Josep Canellas (1902-1977, y no 1915-1985, como hasta hoy se había datado) fue un escritor de folletines, y novelas y también director literario y guionista de historietas, alcanzando a ser uno de los más prolíficos de España, y de los de más acusada imaginación.
Comenzó su carrera literaria como escritor de folletines para el sello Marco, con obras como Un viaje al planeta Marte y Los vampiros del aire (a principios de los treinta) y probablemente también los seriales Mack-Wan, el hombre invencible y El último vampiro (ambos de Marco). Su prolificidad y empeño le auparon al puesto de director literario en Editorial Marco, y cuando el sello comenzó a editar tebeos Canellas sería uno de sus principales guionistas. Realizó numerosos guiones para varias de sus publicaciones. Junto con los habituales Darnís y Farell (éste último a veces con el pseudónimo Kif) elaboró algunas de las historietas de fantasía y ciencia ficción más celebradas por entonces: en La Risa Infantil, “Tom, el dominador del universo” (1930) o “Las hazañas de Nick, pecho de hierro” (1933) con dibujos de Darnís; “Sam el Gigante en la terrible isla de los hombres caimanes”, con dibujos de Farell (1933); en PBT, “La guerra futura”, con dibujos de Farell (con su pseudónimo Kif) (1935) y "Judit, el invencible" (1935) con dibujos de Alberto Mestres; en Rin-Tin-Tin, “El fantasma del lago rojo”, con dibujos de Darnís (1936); en Cine-Aventuras, “A la conquista de la ciudad magnética” y "El hombre león) (1936), con dibujos de Darnís. Y una primera adaptación de “Los vampiros del aire”, en la revista Don Tito con dibujos de Farell.
Con el inicio de la guerra civil se desplazó a San Sebastián para colaborar en las publicaciones propagandísticas del momento: Pelayos (JNCG, 1936) y Flecha (JNPPFE Y JONS, 1937) donde firmó varios guiones con los pseudónimos Benjamín, A. Benjamín y Augusto Benjamín por temor a represalias contra su familia que aún residía en Barcelona. En Pelayos desarrolló numerosas series: "Zimbra y los dragones humanos", con dibujos de Castanys; "En el país de los hombres dobles", con dibujos de Serra Massana; "La ciudad infinita" y "Un viaje al planeta Júpiter", ambas inconclusas por la fusión de la revista con Flecha y con dibujos de Cozzi, destacando sobre todo "Bajo tierra con los monstruos de la destrucción", con dibujos de Serra Massana, por su marcado mensaje político. En Flecha realizó junto con Aróztegui "El fantasma gigante del mundo maldito".
Tras la guerra siguió imaginando aventuras fantásticas, elaboradas y dinámicas, para editoriales como Marco (los seriales Javier Montana, Los Navarro, Los Vampiros del aire, César el hombre relámpago, Jaime Bazán, o Los Bronkos, todos ellos de 1940) o Grafidea (Bravo español (1941), Capitán Vélez, Lizárraga y Tomasín (1941), Armando el intrépido (1941), Tom Clark (1944), Navarro y Cristina (1944)), pero desarrolló casi todo su trabajo en las publicaciones de Consuelo Gil, Chicos y Mis Chicas (y sus derivados). A sus guiones pusieron imágenes Cozzi, Iranzo, Carlos Roca, Nadal o los Blasco, entre otros grandes dibujantes de la época, pero sobre todo se asoció su nombre al del dibujante Emilio Freixas, con el que colaboró en historietas como "Sadhú", "Los dragones el Tibet" o "Alas negras". Trabajó siempre en alas de la fantasía y desarrolló la idea del superhéroe a la española (en S y varias otras colecciones).
Ausente de la industria del cómic español durante los años cincuenta y sesenta (años en que regresó a su tierra natal y, según algunas fuentes, se dedicó al sector textil), en los años setenta incursionó de nuevo tímidamente en la historieta ("El monstruo extraterrestre" y "La gran hazaña de Pancho Villa" en Chito y Chito Extraordinario en 1974) y sus obras siguieron reeditándose hasta los años ochenta (Ibercomic).
(En el libro Los buscadores de diamantes en la Guayana venezolana [Ediciones Cultura Hispánica, 1958], del propio autor, puede leerse una autobiografía poco fiable. En ella cuenta que Canellas abandonó el hogar paterno a los trece años y desempeñó muchos oficios. Escribe, pinta, toca el violoncelo y se vuelve un estudioso, se convierte en director de una editorial, publica gran cantidad de literatura infantil y es guionista de la película La escuadrilla del Pacífico, viaja por Francia e Italia y llega hasta Canadá, los Estados Unidos y el Caribe, donde es capataz de negros, para internarse luego en las selvas de América del Sur como buscador de diamantes. Este extracto biográfico, recogido a su vez en la página web de Augusto Uribe -pseudónimo de Agustín Jaureguízar-, es poco contrastable y puede que sea una muestra más de la imaginativa mente del escritor.).