Ilustrador que trabajó en los tebeos retocando historietas y que destacó como ilustrador de portadas en la agencia SI y para el sello IMDE, y como diseñador de los tebeos de Toutain.
Josep Martí Ripoll se incorporó a la profesión a través de la empresa Hispano Americana en los años cuarenta. Su buena formación y pulcritud le señalaron como un perfecto rotulista y corrector de pruebas, pero también desempeñó labores de retocador de las páginas estadounidenses que se publicaban en España, calcando y añadiendo no sólo rótulos nuevos, también pedazos de tela u objetos que evitaban vislumbrar más carne femenina de la que permitía la censura.
Durante los años sesenta elaboró prospectos de cine y carteles, principalmente vinculado con la distribuidora Hispano Fox. En estos años también demostró sus dotes para el dibujo, el diseño y la ilustración en portadas de tebeos de género romántico (Romántica), puesto que se integró en la agencia SI, desde la cual emitió cientos de ilustraciones para el mercado español y el extranjero. Suyas fueron todas las primeras impactantes portadas para la revista Dossier Negro, la primera revista estable de horror española, donde el ilustrador invitaba al lector a penetrar en un mundo lleno de cuerpos retorcidos, color y sufrimiento.
El trabajo de Martí Ripoll continuó apareciendo en otras publicaciones de fantasía y horror de los años setenta, como Python, Mata Ratos, Delta 99, Vampus, Nueva Dimensión, Escalofrío, S.O.S., Pacific o Creepy. Para esta revista y otras publicaciones de Toutain Editor no sólo destinó portadas, también fue diseñador gráfico o director artístico de varias colecciones, siendo una de sus labores más recordadas la efectuada en la colección teórica Historia de los comics.
En los últimos años de su carrera pasó a ser diseñador en el sello Norma Editorial.
Autor funcional, se ha comentado con acierto que Martí Ripoll formó parte de una generación de portadistas (junto a Badía Camps, Petronius, López Espí o Antonio Bernal), que marcaron el estilo en muchos libros ilustrados y tebeos de los años setenta en España. Todos ellos fueron autores no originales ni brillantes pero eficaces para ilustrar las portadas de publicaciones dirigidas al público juvenil, para las que Martí Ripoll siempre elaboró composiciones llamativas y coloristas.
Ha habido quien afirma que colaboró en la revista Hipo, Monito y Fifí durante los años cuarenta, dato este difícilmente creíble pero aún por comprobar (lo referido sobre sus inicios profesionales también se halla a falta de contraste documental).