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Así es,
Aquerón resonaba en la memoria de los hombres de Hyboria. Tras
la muerte de Kull, el esplendor del reino Valusia se fue
apagando lentamente entre las constantes batallas desatadas
entre los reinos vecinos. Kalenius, gran hombre del pasado,
consiguió unificar a los reinos beligerantes bajo un solo mando,
fundando un imperio próspero que duró lo que su vida. A su
muerte, el imperio se disgregó y, Atlantis, el continente
insular en el que naciera Kull, vio en la segregación el momento
propicio para invadir el continente Thurio y asentarse en su
parte occidental. La parte meridional sería ocupada por los
imbatibles pictos.
El Gran
Cataclismo que resquebrajó y reordenó la tierra de este mundo
sumergió bajo las aguas las zonas norte, occidental y
sudoccidental del continente Thurio, también las islas de
Atlantis, las de los pictos y las de Lemuria. Mas, los hombres
permanecieron: pictos y atlantes, como enemigos siempre, y
lemurios, como esclavos de los anteriores. También un grupo de
seres prehumanos que habitaban en la desconocida región austral
de Thuria sobrevivieron, y, asimismo, una raza de hombres
procedentes de la antigua Grondar, que adoptaría hábitos nómadas
y serían conocidos como la etnia zemhri. Todas estas razas
permanecieron en el trozo de tierra que aún emergía sobre el
embravecido mar, un pedazo de tierra muy grande que se había
compactado, estirándose por el sur y con una gran brecha en su
centro tras los terremotos: el Mar de Vilayet.
En este nuevo
mundo viven, pugnando entre sí, atlantes y pictos, mientras que
en el norte van agrupándose clanes de hombres bajo el mando del
líder conocido por Bori, quienes posteriormente fundarán el
Híbori y darán nombre a la Edad Hyboria. Pero, antes, ocurre que
los lemurios esclavizados rompen sus cadenas y se rebelan contra
sus opresores, el pueblo que habitaba al sudeste, expulsándolos
hacia el noreste. Estos amos desterrados se asientan a gran
distancia de allí, al lado de los pictos, a quienes empujan
hacia la costa occidental, y bajo los atlantes (algunos de
éstos, mezclados con la gente del norte nevado, otros, objeto de
regresión evolutiva hasta el estadío de homínidos). Y los recién
llegados fundan dos reinos, uno bajo el gran río Styx, al que
llaman Stygia en su honor, Estigia decimos nosotros, y otro al
norte del anterior: Acheron o Aquerón, que ocupó un vasto
territorio que en futuro se repartirían los países Aquilonia,
Argos, Nemedia, Ophir, Corinthia y parte de Koth.
La Raza
Antigua que fundó ambos países era alta, de piel oscura en el
caso del ramal que se establece al sur y, de piel lechosa y pelo
blanco algunos de los del norte. Estos hombres fundaron una
teocracia controlada por brujos y hechiceros de toda índole que
se mantuvo orgullosa y vigorosa durante más de dos mil años.
Pasado ese tiempo, a causa del refuerzo de los reinos satélites
de Estigia con los que le unía lazos de sangre, el orgulloso
imperio aqueronio no atendió debidamente sus fronteras del
norte. Comprobada aquella vulnerabilidad, son los cimmerios los
que acaban con la civilización de Acherón, cayendo en tromba
sobre ella cuando los primeros hiborios comenzaron a fundar los
reinos que nosotros conocemos del mundo de Conan. De aquella
época neblinosa nos quedan leyendas, trazas de memoria y algunas
evidencias que retornaron del pozo del tiempo. Sabemos de
algunos de sus emplazamientos: la región llamada Budra o el Mar
del Gris Desespero, región salada que antes fue ocupada por una
ciudad de Aquerón. También sabemos de la formación montañosa
denominada Cuernos de Shushtu, donde ciertos aqueronios se
desplazaron para fundar el emporio Nueva Python; aunque la
metrópoli más importante de entonces fue Python, la Ciudad de
las Torres Púrpura, capital del imperio de Aquerón y donde
llevaba a cabo sus sacrificios el Sacerdote Supremo de Set,
Xaltotun. Otras urbes de importancia de aquel tiempo fueron:
Pyrrophlagalon, la Ciudad de las Almas Ardientes, que dio cobijo
al brujo Xaltotun y al Señor Supremo de Aquerón, Dhurkhan
Blackblade; Kuthchemes, ciudad que era morada de un dios, Zug;
Karutonia, gran villa de Aquerón; Khet, la fabulosa Ciudad de
los Escorpiones cercana al Río Styx, entre cuyos muros se
reverenciaba a la diosa aqueronia Selkhet; la localidad sagrada
de Nithia, toda de mármol y mantenida fresca en medio del
desierto gracias a la acción de las “7 Fuentes de Ibis”, que fue
invadida por los aqueronios 3000 años antes de que naciese
Conan; Kara-Shehr, la Ciudad de la Muerte que se hallaba más
allá del Mar de Vilayet; Potosi, fortín rebelde contra Aquerón
que todavía mantiene algunos de sus muros en la Era Hyboria.
Asimismo,
sabemos de sus brujos: Xaltotun, el brujo aqueronio que,
redivivo, quiso restaurar su viejo reinado cuando Conan
gobernaba Aquilonia; Thugra Kothán, el mismo Nathok el Velado
que quiso invadir Khoraja en tiempos de Conan; o Xaltana, reina
y bruja al mismo tiempo cuya tumba visitó Conan en cierta
ocasión... Y sabemos de sus héroes, como el Thun’da que vais a
conocer en las siguientes páginas, o Zuulda Thaal, portador de
una armadura mágica que llevó a servir de pertrecho a Conan en
su época como líder de los zuagiros del desierto.
Aquella
“breve” época a caballo de las eras Thuria e Hyboria..., ¡qué
contexto tan magnífico para erigir toda una nueva mítica de
fantasía heroica! |
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