PLANTEAMIENTOS
PREVIOS A LA PRODUCCIÓN DE HISTORIETAS
A partir de la
ponencia presentada en dichas Jornadas he preparado estas notas
históricas sobre el mismo tema para “Cosas de Tebeos”, texto que aún
siendo unos simples y esquemáticos apuntes de situación sobre el
panorama de la historieta española de terror, pueden contribuir a
ampliar y documentar el conocimiento general al respecto.
De esta manera,
la aportación a las citadas Jornadas sobre cómic, dando un marco de
situación español al conjunto de ponencias presentadas, se prolonga
ahora al trazar una aproximación documental histórica al tema, base
de posibles trabajos de investigación más profundos y amplios. La
utilidad de estas notas radica en que si bien se han publicado
muchos cómics de terror en España, en la mayoría de los casos
procedían de otros países y no eran historietas españolas (incluso
cuando los habían realizado dibujantes españoles de agencia) y por
ello su enfoque y análisis ha de hacerse siempre desde la realidad
de la historieta española o, como mínimo, desde el sistema de
referencias de los lectores españoles.
El trabajo de
investigación previo a la redacción de este texto, realizando mi
propio recorrido histórico con los tebeos a la vista, a fin de
valorar la importancia real que el género de terror ha tenido en la
historieta española de más de un siglo, me ha permitido llegar a
datos y conclusiones desde los que poder proponer (a los alumnos y
asistentes a las referidas Jornadas y a los lectores ahora) el
conocimiento de una panorámica general, y la lectura y estudio de
unas pocas obras concretas, de la historieta española de terror.
Obras que pueden
valorarse mejor conociendo la coyuntura editorial y sociológica en
la que han de inscribirse las obras de terror extranjeras que han
llegado a nuestro mercado lector, frente a las cuales se puede
resumir ahora, como hipótesis de trabajo, la escasa relevancia que
el género de terror ha tenido
como temática específica en el panorama total de la historia de la
historieta española.
Y no es que
falten ejemplos importantes de historietas de terror en la producción autóctona. Es obligatorio destacar autores, obras, series
e incluso algún tebeo español. Pero siempre como ejemplos aislados
que no configuran una línea creativa y editorial destacable, una
tendencia definida por el género, con un peso específico suficiente,
en los más de 120 años transcurridos desde el nacimiento de la
historieta española. Durante los cuales la historieta española de
terror se asemeja a un Guadiana de escaso caudal que aparece y
desaparece irregularmente a lo largo de la historia del medio en
España.
En general, la
mayor parte de la historieta de terror creada y / o publicada en
España (debemos distinguir y mucho entre ambas opciones) ha
correspondido a mecanismos editoriales y de mercado, y no a una
demanda libre de los lectores, que mayoritariamente se han limitado
a seguir la oferta, la tradición o las modas. Aunque es conveniente
matizar la afirmación anterior teniendo presentes ciertas
concomitancias sociológicas que como mínimo concurren en la
oportunidad y conveniencia de las historietas de terror publicadas
en nuestro país o, como mínimo, en la posibilidad de su publicación
en momentos concretos; y siempre teniendo en cuenta que al ser la
historieta parte de la cultura de un país, viene determinada por las
condiciones objetivas en las que el todo cultural se desarrolla.
ACERCAMIENTO A LA
HISTORIETA DE TERROR
Mis
planteamientos sobre la historieta de terror española y su escasez,
y relativa poca relevancia, arrancan de fecha tan lejana como 1971.
Momento relativamente cercano en años, pero históricamente muy
lejano en función de la evolución socioeconómica y política
española. Y también en función de los importantes cambios habidos en
la industria internacional del cómic en las últimas décadas y de su
ya habitual reflejo e influencia sobre la industria y el mercado
españoles.
Se trataba de un
momento en que el cómic de terror se había puesto de moda en los USA
y por ello, como de costumbre y de rebote, en Europa. Así, en España
se dio entre los últimos años sesenta y los primeros setenta del
siglo pasado un especial interés consumidor por las películas, los
espacios televisivos, el cuento y la novela y el cómic de terror.
Fue entonces, cuando con un punto de apoyo fundamental en el
Festival Internacional de Cine de Sitges (que en sus primeras
ediciones estaba dedicado casi monográficamente al terror) comenzó a
editarse la revista Terror Fantastic.
La revista estaba
dedicada a todos los temas del género de terror. Y, además se nutría del
interés prioritario de sus responsables por la fantasía en un
variopinto espectro, que abarcaba desde King Kong a los más
ínfimos productos gore. Sus páginas se apuntalaban en
artículos, relatos, reportajes, ilustraciones, chistes y fotografías
en los que predominaban las vísceras sanguinolentas,
los mitos eternos del cine y del cómic, el sadismo y la necrofilia,
la recuperación casi arqueológica de los seriales americanos del cine
B, y otros temas fantásticos de terror en los que los colaboradores
de la revista se desmadraban según sus gustos y predilecciones
personales. Con la peculiaridad de que así como se escribió mucho
sobre el cómic en general y algo menos sobre el cómic de terror, en
cambio la revista publicó poquísimos cómics, y de ellos la mayoría
fueron de humor, tocando el terror desde una perspectiva muy “brugueriana”,
lo cual es significativo. Con la notable excepción de unas pocas
páginas atípicas realizadas por José María Beá. Valga como
documentación casi arqueológica recordar que entre los numerosos
colaboradores de Terror Fantastic estaban Luis Gasca, Terenci
Moix, Juan Tébar, Luis Vigil, Francisco Montaner, Andrés Martín (que
aún no firmaba Andreu), Antonio Vilella, Carlo Frabetti, Carlos
Nolla, Pierrot, Pedro Yoldi, Antonio Martín y otros muchos en lo
literario. Y Enric Sió, José Mª Beá, José Peñarroya, Juan Bernet
Toledano, Alfonso López, Javier Musquera, Esteban Maroto y algunos
otros en lo gráfico.
Particularmente,
en los años citados desarrollé una Sección fija en Terror
Fantastic sobre el cómic de terror. En el marco de tal revista
opté por titular fácil y genéricamente la sección que escribía
“Comic Terror”. Y fue a lo largo del tiempo en que desarrollé esta
sección monográfica cuando descubrí que era relativamente fácil
tener tema para escribir artículos relativos al cómic de terror,
siempre que escribiese sobre obras y autores de otros países. Pero
que, proporcionalmente, era muy difícil centrar la sección en el
cómic de terror español, tal y como mi interés por la historieta y
el tebeo españoles me pedía, ya que las historietas de terror
merecedoras de estudio o comentario eran escasas. De hecho, uno de
los artículos lo dediqué a trazar esquemáticamente una ”mini
historia” de la historieta de terror española (Terror Fantastic
núm. 4, I-1972), y fue entonces, cuando a través de una rápida
panorámica desde los orígenes hasta los años 70, pude verificar la
escasa cantidad y densidad de la historieta española de terror.
Hecho que los
años posteriores han confirmado con una producción pobre y poco
relevante (siempre a salvo de los ejemplos estelares de rigor),
debida a una industria que actúa en franca dependencia de la compra
barata de derechos editoriales de cómics procedentes de otros
países.
SOBRE EL VALOR
SOCIOLÓGICO DE LA HISTORIETA DE TERROR
En los momentos
de mayor auge del cómic de terror en el mercado español,
independientemente de sus autores y procedencia, cuando los editores
al uso se limitan a chalanear con el medio como una mercancía más,
vendida por lotes, por metros o al peso, habrá que contar además con
el componente sociológico que presenta el género de terror, en tanto
que consecuencia o reflejo de momentos concretos de la sociedad en
que se origina. Y ello incluye sus versiones más “ligeras”. Que son
precisamente las más habituales en la producción propia española.
Desde los “cuentos de miedo” tradicionales traspasados a la
historieta, hasta la misma historieta humorística de terror. Desde
las historietas seriadas que toman el relevo del cuaderno de
folletín de perra gorda, pobladas por “vampiros del aire”, monstruos
asesinos y seres del inframundo literario trasladado a los tebeos,
hasta aquellas historietas de aventuras en las que frecuentemente
los momentos de tensión (nudo-desenlace) se resuelven con abundancia
de violencia y crueldad y una alta graduación de terror. Sin olvidar
la historieta de humor costumbrista, en la que a medio camino entre
la broma y la sátira se propinan agudos puntazos a las instituciones
del sistema de clases dominante, siendo muy frecuentes los finales
infelices cuando no francamente terroríficos.
Es aquí donde los
investigadores de la historieta de terror española podrán hallar
mayor campo de trabajo.
Nada similar por
supuesto a los “horror comics” americanos de EC Comics, obra máxima
entre la producción de otras varias editoriales de cómic books de
terror norteamericanas de los años cuarenta y
cincuenta. Nada
parecido, aunque sí mal copiado, a las lujosas, elegantes y
pretendidamente adultas revistas de cómics de terror de Warren
Publishing, que prefabricaron un éxito. Ni tampoco nada igual a las
imitaciones de Warren realizadas por Marvel y otras editoriales (más
populares y algo cutres)
Al margen de
estas diferencias cuantitativas y cualitativas hay que reflexionar
sobre el valor sociológico de la historieta española, que, durante
los que son posiblemente los cuarenta años más importantes de su
historia (1936-1975), estuvo marcada y determinada por los códigos
de una sociedad surgida del régimen de fuerza que tenía el poder en
España. En esta situación, y al margen de que los modelos
anglosajones de terror no son propios ni se aclimatan bien a la
cultura mediterránea (hecho que escasamente se ha tenido en cuenta),
el análisis en profundidad de la historieta de terror puede ofrecer
ejemplos concretos muy interesantes. Hasta el punto de que con las
obras a la vista, en la mesa de trabajo, documentadas y contextualizadas, es posible detectar la importancia de dichas obras
por referencia al momento en que se han realizado y a quién y cómo
las ha realizado. Otra cosa muy distinta es cómo se han publicado.
En resumen,
hay que destacar las correlaciones existentes entre ciertas
historietas españolas de terror y cómo interactúan, más allá de
modas y de modos editoriales, con la sociedad concreta en la que se
originan. Para acabar viendo que el género de terror muchas veces es
solo el sudario que confunde al lector envolviendo obras que
importan más allá de la calificación de género. Y ello aceptando y
manteniendo la afirmación primera de que la historieta de terror no
ocupa globalmente un lugar de especial importancia en el panorama
histórico de la historieta española. [
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