El Loco Chávez: Comic Strip Tease
El loco Chávez es
la primera y más larga colaboración entre Carlos Trillo (1943) y
Horacio Altuna (1941).Fue publicada en el diario Clarín entre
el 26 de Julio de 1975 y el 10 de Noviembre de 1987 a razón de una
tira de cuatro viñetas por día excepto los miércoles, en los que se
publicaba una página a todo color que narraba una historia
independiente.
En España, Norma
Editorial publicó en 1991 dentro de su colección B N una selección
de aventuras del Loco Chávez convenientemente “retocadas” para el
lector hispano ( el propio Altuna fue quien cambió modismos
argentinos por sus equivalentes españoles y aligeró convenientemente
la ropa de las esculturales féminas que aparecen en sus historias).
En estos doce
años de colaboración diaria, unida a los álbumes que el dúo gestó en
ese periodo, Horacio Altuna
va implicándose cada vez más en las historias que dibuja y aprende
poco a poco a escribir de la mano de Trillo, hasta el punto de que a
partir de 1982, cuando Altuna viene a vivir a España, la autoría de
la tira es prácticamente suya.
Ya en 1983,
Altuna publicaría su primer álbum en solitario, Ficcionario,
cuyas claves temáticas no lo alejan en exceso del resto de su
producción junto a Trillo, así que parece lógico pensar que si
Altuna había aprendido a realizar ambas labores con cierta destreza
no creyese necesario colaborar con nadie. Siguió colaborando un
tiempo más con Trillo hasta la definitiva separación de 1987,
separación amistosa y civilizada, pero con el regusto necesariamente
amargo de una despedida.
El Loco Chávez,
como todas las historietas producidas en Argentina en los largos
años de la dictadura militar, tuvo que lidiar con una censura tan
estúpida como irracional, pero no impidió que El Loco se
transformara en un personaje tremendamente popular entre los dos
millones de lectores que el diario tenía. Elevado a la categoría de
icono popular, incluso llegó a tener una serie de televisión que fue
abortada al poco de nacer por el censor militar de turno, quien
apreciaba que su talante mujeriego y su indisciplina respecto a su
jefe eran un mal ejemplo para los argentinos.
Releyendo las
historietas recopiladas para la edición española, uno puede
comprender fácilmente las causas por las que El Loco era tan popular
entre sus compatriotas. Se trata de historias con un componente
humano y social notable, capaces de llegar al ciudadano medio con el
verismo y la cercanía necesaria y están aderezadas con las dosis de
humor y erotismo necesarias para que
quien buscaba un simple entretenimiento quedara igualmente
satisfecho.
Trillo y Altuna
fueron durante esa larga década la más brillante pareja creativa del
comic argentino, ofreciendo una cada vez más depurada mezcla entre
humor, erotismo y crítica social, camino que Altuna siguió en
solitario con resultados algo más irregulares en la medida que sus
colaboraciones para la revista Playboy demandaban una dosis
de sexo que alteraba la mágica combinación marca de la casa.
De hecho, de todos los ingredientes habituales en El
Loco Chávez ( y por extensión en las historietas de Altuna), el
erotismo es quizá el más prescindible de todos y el que trivializa
más las historias al introducir mujeres innecesariamente
esculturales sin mayor función que la del disfrute visual del lector
diario. Quizá sean servilismos necesarios cuando se quiere llegar a
un público amplio y heterogéneo, pero a pesar de que Altuna sea uno de los
dibujantes que mejor dibuja las mujeres (sobre todo si carecen de
ropa alguna), su uso como objetos meramente decorativos devalúa las
historias en la medida en la que diluye su intensidad narrativa. Aun
así, se trata de historias interesantes, con personajes
tridimensionales y dibujadas por un Altuna en estado de gracia,
capaz de plasmar en papel cualquier cosa que el guionista tenga a
bien imaginar.
Resulta
difícil saber en que porcentaje los indudables meritos de El Loco
Chávez se deben a Horacio Altuna o el grado de participación de
Carlos Trillo en la misma, pero es indiscutible que constituye uno
de los más brillantes trabajos de la pareja y un excelente ejemplo
del difícil arte de la comic strip, de la tira diaria, medio a
través del cual se valió la historieta durante sus primeros años
para crecer y desarrollarse como lenguaje narrativo independiente. |