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En 1956 la Editorial Bruguera lanzó en su Colección Dan al
personaje El Capitán Trueno y a sus acompañantes, obra estimable de
Víctor Mora y Miguel Ambrosio Zaragoza, “Ambrós”, que fue todo
un emblema para más de una generación de lectores españoles de
tebeos de aventuras. El Capitán es un héroe del tiempo de
Ricardo Corazón de León
que combate contra el despotismo y la injusticia y que adquirió
tanta popularidad que saltó a las páginas de Pulgarcito y
otras publicaciones y disfrutó de reedición tras reedición hasta
la actualidad. Una vez agotados los argumentos caballerescos en
su ristra interminable de aventuras, el “Capi” y sus compañeros
Crispín y Goliath, llegaron a enfrentarse a seres fantásticos
propios de la espada y brujería (sin que por ello podamos
adscribir completamente este serial al género).
Más cerca de la fantasía heroica estaría Sigur, el Vikingo,
publicación de Editorial Toray que puso en circulación en
1958. El cartagenero José Ortiz dibujó 33 aventuras de este
piloto de drakkars sobre guiones de Mariano Hispano que
servirían de molde para su posterior bárbaro “Viking Prince”
(escudero con coletas incluido), ya completamente embebido en la
espada y brujería pero años más tarde. La misma Toray volvió a
reincidir en el género en 1960, o al menos con historietas en
las que abundaba la temática y la estética del trogloditismo. En
esa fecha editó Katán, serie dibujada por el valenciano
Jaime Brocal Remohí sobre guiones de Hispano y Sesén y del que
podríamos decir que es el primer bárbaro genuinamente español.
Brocal dibujaría al poco al personaje vikingo de bárbaro aspecto
Ögan, para ser publicado en Francia entre 1963 y 1972. Ejemplos
de personajes de escaso indumento, enfrentados a lo fantástico y
aventureros en contextos prehistóricos son también el citado
Purk el hombre de Piedra, de Manuel Gago (Valenciana, 1949),
Ayax el Griego, de José Luis (Creo, 1960), Rey Furia,
de J. Grau (Valenciana, 1961), Castor, de Gago
(Maga, 1962), El justiciero negro, de Antonio Guerrero
(Valenciana, 1965) y bastantes más, pero por sus características
escapan al presente repaso.
Los bárbaros de De la Fuente.
Al tiempo que Conan iba medrando en popularidad y éxito en los
EE UU, en España se crearon otros héroes de la espada y brujería
más cercanos a modelos del norte de Europa y más interesados por
reflejar una visión apocalíptica del mundo de ficción (y de la
sociedad real). El caso más representativo es el de los
personajes de Víctor de la Fuente, autor con un
gran conocimiento de la figura humana y una enorme
capacidad para reflejar la acción con una limpieza formal
sorprendente. Tres han sido las creaciones de De la Fuente que
podrían ser vinculadas al subgénero de la espada y brujería. Dos
de ellas acusan la gabela de haber sido elaboradas desde el
compromiso social (fueron creadas durante la última etapa de la
dictadura de Franco) y no se ciñen a brindarnos simple evasión:
Sus héroes luchan contra la opresión y peligros, que son fiel
retrato de ciertas instituciones, como un presupuesto para
lograr la paz y la libertad.
El primero de los bárbaros de De la Fuente, Haxtur, hizo su
aparición en el núm. 14 de la revista Trinca de editorial
Doncel, en mayo de 1971. Haxtur es un guerrillero con el aspecto
del “Ché” Guevara que se ve transportado a un escenario típico
de la espada y brujería y en ese mundo, devenido bárbaro
confuso, prosigue su lucha contra la opresión y la injusticia.
Las 14 aventuras vividas por el personaje también aparecerían
recogidas en dos álbumes de Trinca, de nuevo seriadas en 1980 en
la revista yanqui Eerie, entre los números 111 y 117, y
luego en las páginas de la revista hermana titulada 1984
(núm. 10 y 11; de la yanqui, no de la española de Toutain).
La espada de Haxtur,
más que
defenderle de los enemigos, se convierte en una antorcha que
arroja luz sobre la mentira, la miseria y los deseos de libertad
de los hombres. El personaje responde al modelo de héroe
bárbaro, pero sus aventuras, que discurren en un mundo más
onírico que medieval, están plagadas de visiones de otros
tiempos, o quizá, de otros deseos.
De la Fuente crearía dos nuevas sagas de fantasía heroica: “Mathai-Dor”,
en 1972, para Trinca también (según algunos, su obra
maestra), y “Haggarth”, en 1980, para la revista de Toutain
Editor 1984 (la española).
Mathai-Dor se
desenvuelve en un mundo postapocalíptico retrotraído hacia un
paisaje árido y plagado de guerreros bárbaros. En su búsqueda de
la paz entre los hombres, Mathai-Dor es dibujado con trazos
vigorosos, sencillos pero cuidados y cargados de simbolismo. La
última historieta aparecida de este personaje lo hizo en las
páginas de la revista Bumerang, aunque luego hubo una
edición limitada en álbum por el sello Riego.
Haggarth
es un hombre muerto pero inmortal, por acción de una bruja, que
lucha por los suyos y contra amazonas, monstruos y otros
enemigos fantásticos;
es genuina
fantasía heroica pues, en la que De la Fuente dejó fluir su
historia hacia la evasión pura. La atmósfera sigue siendo
opresiva pero de portentosa espectacularidad gráfica, alcanzando
su autor con ella la plenitud estilística, donde se conjunta el
heroísmo épico con la introspección lírica. Fue publicada en la
revista 1984 y simultáneamente ofrecida en los EE
UU en los números 118 y 134 de Eerie, de Warren.
Bárbaros existenciales
Al autor español Esteban Maroto siempre le atrajo enormemente la
fantasía. En 1969 terminó la serie La Tumba de los Dioses,
engastada en lo onírico pero plagada de una imaginería ya
paralela a los mundos de la espada y brujería, y en 1971 inició
en
el núm. 1 de la colección Drácula (edición española de
Buru Lan) la serie Wolff, tintada de un sutil erotismo
pero cuyo protagonista podría tenerse por una suerte de Conan
pasado por el tamiz de la alucinación pop. Con esta creación definía Maroto ya su estética y su interés por una
fantasía entre lo onírico y lo épico: una suerte de espada y
brujería soft.
También, durante julio de 1971, el diario madrileño Pueblo
estuvo publicando la primera de las aventuras de “Manly en
guerrero” a razón de dos páginas por entrega, so capa del premio
que Maroto había recibido en los EE UU: mejor cómic extranjero
según la
Academy of Comic Book
Arts. Esta creación de Maroto,
pionero de la fantasía heroica española, había sido
destinada al abanico de revistas de Warren Publishing con el
nombre “Dax the Warrior” previamente, donde había cosechado gran éxito y seguimiento
por parte del público. A raíz del premio, Selecciones Ilustradas sirvió al
periódico madrileño una versión que apareció
en el centro de las páginas finales del diario
los días 22, 23, 24
y 25 de julio de 1971
con un tamaño de
19,3 x 13,3 cm. y en
blanco y negro. Fue el primer episodio del héroe, que no sufrió
modificaciones salvo en lo relativo a su tamaño. También se
publicó una versión en color de Manly: en un suplemento
extraordinario que Garbo Editorial lanzó cuando se hizo cargo de
IMDE (Ibero Mundial de Ediciones). Este suplemento presentaba
material de Selecciones Ilustradas en cuadernillos, aquí con el
aliciente de que dos páginas eran en color y dos en blanco y
negro.
Dax había comenzado su andadura en Warren en el núm. 39 de Eerie
y se paseó por sus páginas hasta el núm. 52, haciéndose eco de
su trágico destino en busca de la felicidad y de su condenación
final. Diez de sus aventuras serían reimpresas en el núm. 59 de
Eerie con la mayoría de sus textos rescritos con el
estilo más coloquial de Budd Lewis. De Dax existe en España un
álbum bajo el sello de Toutain, que reeditó Planeta-DeAgostini.
El protagonista de estos cómics se desenvolvía en un plano
más metafísico que épico. Se trataba de un espadachín maldito obligado a vagar por un mundo indómito, claro
reflejo del individuo amilanado por la Guerra Fría. De él dibujó
Esteban un total de doce historietas con un tratamiento
artístico fuera de serie, de sobrecogedora belleza formal,
repleto de experimentalidad y de latente erotismo, quedando para
la historia como el personaje bárbaro más lírico de todos.
El interés que había despertado este personaje impulsó a Marvel a reclutar a Maroto para la
alineación de revistas de Conan. Maroto hizo una corta
historieta para el primer número de The Savage Sword of Conan,
“Red Sonja”, para la cual diseñó el que luego sería polémico
traje de la espadachina, el “bikini de hierro”. También de Red
Sonja elaboró una ilustración para ser distribuída
exclusivamente en ese mercado por la casa Heritage, en 1973, así
como un póster de Conan. Luego, aunque hizo otros trabajos para
Marvel, no volvió a trabajar en sus bárbaros hasta pasados unos
años.
Maroto volvería a incurrir en el género en 1979, En España, con
su personaje de fantasía más erótica que heroica Korsar,
invitado a las páginas de Cimoc 1ª Época tras haber sido
difundido en Alemania, mercado para el que se creó, gestionado
por la agencia Norma.
También a comienzos de los años setenta, el reputado dibujante
Alfonso Azpiri hizo uso de los héroes con espada en sus primeros
pasos como profesional de la historieta, no en vano fue pupilo
de De la Fuente en sus inicios, también en Trinca. Luego
bebió de otras fuentes: Frank Frazetta, Zderek Burian, Alberto
Breccia y de la portentosa imaginación del escritor español
Carlos Saiz Cidoncha, con quien creó a Zephyd, un guerrero
nacido de la tierra y ligado a ella. Su lucha comienza cuando
encuentra la civilización (como Conan o Kull) y, con ella, la
incomprensión, la opresión y la violencia. El resto de sus
aventuras estarán marcadas por esa lucha constante por su
libertad y por cierta visión ecologista del mundo, algo inaudito
en la historieta española de su tiempo. Apareció un álbum del
personaje.
Otro héroe de aspecto “bárbaro” y de proceder reflexivo fue el
personaje
Andrax,
creado por Miquel Cussó para la editorial alemana Kauka en 1973,
y dibujado por su sobrino Jordi Bernet. El personaje debutó en
el núm. 27 de la publicación Primo y obtiene gran éxito
allí (hasta ser reeditado varias veces, en Action Comic,
y en Super Action, títulos alemanes todos ellos).
Andrax es en realidad un atleta olímpico de nuestro tiempo que
se ve trasladado a un deteriorado futuro, tanto que sus
estructuras sociales y geográficas son parangonables con la Era
Hyboria de Howard. Corre sus aventuras en compañía de un colega
fortachón y bonancible, sin más defensa que su espada, su
sentido de la justicia y un incombustible optimismo. En España
vimos al personaje en una colección de doce comic books editados
por Toutain que luego recuperó Planeta-DeAgostini. También en
escenarios fantásticos se desarrolla otra obra de artista Bernet
titulada Sarvan. Con guión de Antonio Segura, Sarvan es
una heroína a caballo entre lo erótico y lo lúdico (acaso, la
más excitante de las heroínas de espada y brujería dibujadas,
con la venia de las guerreras de Frazetta) y lo épico / cómico,
sin desdeñar en momento alguno la más pura evasión de corte
aventurero pero con mensaje. Se pueden encontrar sus aventuras
en los álbumes editados por Norma y por Planeta-DeAgostini.
Aparte de los mencionados, hubo un nutrido grupo de autores
españoles que dibujaron historietas de fantasía heroica para las
cabeceras de terror de la editorial Warren americana, Eerie,
Creepy, Vampirella..., y sus héroes imitaban el patrón
clásico del espadachín sito en un mundo de fantasía en lucha
contra el mal y la injusticia, cuyas aventuras encajaban más en
las modas coetáneas del horror metafísico o la denuncia de los
problemas de la sociedad que en la simple aventura.
Uno de los que no debemos dejar de mencionar es Vicente Alcázar.
Este autor creó en 1973 para Warren al personaje de naturaleza
bárbara Schreck y en Marvel le fue adjudicado el personaje de
genuina espada y brujería
Thongor, publicado entonces en Creatures on the Loose, a
la altura del núm. 28 de la serie. Alcázar aportó a Thongor
arriesgadas angulaciones, contrastes, dinamismo, y remodeló la
puesta en escena y la estructura de la página. Sus esfuerzos
innovadores no consiguieron enderezar las ventas del personaje
ni darle serie propia, pero su talento evidente le hizo
merecedor de pasear sus lápices por los héroes más selectos de
la cantera bárbara. A Conan lo dibujó para el King Size
Annual núm. 3, en la magnífica historieta “The
Phoenix on the Sword” y a Kull lo retrató en el núm. 3 del magazine
Kull and the Barbarians, en la historieta “The Omen in the
Skull”. El Thongor de Alcázar se publicó como complemento de la
colección española Red Sonja, y la historieta de
Conan citada ha sido ofrecida en varias ocasiones y formatos por
Forum, y la de Kull sólo ha aparecido en la colección Relatos
Salvajes de Vértice.
Los émulos de Conan
También dibujante de personajes similares en apariencia al Conan
de Marvel fue Jaime Brocal Remohí, padre de los
héroes Kronan y Arcano. El primero de los dos apareció por vez
primera
en el núm. 29 de la publicación Trinca, en la serie que había
comenzado a dibujar en 1971 con el estilo conocido como “viking fantasy”
por las
referencias a la mitología escandinava, aun siendo un facsímile
de Conan, personaje en el que se parece incluso en el nombre.
Luego, el bárbaro visitaría las páginas de la revista
española Blue Jeans en 1978; y existe un álbum editado de este héroe en España.
El
héroe de fantasía heroica a la vieja usanza Arcane debutó en el
núm. 749 de la revista gala Pilote en marzo de 1974.
Arcane corrió cuatro aventuras tan sólo, la mencionada y
tres más en el Pilote mensuel.
De Arcano, que así se le conoció en España, sólo han aparecido
algunas historietas sueltas en publicaciones como Blue
Jeans y Bumerang, donde al verlo nos pareció un calco
aún más evidente de Conan, pero en esta ocasión con la faz de
Camilo Sexto. También transido del espíritu de protesta que
circulaba entre todas las historietas de fantasía de su época
(el tardofranquismo), Arcano es un aventurero pelirrojo que
transita desiertos y urbes impronunciables, pero cuenta con el
aliciente de ser un guerrero que posee poderes mentales, de
adivinación y telepatía, lo cual lo aposta por encima de los
demás en interés.
En 1976, la editora gala Dargaud y el guionista Claude Moliterni
convencieron al autor valenciano Brocal Remohí para reformar al
personaje Arcane y convertirlo en algo distinto. Así nació Taar,
bárbaro de rubia melena y de fuertes contracturas musculares que
vaga por un mundo tenebroso y salvaje a lo largo de una docena
de aventuras, que supusieron en Francia sendos álbumes, hasta
1987. Muy físico y muy barroco, pero entretenido, del serial de
aventuras de este personaje quedó inédito un álbum en Francia,
que fue recuperado convenientemente para la edición española de
sus aventuras en la colección de Planeta-DeAsgostini Taar, el
rebelde.
Lo que si son tebeos claramente de “tipo Conan” son aquellos que han
plagiado desconsideradamente al cimmerio de la Marvel. El caso
más flagrante fue el del dibujante español Correa, quien "creó"
en 1984 la serie Wulkan para la editorial alemana Bastei. El autor alternaba en ella alegremente copias de viñetas
completas de Víctor de la Fuente y, aún más descaradas, de John
Buscema, para dar forma a una cosmología paupérrima plagada de
personajes manidos y argumentos flojos. Wulkan ha sido publicado
en España por Dalmar Socias y, bajo el título de Manos,
guerrero indómito, por Bruguera (20 números al menos).
El alejamiento del canon Conan
Otras creaciones de espada y brujería españolas, o al menos
elaboradas por manos españolas, se alejaron desde el final de la
década de los setenta y sobre todo durante la de los años
ochenta del modelo impuesto por la editorial Marvel para los
cómics de fantasía heroica. Ejemplo perfecto de este
extrañamiento sería la elección de Luis Bermejo para llevar la saga de El Señor de los Anillos
a la historieta, que
adaptó en 1978 el guionista de Warren Nicola Cuti sobre la base
del argumento de la película de Ralph Bakshi Lord of the
Rings en 1978. La saga se ofreció partida en 1979,
puesto que la película de animación rotoscópica sólo llegó a
adaptar la mitad de la afamada novela de Tolkien.
Bermejo realizó allí un buen trabajo, que se vio en España
editado por Toutain Editor, primero en tres entregas y luego en
un grueso volumen, al uso como lo hizo Warren en los Estados
Unidos.
El mismo año,
1978, Badía Romero creó al personaje Axa sobre guiones de Donne Avenell para
el diario The Sun que luego obtuvo difusión en las
revistas del sello estadounidense Warren, siendo ofrecida
primeramente en Creepy. La moza sería rescatada por
la editorial española Toutain en su traducción de materiales de
Warren; luego por Impala en 1987, a la vez que la
estadounidense Eclipse Comics publicó una serie limitada de dos
números del personaje; en los noventa, por Planeta-Deagostini. Axa era una aventurera sensual y rítmica
que corre aventuras en un futuro apocalíptico y cuyo aire de
“bárbara” se debía a su escaso indumento y a sus métodos
expeditivos.
También a punto de cambiar de década, también apartado de la
estética de Conan y también fuera, en otra industria, fue
creado otro bárbaro “español” en 1980. Fue el murciano José
Ortiz, que inició un serial de fantasía heroica con aroma de
viking fantasy en la revista de Warren The Rook, en
el núm. 5. Se trataba de “The Viking Prince”, que aunque se
asemejaba en contexto y patrónimo nada tiene que ver con el de
The Brave and the Bold de igual nombre. En este caso se
trata de Sigfrid, vikingo necesitado de recobrar su herencia y
que ha de luchar contra cíclopes, serpientes de mar y reptiles
gigantes en la mítica tierra de Escandinavia. Sus estupendamente
dibujadas aventuras sólo aparecieron en dos ejemplares de The
Rook, y fueron rescatadas para el público español en color.
En color siempre trabajaba el autor español Vicente Segrelles,
que en 1981 decidió a las filas de autores que publican en la
remozada revista Cimoc con una aventura de fantasía
heroica protagonizada por un mercenario viajero a lomos de un
dragón. Sus viñetas, verdaderos óleos, y su estilo hiperrealista,
estático pero llamativo, cosecharon gran éxito y por ello
continúa aún laborando en la saga de El Mercenario, de la
cual Norma ha publicado varios álbumes, aunque las últimas
aventuras de este personaje han sido editadas por el propio
autor.
El resto de producciones españolas de espada y brujería de los
ochenta fueron casi todas destinadas a editores de otros
países. Fue este el caso de Los 8 anillos de Elibarin,
una obra de encargo de Antonio Segura y Luis Bermejo que
apareció en 1982 en castellano casi a escondidas, publicada por
A.G. Vázquez Editor en color. Se trata de una interesante
aventura de fantasía heroica en la onda de El Señor de los
Anillos, de búsqueda de elementos mágicos (y de uno mismo,
como todas las búsquedas), pero aliñada con ciencia ficción al
uso hispano.
La última de las labores españolas desarrolladas en universos de
fantasía heroica durante los ochenta fue la que Maroto hizo para
DC en 1987. Esteban
se hizo cargo del dibujo de la tercera serie de Amethyst,
una mixtura de magos y héroes en la línea de los cuentos de
high fantasy que se desarrolló a lo largo de cuatro comic
books con guión de Keith Giffen.
Los noventa, viejos y nuevos bárbaros
Maroto volvió a The Savage Sword of Conan a la altura del
número 225 para hacer una historieta de complemento que narraba
el origen de la pirata Valeria, y de nuevo en los números 230 al
233 de la revista para adaptar al cómic la novela protagonizada
por Red Sonja escrita por David C. Smith y Richard L. Tierny.
Pero estos trabajos de Maroto, que podrían encuadrarse en una
línea “tradicional” de hacer cómic de fantasía heroica, iban a
verse sustituidos por formas de acercamiento al género más
posmodernas durante la década de los años noventa.
En España queda ejemplificada esta transición con la aparición y
evolución del fanzine de El Ferrol Sword, no el único ni
el más importante de los fanzines españoles dedicados a la
fantasía (míticos también habían sido y eran Blagdaross,
Fan de Fantasía, Berserkr, Lhork...) pero
podría afirmarse que durante una década fue el único en el mundo
dedicado en exclusiva a Robert E. Howard. Y con el talante
tradicional a él se acercaron para hacer artículos,
ilustraciones, mapas, guiones o historietas: Carlos Yáñez, José
Manuel Arias, Pepe González, Manuel Barrero, Joseba Acebes Acha,
Juan A. Jiménez, José Antonio Fernández-Agüera Rojo. En 1993
acabó aquella etapa, que fue continuada en 1996 en una segunda
época con similar filosofía, pero luego cambiaría.
Uno de los primeros casos españoles de acercamiento al cómic de
fantasía heroica con esquemas posmodernos fue la obra de Sergi
San Julián, de 1992, Gorka. Creo para el fanzinismo
catalán a un oso bárbaro antropomorfo donde se mezclaba a
Cerebus, Usaji Yojimbo y los animales de Warner BROS., y fue
importante también porque inauguró el sello Camaleón Ediciones
(tras un primer número editado por Patxarán Ediciones), cimiento
del nuevo cómic español finisecular, de sus estrategias de
edición, y cuna y aliento de una nueva cantera de autores. En
los pocos tebeos que se editaron entonces de Gorka
colaboran luego Albert Monteys, Fernando Iglesias, Carlos
Portela y otros. Más tarde llegaría una miniserie de Planeta-DeAgostini
en 1998 y un libro en 1999.
Se solapó la distribución de Gorka con el que
posiblemente pueda tenerse como el último esfuerzo por acercarse
al modelo de fantasía heroica tradiconal en la historieta (o más
allá, al llamado “viking fantasy”): El Brazo de Dios. En
1994 los cazatalentos de la editorial nipona Kôdansha se
desplazaron a Europa para refrescar la estética de sus
publicaciones en busca de nuevo público, y sorprendentemente
contrataron al veterano valenciano Brocal Remohí para hacer un
manga sobre mitología japonesa. Brocal hizo un jidaimono
excesivo donde mezclaba el sintoísmo con lo bárbaro titulado
Kami No Ude. En España obtuvo edición por Planeta-DeAgostini
en la colección de comic books El Brazo de Dios al año siguiente.
El género de espada y brujería parecía desorientado tras la
cancelación de series continuadas de cómics de Conan en los EE
UU y hubo que esperar a 1996 para ver nuevas historietas del
cimmerio. Viene esto a colación aquí porque, tras un tanteo de
Dark Horse por recoger la antorcha de Conan, sería la división
italiana de Marvel, gestionada por Panini, la que decidió
producir la Conan al menos para el mercado europeo. En Italia se
publicaron tan sólo tres tebeos de Conan (dos de Conan il
Conquistatore, un Speciale Conan) pero el primero de
todos ellos fue escrito por un español, Xavi Marturet (bien que
desvirtuando por completo las indicaciones de R.E. Howard).
También participaron otros españoes en otras historietas de
Conan que sólo serían publicadas en Alemania, España, Francia y
algún país del norte: Rafael López, Esteve Polls, Tomás Morón,
Mike Ratera y Eduardo Alpuente.
La editorial española que se hallaba explotando la licencia de
Conan en España se arriesgó el mismo año a publicar cómics de fantasía heroica en La Espada Salvaje de Conan,
en cuyo número 171 aparecieron historietas de Juan Román Cano,
Carlos José Arroyo Saavedra y Ferrán Xalabarder. En paralelo, en
la línea editorial Laberinto se lanzó Fian, de Roke
González y Enric Rebollo, Héroes de Valentín Ramón y
Víctor Barba y Las Crónicas de Mesene.
Los dos primeros mencionados se alejaban ligeramente del “canon
Conan” pero el tercero se distanciaba al máximo, a gusto sus
autores en los mundos plagados de elfos y de magias sin cuento
más dependientes de mangas como Record of Lodoss War que
de las historietas inspiradas en R.E. Howard. Esta obra, de Roke González, Mateo Guerrero y Aure Jiménez
mostraba un ritmo narrativo que merece adulación, obra del
primero. Mateo Guerrero dibujó dos series limitadas a partir de
1998, una de cuatro números para Planeta-DeAgostini y otra de
siete para Dude Comics. El proyecto quedó abandonado en 2001,
cuando Mateo Guerrero comenzó a trabajar para la serie
estadounidense Warlands (otra serie de fantasía heroica
de estética manga).
Planeta-DeAgostini siguió respaldando a autores españoles puesto
que en 1997 lanzó una nueva revista de fantasía heroica,
Relatos Salvajes, que lamentablemente no pasó del primer
número (contuvo historietas de V. Ramón, Barba,
Xalabarder, Juan Carlos Cereza, Isaac M. Del Rivero, José Miguel
Pallarés y Miguel Angel Cáceres; los dos últimos, con su héroe
Bram). Dos años después, la editorial sacaba de nuevo otro
título del genero, Eponim, de
Arroyo Saavedra, autor sabio en el uso de la elipsis y las
secuencias mudas que venía a ejemplificar las cualidades de los
jóvenes historietistas españoles interesados en el género a la
par que mostraba el malditismo de un medio y una industria por
la fría acogida que obtuvo. En julio de 1999,
Planeta-DeAgostini publicó tres historietas cortas originales
protagonizadas por Conan en la revista La Espada Salvaje de
Conan Volumen III núm. 10, obra de Yáñez, Jesús Saiz,
Pallarés, Jesús Merino, Joan Josep Mussarra y Arroyo Saavedra, y
con eso dio el carpetazo al proyecto del “Conan español”.
El género quedó en manos de los prozines y de las editoriales
menores, que según se acercaba el siglo XXI más desdibujaban la
frontera entre industria y afición. En 1998, por ejemplo, reaparecía Sword
en una tercera época bajo el sello barcelonés Camaleón
Ediciones. Se barajaron los contenidos teóricos con las
historietas, y si bien el proyecto inicial del editor era
publicar historietas de Conan, no se lo impidieron las
cuestiones legales y
tuvo que tatuar a su personaje y rebautizarlo como Sword. El
tratamiento clásico de las historietas allí publicadas fue
cambiando levemente en pro de un acercamiento más actual de la
narrativa. Dibujaron Benito Gallego, Nájera, JAFAR, Antonio
Vázquez... y fue editado en sus últimos números por La Factoría
de Ideas en Madrid.
Otro equipo editorial (no obstante se condujo con maneras
fanzinistas) que se atrevió con “lo bárbaro” fue
el sello malaqueño MegaMultimedia. En 1999 lanzó la revista en
color de fantasía heroica Barbarian, con historietas de
El Torres, JuanJosé RyP, Jesús y Emilio Gallego, Pallarés,
Vázquez, Siku, Grego Lorente, Miguel Angel Castillo, Óscar J.
Vargas y Subiri. La calidad era irregular en un principio, y
pese a su mejoría posterior sólo duró cinco números hasta un
cambio de formato (a tamaño comic book, con lomo) que aguantó
dos. The Realm, la revista que surgió luego no resistió
tampoco más allá de cinco entregas. A la editorial malagueña,
antes de la espantada de sus autores y colaboradores, le dio
tiempo a lanzar un libro de cómics de fantasía heroica en 1999:
SwordMasters, de El Torres, Vargas y Escamilla, de
irregular factura y con un toque cómico a destiempo.
El último estertor de la fantasía heroica narrada al modo
tradicional y con texturas clásicas la ensayó Planeta-DeAgostini,
con el lanzamiento de 1999 Witchfinder, una serie de
cuatro números de Mike Ratera y Eduardo Alpuente, salvaje,
abigarrada y tremendista. Ratera seguiría dibujando aventuras
del personaje con idea de publicarlas en el año 2000 a modo de
libro de cómics de 72 páginas, pero tuvo que conformarse con
alojar sus aventuras fragmentadas en la reedición El Reino
Salvaje de Conan (núms. 11 a 22), que también dio
cobijo al puñado de historietas de Conan elaboradas por autores
españoles y que no pudieron ser publicadas en una línea aparte
en su momento. Otra intentona que no cuajó fue la de Sage,
personaje conanesco que idearon los hermanos Lorente y que
pese a que se trazó una colección de comic books para ser
lanzada por Planeta-DeAgostini, se quedó en una breve
presentación publicada en la segunda edición de la revista La
Espada Salvaje de Conan núms. 80 y 81 pese a
lo interesante de la propuesta, la solidez del guión de Gregorio
Lorente y el buen dibujo de su hermano Lorenzo.
Fantasía heroica del siglo XXI.
De los “escapados” de MegaMultimedia uno prosiguió con deseos de
editar fantasía heroica: J.M. Torres. Y lo hizo por partida
doble en los primeros años del nuevo siglo, mediante productos
entroncados en lo estético con los esquemas clásicos de los
personajes de bárbara grey pero edificados con nuevos argumentos
y guiones sugestivos e interesantes.
Torres había fundado un sello editor (que, al mismo tiempo
“funcionaba” como una suerte de agencia de autores), el
denominado Sulaco, que en el año 2001 recogió las historietas
elaboradas por
él mismo como guionista, por Juanjo RyP y Lorente como
dibujantes, y por Castillo como colorista, para lanzar el libro
Bribones. RyP, barroco, abundante y excitante,
detallaba más que dibujaba el escenario de las aventuras de los
personajes: Gerada, una ciudad llena de rincones y atmósferas
opresivas, donde el guión de Torres, fluido y rítmico, resultaba
eficaz aun siendo humorístico.
Tras otra “desbandada” ahora ocurrida en el seno de Sulaco,
Torres fundó Proyectos Editoriales Crom, que bajo el sello
Quepuntoes se atrevió a publicar la obra
BRAM el yacoï
en 2002. Es ésta una de las mejores obras de fantasía heroica
española en mucho tiempo, por causa de sus interesantes y
trabajados guiones obra del madrileño J.M. Pallarés, que había
avanzado un aperitivo de la saga en 1997 en el tebeo Relatos
Salvajes de Planeta-DeAgostini. Con ciertos guiños al
realismo fantástico y a la demiurgia borgiana, el guionista,
ayudado por los dibujos fuliginosos de M.A. Cáceres, generó un
surtido de historietas crudas, de imágenes sólidas, bruscas. Lo
que narraban ahí era la esencia del género, en suma, pues una
aventura de un héroe bárbaro es generalmente un viaje, un
trayecto que sirve de aprendizaje y que puede ser un descenso al
infierno.
Otros autores interesados en la espada y brujería de gran
talento que veían desaprovechado en el país, decidieron la
aventura foránea. Fueron los casos de Portela / Daspastoras,
Juan Román Cano, Mike Ratera o Jesús Barony. Los dos primeros
lograron publicar en 2002 su proyecto de fantasía heroica Les
Heresiarcas, nada menos que con Humanoides. Magnífico
trabajo de guión, dibujado con especial maestría por Daspastoras,
en Francia funcionó tan bien que incluso fue elegido para incorporarlo al nuevo lanzamiento de Metal Hurlant,
que apareció en los EE UU al año siguiente (y rescatado
aquí en España). Juan Román Cano, dibujante de limpieza sin
igual y gran fuerza en la composición unitaria de la página,
también publicó en el país vecino su obra de fantasía heroica
Les Légions de Fer, que editó el sello Sòleil. El libro de
cómics (donde también se combinaba la ciencia ficción), de
excelente factura y exquisita edición, llevó guión de Brémaud y
color de JLuis Roger. A España no llegó. Tampoco ha llegado la
obra de Ratera Kabul. Le faucher, genuina fantasía
heroica, brutal y desmesurada, que escribió Jean Marc Lofficier
–un antiguo colaborador de Moebius- y entintó Edu Alpuente. El
personaje, una suerte de bárbaro vikingo, apareció en la Francia
de mediados de los setenta muy influido por el Conan de Thomas y
Buscema; Ratera lo renovó a la Death Dealer… pero en
España no le vimos el pelo a este héroe. Barony ha elaborado
historietas surcadas por espadas y fantasía para el sello
estadounidense Wham, como Grunlad, que quedó inédito en
principio para luego recalar en el sello DLComics, que lo está
editando actualmente (Barony también ha sido el ilustrador del
último juego de rol de Conan, el editado por Mongoose Publishing).
Del resto de lo publicado sobre el género en España hecho por
españoles hemos de destacar los esfuerzos de algunos fanzines (Black
& White, Magia y Acero, Androito Ke-ke Comics) o de prozines
y sellos menores, como 7 Monos, Aleta Ediciones, WW o Dude
Comics. El subsello Anillo de Sirio del sello editor valenciano
7 Monos ha venido publicando hasta la actualidad las aventuras
de fantasía erótica protagonizadas por Ashla e Ihana
Magia & Acero (14 números hasta 2004), muy divertidas,
aunque poco tengan que ver con los héroes bárbaros en sentido
estricto. Aleta Ediciones ha lanzado Treyes, obra de
Pedro Camello, “Kame”, que también menudea con el humor por
mundos fantásticos inspirados muy lejanamente en Howard y más en
estructuras y estéticas que beben del cine fantástico, del
manga, de la televisión y del rol.
Otro producto estimable surgido entrados ya en el siglo XXI
(abril de 2003) fue
el editado por el sello catalán West Wind de título El guardián de las
leyendas: Salvaje, para la cual usó a un personaje que había
sido visto ya en una corta historieta de complemento publicada
en La Espada Salvaje de Conan. Obra del barroco pero muy limpio Ferrán
Xalabarder, constituye este tebeo un libro de cómics de ágil
lectura, si el lector no le hace
ascos a los escenarios intrincados, a las viñetas recargadas y a
un guión legible pero de corte humorístico y lleno de concesiones. A la primera
entrega de este prometedor proyecto, “La balada de la loba”, no
le siguió una segunda. Lástima.
Lo mejor de la fantasía heroica hispana del nuevo siglo hay que
buscarlo en Dude Comics, empresa avilesina pequeña en tamaño
pero enorme en ilusiones que ha seguido insistiendo con obras
del género realizadas por autores españoles, como la ya
comentada Las Crónicas de Mesene, Templarios,
Oro Rojo o Los Reyes Elfos. La más floja de todas
estas producciones fue la de Nacho Fernandez, quien fue autor
-con ayuda de Eduardo Alpuente- de la serie Templarios,
inspirada en los manga de espada y brujería; alcanzó tres
números.
El resto fueron proyectos más ambiciosos,
sobre todo la obra de Quim Bou ambientada en el continente de
Môm, un mundo decadente en el que los elfos luchan contra el mal
y que nació en la miniserie
Corazon Negro
en 2000. Continuó esta cosmología en los cinco números de
Oro Rojo
(2002), de guión muy sólido y dibujo cada vez más interesante,
como siguió demostrando en los dos números de
Môn: Ser rey
(2003), donde el continente había cambiado de nombre... El mismo
Quim Bou creó otra serie de fantasía heroica para Dude, ahora
ambientada en Orn, de carácter más optimista y aventurero que la
anterior, y protagonizada por animales antropomorfos. Han
aparecido hasta la fecha: el número de presentación
Orn: Dos Espadas: Quizás
(2003), una serie de seis números seriada durante 2003:
Orn
y la actual
Orn: Dos Espadas: El duelo.
Finalmente debemos citar la gran creación de Víctor Santos
Los Reyes Elfos,
espada y brujería que se basa en la mitología nórdica
eminentemente y protagonizada por el guerrero errante con genes
elfos Ehren. La serie, aparte de la consabida acción, está
plagada de momentos mágicos y emotivos y dibujada con gran
prestancia y delicadeza. No en vano Santos viene siendo aplaudido
por la afición española en estos últimos años. La saga de los
reyes de Faerie comenzó a publicarse a modo de prozine en 2001
por el sello 7 Monos:
Los Reyes Elfos: La doncella y los lobos.
Estas historietas fueron recogidas por Dude al año siguiente en
un volumen,
Los Reyes Elfos: El Señor de Alfheim,
y el resto del material fantástico de este autor lo publicó Dude
en años siguientes: en 2002, los cuatro números de
Los Reyes Elfos: La emperatriz de Hielo,
en 2003, el libro de cómics
Los Reyes Elfos: La espada de los inocentes
(Los
Reyes Elfos
también fue publicado en Portugal por Ed. Polvo).
Víctor Santos viene a simbolizar al autor actual de fantasía
heroica, que ya no conjuga el género con el verbo “Conan” y que
combina diferentes influencias y referentes, como el manga, el
underground
posmoderno, la historieta intimista, los cómics de
superhéroes... Su última obra,
Aventuras en el Mundo Jung
(Aleta Ediciones), tiene un poco de computajuego, superhéroes,
manga de espada y brujería... y es un tebeo infantil delicioso.
Mientras sigan así nuestros autores, haciendo buenas
historietas, tanto da que sean de fantasía heroica al fin y al
cabo. |
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