Tomás Marco era un verdadero apasionado de la historieta que no había logrado reunir el talento necesario para iniciarse como profesional cuando lo intentó. Creció artísticamente en el estudio fundado por Vicente Roso y finalmente logró pulir su estilo lo suficiente como para ser contratado por Editorial Marco para dibujar un cuaderno de la colección Cuento de Hadas en el final de los años cuarenta. Poco a poco, fue cumpliendo encargos (de los editores Gong, Marco, Ameller o Clíper) hasta que logró depurar un poco su estilo en cómics de aventuras como Buffalo Bill y El Aventurero del Espacio (Hispano Americana).
Demostrada su capacidad y debido a su estilo, rotundo, con entintado denso, fue reclamado por la Editorial Bruguera para ser uno de los continuadores de Ambrós en la colección El Capitán Trueno, si bien no le dejaron dibujar las caras de los personajes, que fueron impuestas después de él acabar sus dibujos. Realizó varios encargos más de Bruguera entre 1960 y 1964, destinados a las páginas de Sissi, Historias, El Campeón de las Historietas, Héroes, El Capitán Trueno Extra, hasta decidió comenzar a trabajar para editores extranjeros en vista de mejores emolumentos y una pizca más de libertad creativa.
Tomás Marco destacó desde que comenzó en el mercado francés, con la serie SOS Titan para la revista Super Boy y, sobre todo, con Kalar, una serie de aventuras selváticas que duraría hasta el cierre de la editorial Imperia en 1983 y en la que pudo exhibir su dominio del dibujo de fieras salvajes, algo que le encantaba dibujar. En este momento es cuando surge el dibujante que Marco siempre quiso ser, muy detallista y rotundo, un estilo que no cambiaría en lo sucesivo.
Nosotros veríamos su obra gracias a la traducción de Ediciones Boixher y también parte de su muy abundante trabajo para Alemania, dado que Marco fue uno de los colaboradores fijos de la revista de horror editada por Bastei Gespenster Geschichten, en la que estuvo dibujante durante más de veinte años cortas historietas de terror. También participó en las revistas del mismo tipo tituladas Spuk Geschichten y Arsat der Dämonenjäger.
A la industria española volvió esporádicamente a dibujar alguna historieta corta, en revistas de todo tipo (Gaceta Junior, Cavall Fort, Rambla) o para emprender algún proyecto con viejos amigos, como el de Yago, el último superviviente, sobre guion de Víctor Mora. Abordó varios proyectos en el final de su vida: La Sicosfera, Viaje a la Luna, Nuevas aventuras del Capitán Trueno, y otros trabajos que gestiona a través de la agencia Norma y que se llegan a publicar en Italia, pero él ni siquiera llegaría a poder verlos y el resto no obtuvieron respaldo editorial.