de
coprotagonista para su proyecto Conan il Conquistatore
(aquí publicado este material en el Volumen III de La Espada
Salvaje). Estos autores, Lashely, Marturet, Rinaldi,
Ratera... nada aportaron al personaje; y Marvel ya no siguió con
ella a finales de los noventa tras ser canceladas las
series de Conan y determinar que los bárbaros ya no eran
negocio. La licencia corrió de mano en mano entonces y la tomó
esporádicamente Blackthorne Publishing para lanzar un tebeo en
3-D singular pero poco estimable.
La mejor promesa editorial de todas
fue la que llegó en 1999 de la mano de Roy Thomas y bajo el
amparo de la empresa Cross Plains Comics. Este sello de Richard
Ashford no tenía los derechos sobre Conan para publicar cómics,
solamente disponía de los de otros personajes howardianos o
directamente construidos a partir de su legado literario, como
Sonja la Roja. Cross Plains anunció que lanzaría un libro de
cómics de 192 páginas titulado Red Sonja: The Life and Times
of a She-Devil, primero de una serie de volúmenes destinados
a recopilar todas y cada una de las historietas en las que
asomaba el sugerente bikini de hierro de Sonja colocadas en
orden cronológico. No llego a aparecer ese libro de cómics, pero
sí que vio la luz un excelente tebeo dibujado por el gran amante
del personaje Steve Lightle: Red Sonja. A Death in Scarlet
(aunque en cubierta figuró el título Robert E. Howard’s
Red Sonja).
El trabajo de Thomas, Steve Lightle
y de Tayreza, quien pone color, es extraordinario. En Death
in Scarlet Thomas recrea a una Sonja núbil en una
aventurilla de juventud de los tiempos en que operaba como traviesa ratera.
Descubre unas joyas pertenecientes a su familia entre el tesoro
de un noble y, entonces, surge el ánimo de retribución... en
sangre. Ese simple argumento es dibujado por Lightle con
dulzura, con líneas delicadas, con curvas temblorosas, con un
deseo expreso de que todo aparezca con un aire aseado y
adolescente. Pero fue un tebeo triste, porque se lee de un
plumazo y porque Sonja no nos consigue contagiar su entusiasmo
dado que esta aventura suya supone el luctuoso fin de carrera
para una empresa de cómics que se las prometía felices.
Cross Plains Comics cerró sus
puertas y a Sonja no la volvimos a ver. Imaginamos que Dark
Horse se hará con la autorización para incluirla en el nuevo
Conan. Ojalá no desestimen esa idea. |
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