Prólogo :
“Vamos lento porque vamos lejos” decía un cartel en la plaza del 15M
español. Breve como un haiku o un tweet. Nosotres empezamos a
repetirlo como un mantra. Estamos ante la cuarta entrega de esta saga,
esta revista que es también la confluencia de géneros, estilos, formas de
narrar y de mostrar. Malvenidos sean quienes llegan a estas páginas en
busca de respuestas: equivocaron el camino.
Cuando estén leyendo esto, estaremos un paso más cerca del fin de
año. El primer número de primavera. El de los primeros calores y las
primeras lluvias con sol que se sienten en los huesos, la carne, la tinta,
el papel; nuestro primer año en el que a través de viajes, encuentros,
charlas y tertulias nos presentamos ante les lectores de distintos puntos
del país que se subieron a la iniciativa y, todavía más, se convirtieron
en cómplices.
A comienzos de este ciclo inicial en las calles, en las casas, nos propusimos
recuperar un espacio perdido. Las expectativas fueron (y son)
muy altas; por eso, mientras avanzamos en la elaboración de la revista,
pensamos también cómo renovarla, ampliarla, reinventarla. Como en
cada ocasión, en este volumen hay historias que vienen de números
anteriores —no se alarmen quienes debutan en estas páginas, hay
“resúmenes de lo publicado” para ustedes—; pero también hay mucho
material autoconclusivo, en secciones que se están volviendo un clásico
de Maten al Mensajero: Diego Arandojo se sube a la medianera; recorremos
el NOA en los relatos breves de Ildiko Nassr (Jujuy), Claudio
Rojo Cesca (Santiago del Estero), Pablo Cerone (Tucumán) y Lucila
Lastero (Salta); las aguafuertes se vuelven internacionales al llegar al
África de la mano de Fernando Duclos y los fantasmas aparecen en la
historieta de Fran López.
Vuelven los folletines: proveemos de satélites de amor, ocotes fractales,
Loretas y felicidad en grandes y renovadas dosis. Avanzan hacia lugares
inesperados las historietas de Chelo Candia, Mosquito - Reggiani, Hotel
de las Ideas y, en RW, sobre la vida de Rodolfo Walsh, un capítulo
bisagra será el principio del final para esta excelente serie. M.A.f.I.A
nos presenta a Ninja de Brasil. Y mucho, muchísimo más, para ver y
degustar.
Dejémoslo en claro: no tenemos (un) sueño, estamos bien despiertos. Y el
título es un imperativo, una orden. Hagan su parte: Maten al Mensajero.