Hay una
vieja experiencia de laboratorio sencilla de realizar en casa que yo
creo es la mejor ilustración posible sobre esta magnitud física que
llamamos presión. Allí donde explicaciones y matemáticas caerían
pronto en farragosos tecnicismos que pudieran ahuyentar al
respetable lector de esta sección, un sencillo experimento mostrará,
con la bondad de la prueba sencilla e irrefutable, de lo que estamos
hablando... Para empezar, necesitamos cuatro caballos percherones,
cuerdas, paja, dos semiesferas huecas de cobre de un metro de
diámetro y una bomba de vació. Esto ultimo puede construirlo el
lector
de cierta habilidad, o bien ser comprado. Los jacos son fácilmente
localizables y las cuerdas no representan ningún problema. Las
semiesferas son algo más difícil de hallar, así que, en caso de no
encontrarlas de cobre, el bronce también podría valer. Una vez con
todo este material, se dirige el lector, investido ahora del aura de
Eminente Científico, para lo cual es conveniente adquirir una bata,
hacia el salón de casa, procediendo a vaciarlo con rapidez e
introducir allí los caballos y las semiesferas. La paja podría
ayudar en este cometido, huelga decir cómo. Los percherones serán
divididos en dos parejas, la primera atada a una semiesfera y la
segunda a la semiesfera restante. Se colocan las semiesferas juntas,
por sus bordes, que deben coincidir
para que el experimento resulte. La bomba de vacío debe ahora ser
utilizada para vaciar el interior de las capas de cobre de su
contenido gaseoso. Una vez hecho esto se procede a pedir amablemente
a los caballos que, tirando de las cuerdas y, a su vez, de las
semiesferas, separen a estas ultimas, si pueden.
De tener un látigo, opcional, este sería el momento de usarlo.
Nota antes de proseguir: en caso de no tener una bomba de vacío se
aconseja hacer un agujero en una de las semiesferas, juntarlas por
los bordes y calentarlas a fuego lento. A continuación se coloca un
tapón metálico sobre el agujero y se enfrían con hielo las
semiesferas. Así se consigue algo muy cercano al vacío dentro de las
semiesferas, que permanecen pegadas. Ni que decir tiene que calentar
un par de piezas de metal en el salón de casa puede ser peligroso,
no lo haga nunca lejos de sus padres, querido lector. Gracias.
Una vez los caballos tiren de las semiesferas, veremos como caen
rendidos antes de lograr separar ambas capas metálicas. ¿Por qué?
Porque en el interior de las semiesferas la presión es mucho mas
baja que en el exterior, de forma que los caballos tendrían que
ejercer la misma fuerza que la atmósfera para lograr abrir este
huevo metálico. Y no pueden. Si hubiésemos usado elefantes, tal vez,
pero todo el mundo sabe que no se debe meter animales salvajes en
casa.
La pregunta que todos nos hacemos ahora es: ¿existe la presión en el
Universo Marvel? Bueno, ya sabemos que nuestros héroes suelen
respirar cuando van al trabajo diario, ya sea balanceándose en red,
o volando, o montados en una motocicleta decorada con las barras y
estrellas, o, mas modestamente, a
pie, como otros tantos ciudadanos. Y respiran sin ningún tipo de
accesorio, lo que nos hace pensar que existe cierta presión
atmosférica, ya que en caso contrario no funcionarían los alvéolos
pulmonares. También hemos visto, a veces, que una presa fracturada
se derrumba bajo la presión del agua que contiene, o que Reed
Richards se hincha como un globo cuando flota en el espacio (sobre
todo tras batallar con Anihilus en la Zona Negativa). Sin embargo,
todos recordamos haber leído aventuras en las que los personajes se
sumergen cientos (¿miles?) de metros de profundidad, para
enfrentarse a las huestes de Atlantis en su terreno, y todo esto sin
notar ninguna molestia; o hemos leído tebeos en los que superhombres
(sudorosos o no) andan como bailarines de claqué mientras sostienen
pesos enormes en el interior de un piso del East Side. Ya en el
espacio exterior, también hemos visto como se habla sin problema
alguno, lo cual siendo el sonido una onda de presión no deja de ser
muy particular. Respecto a este tema hay quien opina que, cuando de
una explosión en el espacio sale un cascote volando y te da en la
cabeza (CLONC), el ruido que oímos es el de la explosión, habiendo
por tanto viajado el sonido en el vacío. Esta explicación, genial,
no creo que debamos extenderla a las comunicaciones orales, por muy
atractiva que parezca, ya que no veo claro que seria lo que jugase
el papel de los cascotes. ¿Pequeñas gotas de saliva, quizás?
Volviendo al asunto de las profundidades abisales decir que, tras
muchos años de televisión, sólo hay una cosa que sé sobre la
resistencia humana a la presión, y es que el récord de inmersión
ronda el centenar de metros de profundidad. Esto, para quien le
gusten los números, significa aguantar una presión diez veces
superior a la atmosférica. Nuestros héroes, dotados de orejas en la
mayoría de los casos, deberían notar cierto malestar general cuando
se sumergen aún más profundamente sin equipo especializado. Algún
mareo, una leve pérdida del equilibrio, algún capilar nasal
reventado... Es mas, que los animalitos que viven a miles de metros
de profundidad no tengan huesos sólidos da que pensar... Algún
órgano aplastado, algún hueso reducido a pulpa, el cráneo quebrado,
las costillas rotas clavadas en los pulmones, el aire en estos
licuado...?
La siguiente cuestión también ha hecho temblar muchas veces el
Universo Marvel: el suelo de los apartamentos de Manhattan. Estos
viejos edificios tienen una estructura tal que cualquier masa puede
posarse en ellos sin hundirla. Aun a riesgo de crear confusión y
caos, hay que observar que situaciones tales como Hulk paseándose
por el interior de un bonito piso con vistas a Central Park son
cuando menos extrañas, sobre todo si el suelo es de parquet. La
presión que Hulk ejerce sobre el piso no es demasiado grande,
pero claro, si empieza a saltar, bueno, posiblemente no fuese tan
buena idea invitar a Banner a tomar un café... una tila tal vez
fuese una mejor elección.
Continuando con el tema de los pesos pesados y sus hogareñas
costumbres, podemos recordar como La Cosa, en el edificio Baxter, se
dedica a levantar grandes pesos para entretenerse y medir su fuerza
bruta. John Byrne, un maestro del género de la ciencia ficción en el
comic, ideó un aparato electromagnético que aplicaba campos
electromagnéticos proporcionales a la altura a la que se levantaban
las cosas de casa (las pesas de Ben, por ejemplo), evitando de este modo que
grandes masas descansasen sobre el suelo, cosa que a él le parecía
fundamental para la integridad del edificio. Desafortunadamente el
nexo electromagnético debía ejercer la misma presión que la masa
equivalente que levantaba La Cosa, por lo que su invento no servía
para nada, mas allá del ahorro en metal, el aumento en la factura de
la luz y lo indudable eclecticidad
y modernez (eran los años ochenta) del diseño. Por otra parte el
edificio Baxter
está a buen seguro muy reforzado, así que no creemos necesario
elucubrar sobre el efecto de la presión que ochenta toneladas
ejercerían en un par de palmos
cuadrados de suelo.
Y ya que hemos mencionado a La Cosa, cabe rememorar un último pasaje
relacionado con el tema del día: en una escena memorable en la que
demuestra sus habilidades superhumanas, no en combate visceral y
descerebrado contra un oponente superior como Gladiador, lo que
sería indigno para este simpático montón de piedras naranjas, sino
enfrentándose a un problema común, del hombre de la calle, agarra
una enorme cantidad de chatarra entre sus grandes manos de
cuatro o cinco dedos y lo comprime hasta formar una bola de medio
metro de diámetro aproximadamente. WOW. Entonces, para confirmarnos
que es un tipo realmente cachas menciona que la esfera de chatarra
pesa veinte toneladas. ¡VEINTE!! Es decir, que la bola es una docena
de veces más densa que cualquier metal conocido. Fascinante, ya que
para hacer eso tendría que ser capaz (literalmente) de aplastar los
átomos del material. Es este otro de esos casos
en los que el despiste provoca que un personaje sea tan poderoso que
se nos vaya de las manos, la solución es considerar que Ben no sabe
calcular demasiado bien la masa de la chatarra y que, ejehm, no pesa
veinte toneladas sino una. Una confusión ligera, como vemos. No
llega a ser la Solución Mackie sino apenas un lapsus, pero un lapsus
que nos sigue permitiendo mantener al Universo Marvel en pie. Como
debe ser.
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