Horacio Altuna

Dibujante e historietista argentino, renovador de la historieta argentina, madura y satírica, y una de las firmas de cómic e ilustración eróticos más reputada.

Horacio Altuna nació en Córdoba en noviembre de 1941. Desde muy niño le gustó dibujar pero no dirigió sus primeros pasos profesionales por esta vía, sino que cursó estudios de Derecho. Pero el afán por dibujar historietas hizo presa en él y, alentado por su amigo Gianni Dalfiume, comenzó a dibujar en 1965 historietas en la versión de Superman argentina, Super Volador. De ahí pasó a Editorial Columba, para colaborar directamente en las populares revistas D`Artagnan y Fantasia, directamente a trabajar con los grandes guionistas del periodo, como H.G. Oesterheld o Robin Wood. Altuna por entonces tenía un estilo poco madurado, que fue mejorando paulatinamente en siguientes historietas, generalmene cortas, dirigidas a cabeceras como Misterix, Cinemisterio, Patoruzito o Casco de Acero. Todas estas publicaciones, incluidas las de Columba, se regían por un modelo editorial tradicional, que no respetaba los derechos de autor que comenzaban a reivindicarse al final de los años sesenta. Altuna pronto destacó como uno de los autores más beligerantes sobre este particular, sobre todo a partir del momento en que se suma a las filas de la Asociación de Dibujantes, fundada en los años cuarenta pero que redirigió sus esfuerzos en defensa de la autoría en el inicio de la década de los setenta.

El estrangulamiento autorial que exigen los editores locales y la crisis del sector, que comienza a ser muy acusada en los setenta, obliga a Altuna -como a muchos otros argentinos coetáneos- a emigrar, y lo hace en su caso a los mercados anglófonos, ofreciendo su lápiz a Charlton en los EE UU y a los sellos británicos Fleetway y Thompson, para los que dibuja muchos guiones de aventura juvenil o bélicos sin firma (la mayoría siguen sin catalogar). No por ello deja Altuna de contemplar la posibilidad de dibujar historieta en su país, y responde a la llamada de Andrés Cascioli para trabajar con el guionista Carlos Trillo en 1974, en la revista Satiricón. Es un momento capital de la historieta argentina y Altuna no duda en participar en una publicación que vivía su segunda etapa tras ser prohibida y que se enfrentó (hasta 1976) contra un gobierno  tiránico que terminó prohibiéndola de nuevo. Altuna se entendía muy bien con Trillo por entonces y de su trabajo en común surgió una de las series más recordadas de la historieta de su país, El "Loco" Chávez, la tira más popular del diario Clarín. 

Altuna había refinado mucho su estilo durante los primeros setenta, y cuando comienza a dibujar en 1975 la tira del "Loco" comienza a obtener gran reconocimiento, que se acentúa debido a su manera de dibujar a las mujeres hermosas, de talle fino, rostro aniñado y ojos soñadores. Altuna sigue depurando su línea en otros trabajos en los que demuestra ser tan buen dibujante como un hombre comprometido ideológicamente con los problemas de su país, sumido en la dictadura militar desde 1976. De sus trabajos de entonces hay que destacar siempre los que dibuja sobre guiones de Trillo, los cuales arrastran un gran peso crítico contra el poder omnímodo y el deseo de libertad. Ese fue el eje de series como Las puertitas del Sr. López (para la revista El Péndulo, desde 1979, y luego en Hum®, que llevó algunas pinceladas eróticas), Merdichesky, Charlie Moon y otras historietas para revistas como Fierro, sin dejar de dibujar la tira para Clarín ni de enviar trabajos a los editores del Reino Unido. 

La situación del país se volvió tan insostenible para Altuna que decidió emigrar en los primeros ochenta, atraído por el denominado "boom de la historieta española", país que consideró adecuado para trabajar y utilizar como trampolín profesional hacia otros mercados europeos. Se afincó en Sitges en 1982 y comenzó a publicar sus historietas con el editor Josep Toutain, tanto las ya vistas en Argentina, que aquí gozaron de gran acogida entre el público lector español recién salido de otra dictadura militar, como las que creó nuevas para la revista 1984 / Zona 84. De este periodo destacan series como El último recreo o Tragaperras (aún con Trillo como guionista) y las desarrolladas en solitario Ficcionario y Chances, todas ellas historietas de ciencia ficción en las que se combinaba la sátira proyeccionista de una sociedad represora con situaciones de erotismo acusado, género en el que es maestro Altuna, cuyas mujeres de formas redondeadas son ya muy populares. 

De hecho, esta facilidad para captar la erótica de las formas femeninas es la que convence a los editores de Playboy de contratarle para publicar historietas cortas de este autor, muy subidas de tono pero sin llegar a ser pornográficas. Son un gran éxito y desde 1989 se convirtió en una figura internacional del erotismo gracias a esta serie de situaciones que muestran a chicas jóvenes y desinhibidas, muy seguras de su sexualidad, que dejan absortos o estólidos a los hombres con los que se cruzan. Su reedición fue constante y se publicaron en muchos idiomas.

En los años noventa, Altuna se consolidó como autor completo. Fue alejándose de Trillo, con quien tuvo una relación final tirante, y creó su propia serie de tiras para Clarín, la titulada Nene Montanaro desde 1993, que tuvo un éxito más tibio que la del "Loco" pero que también fue aplaudida en su país. El autor siguió trabajando por que se conocieran sus obras en toda Europa, mostrándo un interés más abierto por asuntos de actualidad (de ahí el tema elegido para Hot L.A., serie desarrollada en el final de esta década) y logrando reconocimiento también en Francia y otros mercados. 

En el siglo XXI, Altuna siguió trabajando con éxito, vio traducidas sus obras al inglés para el mercado estadounidense, los editores españoles Norma y Planeta-DeAgostini desarrollaron colecciones que recopilaban su obra, escribió historietas para otros (como Hate Jazz) y logró publicar una tira en un diario El periódico de Catalunya, la titulada La familia tipo, sobre una familia de burgueses españoles cuarentones, donde no faltaban las gotitas de erotismo. El 19 de abril de 2007, con ocasión de la inauguración del Salò del Còmic, la tira de Altuna ocupó toda la portada del periódico barcelonés. En 2010 proyectó una serie similar de nuevo en Clarín, en este caso de carácter interactivo (el lector podía echar a los personajes con sus votos): Es lo que hay.

Hay que destacar que su ímpetu defensor de los derechos de autor ha seguido presidiendo su carrera, hasta el punto de convertirse en el presidente de la Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña en 2007. Ha sido merecedor del premio Yellow Kid (1986) y del Gran Premio del Salón de Barcelona (2006).