Suehiro Maruo, nacido en 1956, es un historietista japonés de formación autodidacta que comenzó a dibujar cómics con ocho años. Fue muy mal estudiante y tuvo una adolescencia problemática, en parte debido a sus extraños gustos por lo morboso, lo oscuro y lo tenebroso.
Ya era un dibujante dotado cuando remitió sus primeras historietas, con 18 años, a revistas como Garo o Shonen Jump, que le fueron rechazadas una y otra vez. Tuvo que comenzar la carrera profesional haciendo manga erótico, hasta que en 1980 logró publicar profesionalmente. Le aceptaron finalmente en Garo y paulatinamente se convirtió en al autor fetiche de la revista.
Dado lo escabroso de las historietas de Maruo, resueltas en la tradición del muzan-e (o representación de atrocidades) o del ero-guro (erótico grotesco), es decir, repletas de actos violentos, salvajes, sexo y escatología, con exhibiociones gráficas de tortura y sadismo, el trabajo del autor quedó relegao en principio a publicaciones alternativas como Garo, o incluso revistas de temática sadomasoquista. Maruo mostraba también en su trabajo mucho interés por los seres deformes y mutilados, los freaks, en escenarios sitos en la era Showa japonesa, definiendo así unas atmósferas rancias que son acordes a sus relatos degradados.
Entre sus obras más destacadas se encuentran: Itoshi no Showa, de 1988, en la que se habla de la era contemporánea de Japón, la prebélica, Nihonjin no Wakusei, Mr. Arashi’s Amazing Freak Show y Shojo Tsubaki, que ha sido llevada al cine bajo el título Midori.
Su obra más popular en Occidente ha sido Warau Kyuketsuki, o La sonrisa del vampiro.
Entre sus otras actividades se encuentra el cartelismo, la pintura y la ilustración, disciplinas que aborda en su estilo, con cierto erotismo rancio, algo agobiante, la violencia, la sangre y una pasión desmedida por los ambientes decadentes y los objetos ajados, vintage.