Es de suponer que
a estas alturas un gran número de aficionados sabrá que José Ortiz
lleva trabajando prácticamente en exclusiva para Sergio Bonelli
desde hace más de cinco años. Pese a haber colaborado en otras
series, como Ken Parker y Magico Vento, su principal
producción para Bonelli se ha centrado en Tex. De hecho
puede decirse sin temor a equivoco que en estos momentos forma
parte del staff en vigor de dibujantes de las aventuras de Tex
Willer.
No sólo eso, sino que dentro de los dibujantes
“oficiales” del personaje (aquellos que trabajan regularmente en
la serie mensual) dos presencias brillan con luz propia: la del
sienés Giovanni Ticci y la de cartagenero José Ortiz. Aunque no es
misión de este texto hablar del primero de ellos, no me resisto a
recordar que Ticci es uno de los dibujantes que más me ha
sorprendido en mucho, mucho tiempo. Volviendo a José Ortiz,
también debo decir que no me ha resultado menos sorprendente todo
su trabajo para Bonelli, dicho esto por alguien que siempre ha
sido un gran admirador del trabajo del creador gráfico de
Hombre, Morgan o Burton & Cyb.
La última
aportación de José Ortiz para Tex la conforman los episodios 494
al 496; una historia escrita por Claudio Nizzi y en la que Tex y
su inseparable Kit Carson acuden a la llamada de un jefe Dakota
que les pide ayuda para investigar la razón de la extraña actitud
de alguno de los jóvenes de su tribu. Lo que Carson y Tex
encontrarán será una curiosa trama que implica a hombres blancos y
pieles rojas y que está dirigida por un misterioso individuo que
oculta su rostro tras una máscara de madera. Tex y Carson no solo
deberán desmantelar dicha trama, sino además descubrir quién
esconde su identidad tras la mencionada máscara.
Pero lo
verdaderamente importante de esta historia es que está compuesta
por 345 páginas salidas de las manos José Ortiz, un artista con
mayúsculas. Un autor que se siente en el genero del western
como un pez en el agua, pese a las miles de páginas que ha
dibujado de dicho género (solo en Tex, ya ha realizado más de
2.000). Ya más específicamente en lo que se refiere al trabajo de
Ortiz en Tex, esta historia nos ofrece un dibujo con un acabado
menos elaborado, con una pincelada más suelta, que le da a la
página un aspecto más espontáneo, aunque con ello se pierda algo
del vigor que siempre tiene el dibujo de este autor.
La
presencia de José Ortiz en el grupo de dibujantes que trabajan
regularmente en Tex es un autentico lujo para la serie (algo que
también podemos decir de Giovanni Ticci), pero sobre todo lo es
para todos los lectores que podemos seguir disfrutando (aunque
para ello se deba practicar la lectura del italiano) de la
maestría de uno de los más grandes autores que haya dado el mundo
del tebeo en su dilatada historia. |