Que yo
recuerde, el fuego era una cosa mágica que Prometeo le había robado
a Zeus para dárselo a los mortales. Qué pretendía Prometeo con este
gesto aparentemente filantrópico es algo sobre lo que solo podemos
elucubrar. Yo, personalmente, me inclino por imaginar como causa de
todo aquel follón a una belleza de pelo castaño, algo rizado,
bonitos ojos, y con un mal carácter comparable sólo al del Padre de
los Dioses. Ella, en mi historia, habría exigido dicho elemento, y
Prometeo, un calzonazos, habría cumplido como solamente un hombre puede
hacerlo: cogería la bata y las zapatillas, murmuraría unas
objeciones sensatas e inútiles y saldría a la calle, probablemente
una noche cualquiera de Diciembre, en dirección al Olimpo. Al llegar
allí intentaría hacer el máximo ruido posible con la intención de
ser descubierto, pero sin éxito, con lo que no le quedaría más
remedio que coger el fuego (colocado en una vitrina o en un jarrón
sobre la cómoda del cuarto de Hera) y largarse de allí lo más
deprisa posible. Total para nada, para ser descubierto y castigado a
perpetuidad. Eso sí, en un lugar con preciosas vistas.
Ya entonces,
ese dichoso elemento, una especie de gas que daba calor y luz
mientras fuese alimentado con algún combustible (madera, sebo,
animales vivos, vírgenes, etc.), era algo que no se acababa de
entender muy bien. Miles de años después, si uno busca en la
enciclopedia, encontrara algún tipo de explicación sobre el
fenómeno, probablemente algo así como que el fuego es un "plasma
incandescente". Es decir, que habremos pasado de no saber que es una
cosa a no saber que es otra, con el consiguiente grado de sabiduría
implicado en el fenómeno.
Afortunadamente
este curso esta para desfacer entuertos: "plasma" significa que
tenemos un gas de partículas con carga eléctrica, e "incandescente"
que dicho gas emite luz. En este punto ya se entienden más las
cosas, la carga eléctrica es algo por todos conocido (¡hace
funcionar mi DVD!) y la luz, aunque tampoco se entiende mucho que
es, por lo menos es algo a lo que estamos acostumbrados.
En Marvel
hablar de fuego es hablar de La Antorcha Humana. Johnny Storm, tras
un viaje interestelar bastante corto, es bañado en la radiación
cósmica, lo que le da poderes sobrehumanos. Probablemente un
elefante hubiese resultado chamuscado, quizás también una cebra,
pero no nuestro Johnny. No, el sale volando en llamas de la nave,
presto a ligarse a más chicas sin nada entre las orejas, ocupación
que nunca acaba de ser satisfecha debido a las continuas
interrupciones de su hermana y su cuñado, empeñados en obligarle a
salvar el mundo o a viajar a tierras desconocidas... Sus
habilidades suprahumanas, motivo de que aparezca en esta sección,
consisten básicamente en un control casi total sobre el fuego, esto
le permite volar como un avión a reacción y lanzar llamas a diestro
y siniestro sin quemarse, y tener cierta percepción sobre la
temperatura a su alrededor. La máxima expresión de sus poderes es la
LLAMA NOVA, que viene a ser una llamarada MUY imponente que alcanza
temperaturas tan altas como las logradas en una estrella en
destrucción explosiva (o sea, una nova).
Las
limitaciones de Johnny con estos poderes están relacionadas con su
necesidad de oxígeno para producir las llamas. Es decir, si no hay
oxígeno Johnny no puede encenderse. Esto provoca que cualquier
malvado villano con una manguera sea un peligroso adversario para el
que pasaba por ser el más letal de Los 4 Fantásticos... Por
supuesto, si Johnny quema oxígeno para producir su llama entonces
hay ciertas limitaciones sobre la temperatura que puede alcanzar
ésta. Más concretamente, si en las estrellas se producen reacciones
nucleares, que producen mucha más energía que las reacciones
químicas en las que interviene el oxígeno (que son las que puede
provocar La Antorcha Humana), entonces, la llama nova de Johnny,
¿cómo puede estar tan caliente como una estrella?
Antes de
profundizar en este tema, espinoso, difícil y molesto, será mejor
darse un paseo por las llamas de Johnny y ver algún otro fenómeno:
En algún cómic hemos podido encontrar ocasiones en las que este
muchacho ha usado su poder contra el campo de fuerza de su hermana (Sue
Storm Richards, rubia, guapa, esposa del hombre más inteligente del
planeta y madre del niño que menos crece del todo el Universo
Marvel), con el resultado de que, aunque el fuego es detenido, el
calor atraviesa parcialmente el campo... Sin embargo, cuando uno se
acerca a una hoguera sabe que el calor se transmite a través del
aire, es decir, la llama calienta el aire de alrededor y luego éste llega
hasta nosotros y nos pasa el calor. Este mecanismo se llama
convección, pero no puede ocurrir si un campo de fuerza impide el
paso del aire, así que queda descartado como la causa de que a Sue
se le enrojezcan las mejillas. Otro modo de transmitir el calor es
por conducción, siendo este método conocido por todos pues nuestros
padres nos ilustran sobre él en nuestra infancia. Recuerdo a mi
hacendosa madre calentando la leche del desayuno en un cazo al
fuego. La recuerdo también cogiendo el cazo y diciendo: "Repámpanos,
que magnífico conductor es este cazo. Observa, hijo mío, como se me
ha chamuscado la mano al cogerlo". Y, al tiempo, llorar de la
emoción que da el transmitir conocimientos a tu prole... Por
supuesto la conducción exige un medio material para el trasvase de
calor, lo que tampoco es el caso del campo de fuerza. Entonces, para
entender el paso de calor a través del campo de Sue sólo nos queda
la radiación: cuando un cuerpo está caliente emite radiación
electromagnética. Si esta radiación tiene una frecuencia infrarroja
entonces la percibimos como calor con nuestros sensores en la piel,
si la frecuencia es del tipo de los microondas entonces la
percibimos cuando vemos volar nuestros dedos de los pies por la
habitación. Bien, eso quiere decir que es la radiación lo que
traspasa un campo que, por otra parte, tiene la virtud de ser
intraspasable salvo que el día que el guionista lo usa caiga en
martes. Perfecto. Ahora sólo queda por descubrir cómo evita Johnny que
esta radiación fría a la gente cada vez que usa sus habilidades
cerca de su piel. El insigne Claremont, sin ir más lejos, usó el
control de la llama de Johnny para desintegrar la ropa del Dr.
Muerte en los 4F, pero salvando del desastre a Victor Von Doom.
¿Cómo?
Ahora que hemos
acumulado dos dudas claramente vitales, es importante resolverlas
para quedar bien con el editor y el lector, tanto mejor si no se
usan deidades encerradas bajo el mar. El primer problema, con
parecer un engorro, no es tal, ya que en ninguna parte se menciona
en qué punto de la estrella nova tomamos la temperatura. A título orientativo podemos indicar que en el Sol,
desde el interior hacia el
exterior, podemos ir desde un millón de grados centígrados en su
centro a unos cuantos miles en su superficie, a otro millón de
grados en la fotosfera. Podemos pensar que la llama de Johnny tiene
la temperatura de una estrella nova... en su zona más fría... Por
supuesto esto PARECE trampa, pero no lo es, ejem.
El segundo
problema, bueno, Johnny controla su llama, ¿por qué no hacer que
controle también las radiaciones que estas emiten? Evidentemente
esto le podría dar, eventualmente, la habilidad para hacer juegos de
luces, hologramas o incluso un láser, lo que plantearía el Problema
Fénix: no podemos hacer un personaje tan poderoso que oscurezca el
papel de los demás. Naturalmente este pequeño obstáculo no es
insalvable y en las mismas páginas de los X-Men donde surgió por vez
primera hace dos décadas se han encontrado dos soluciones viables.
La primera es hacer al dueño de tan excelsos poderes poco menos que
tonto, un ejemplo de esto es Bobby Drake, que nunca ha sabido qué
hacer con sus increíbles aptitudes (esto lo denominaremos la
Solución Mackie, por motivos personales quizás algo obscuros para el
lector, que espero me perdone). La otra solución es matar al
interfecto, algo que se conoce como Solución Fénix y cuyo único
problema es su reversibilidad a manos del Cuerpo Editorial.
Leyendo estas
dos opciones uno se percata de que alguien en Marvel, posiblemente
el propio Stan Lee, ya tomo hace tiempo la Solución Mackie con La
Antorcha Humana. No obstante, aun a riesgo de enfrentarme solo al
fandom, yo propongo acabar cuanto antes con la agonía cerebral
de Johnny y pedir para un futuro próximo que se le aplique la
Solución Fénix.
Quien opine que no es necesario que mire las ventas
de Fantastic Four en USA. Pues eso. |