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LOS ESPADAS IBÉRICOS


FANTASÍA HEROICA ESPAÑOLA.

Un bárbaro al estilo Conan dibujado por el valenciano Jaime Brocal Remohí © 2004 herederos de Brocal Remohí


No han sido muy abundantes las aportaciones a la espada y brujería de españoles. Para localizar los precedentes de la fantasía heroica en nuestra “piel de toro” habría que remitirse necesariamente a creaciones como Purk el Hombre de Piedra de los hermanos Gago (1949). Y más escasas son aún las ocasiones en que se ha creado un héroe bárbaro que se alejara lo suficiente del modelo Conan como para no resultar sospechoso de plagio.


 

En 1956 la Editorial Bruguera lanzó en su Colección Dan al personaje El Capitán Trueno y a sus acompañantes, obra estimable de Víctor Mora y Miguel Ambrosio Zaragoza, “Ambrós”, que fue todo un emblema para más de una generación de lectores españoles de tebeos de aventuras. El Capitán es un héroe del tiempo de Ricardo Corazón de León que combate contra el despotismo y la injusticia y que adquirió tanta popularidad que saltó a las páginas de Pulgarcito y otras publicaciones y disfrutó de reedición tras reedición hasta la actualidad. Una vez agotados los argumentos caballerescos en su ristra interminable de aventuras, el “Capi” y sus compañeros Crispín y Goliath, llegaron a enfrentarse a seres fantásticos propios de la espada y brujería (sin que por ello podamos adscribir completamente este serial al género).

Más cerca de la fantasía heroica estaría Sigur, el Vikingo, publicación de Editorial Toray que puso en circulación en 1958. El cartagenero José Ortiz dibujó 33 aventuras de este piloto de drakkars sobre guiones de Mariano Hispano que servirían de molde para su posterior bárbaro “Viking Prince” (escudero con coletas incluido), ya completamente embebido en la espada y brujería pero años más tarde. La misma Toray volvió a reincidir en el género en 1960, o al menos con historietas en las que abundaba la temática y la estética del trogloditismo. En esa fecha editó Katán, serie dibujada por el valenciano Jaime Brocal Remohí sobre guiones de Hispano y Sesén y del que podríamos decir que es el primer bárbaro genuinamente español. Brocal dibujaría al poco al personaje vikingo de bárbaro aspecto Ögan, para ser publicado en Francia entre 1963 y 1972. Ejemplos de personajes de escaso indumento, enfrentados a lo fantástico y aventureros en contextos prehistóricos son también el citado Purk el hombre de Piedra, de Manuel Gago (Valenciana, 1949), Ayax el Griego, de José Luis (Creo, 1960), Rey Furia, de J. Grau (Valenciana, 1961), Castor, de Gago (Maga, 1962), El justiciero negro, de Antonio Guerrero (Valenciana, 1965) y bastantes más, pero por sus características escapan al presente repaso.

Los bárbaros de De la Fuente.

Al tiempo que Conan iba medrando en popularidad y éxito en los EE UU, en España se crearon otros héroes de la espada y brujería más cercanos a modelos del norte de Europa y más interesados por reflejar una visión apocalíptica del mundo de ficción (y de la sociedad real). El caso más representativo es el de los personajes de Víctor de la Fuente, autor con un gran conocimiento de la figura humana y una enorme capacidad para reflejar la acción con una limpieza formal sorprendente. Tres han sido las creaciones de De la Fuente que podrían ser vinculadas al subgénero de la espada y brujería. Dos de ellas acusan la gabela de haber sido elaboradas desde el compromiso social (fueron creadas durante la última etapa de la dictadura de Franco) y no se ciñen a brindarnos simple evasión: Sus héroes luchan contra la opresión y peligros, que son fiel retrato de ciertas instituciones, como un presupuesto para lograr la paz y la libertad.

El primero de los bárbaros de De la Fuente, Haxtur, hizo su aparición en el núm. 14 de la revista Trinca de editorial Doncel, en mayo de 1971. Haxtur es un guerrillero con el aspecto del “Ché” Guevara que se ve transportado a un escenario típico de la espada y brujería y en ese mundo, devenido bárbaro confuso, prosigue su lucha contra la opresión y la injusticia. Las 14 aventuras vividas por el personaje también aparecerían recogidas en dos álbumes de Trinca, de nuevo seriadas en 1980 en la revista yanqui Eerie, entre los números 111 y 117, y luego en las páginas de la revista hermana titulada 1984 (núm. 10 y 11; de la yanqui, no de la española de Toutain). La espada de Haxtur, más que defenderle de los enemigos, se convierte en una antorcha que arroja luz sobre la mentira, la miseria y los deseos de libertad de los hombres. El personaje responde al modelo de héroe bárbaro, pero sus aventuras, que discurren en un mundo más onírico que medieval, están plagadas de visiones de otros tiempos, o quizá, de otros deseos.

De la Fuente crearía dos nuevas sagas de fantasía heroica: “Mathai-Dor”, en 1972, para Trinca también (según algunos, su obra maestra), y “Haggarth”, en 1980, para la revista de Toutain Editor 1984 (la española). Mathai-Dor se desenvuelve en un mundo postapocalíptico retrotraído hacia un paisaje árido y plagado de guerreros bárbaros. En su búsqueda de la paz entre los hombres, Mathai-Dor es dibujado con trazos vigorosos, sencillos pero cuidados y cargados de simbolismo. La última historieta aparecida de este personaje lo hizo en las páginas de la revista Bumerang, aunque luego hubo una edición limitada en álbum por el sello Riego.

Haggarth es un hombre muerto pero inmortal, por acción de una bruja, que lucha por los suyos y contra amazonas, monstruos y otros enemigos fantásticos; es genuina fantasía heroica pues, en la que De la Fuente dejó fluir su historia hacia la evasión pura. La atmósfera sigue siendo opresiva pero de portentosa espectacularidad gráfica, alcanzando su autor con ella la plenitud estilística, donde se conjunta el heroísmo épico con la introspección lírica. Fue publicada en la revista 1984 y simultáneamente ofrecida en los EE UU en los números 118 y 134 de Eerie, de Warren.

Bárbaros existenciales

Al autor español Esteban Maroto siempre le atrajo enormemente la fantasía. En 1969 terminó la serie La Tumba de los Dioses, engastada en lo onírico pero plagada de una imaginería ya paralela a los mundos de la espada y brujería, y en 1971 inició en el núm. 1 de la colección Drácula (edición española de Buru Lan) la serie Wolff, tintada de un sutil erotismo pero cuyo protagonista podría tenerse por una suerte de Conan pasado por el tamiz de la alucinación pop. Con esta creación definía Maroto ya su estética y su interés por una fantasía entre lo onírico y lo épico: una suerte de espada y brujería soft.

También, durante julio de 1971, el diario madrileño Pueblo estuvo publicando la primera de las aventuras de “Manly en guerrero” a razón de dos páginas por entrega, so capa del premio que Maroto había recibido en los EE UU: mejor cómic extranjero según la Academy of Comic Book Arts. Esta creación de Maroto, pionero de la fantasía heroica española,  había sido destinada al abanico de revistas de Warren Publishing con el nombre “Dax the Warrior” previamente, donde había cosechado gran éxito y seguimiento por parte del público. A raíz del premio, Selecciones Ilustradas sirvió al periódico madrileño una versión que apareció en el centro de las páginas finales del diario los días 22, 23, 24 y 25 de julio de 1971 con un tamaño de 19,3 x 13,3 cm. y en blanco y negro. Fue el primer episodio del héroe, que no sufrió modificaciones salvo en lo relativo a su tamaño. También se publicó una versión en color de Manly: en un suplemento extraordinario que Garbo Editorial lanzó cuando se hizo cargo de IMDE (Ibero Mundial de Ediciones). Este suplemento presentaba material de Selecciones Ilustradas en cuadernillos, aquí con el aliciente de que dos páginas eran en color y dos en blanco y negro.

Dax había comenzado su andadura en Warren en el núm. 39 de Eerie y se paseó por sus páginas hasta el núm. 52, haciéndose eco de su trágico destino en busca de la felicidad y de su condenación final. Diez de sus aventuras serían reimpresas en el núm. 59 de Eerie con la mayoría de sus textos rescritos con el estilo más coloquial de Budd Lewis. De Dax existe en España un álbum bajo el sello de Toutain, que reeditó Planeta-DeAgostini. El protagonista de estos cómics se desenvolvía en un plano más metafísico que épico. Se trataba de un espadachín maldito obligado a vagar por un mundo indómito, claro reflejo del individuo amilanado por la Guerra Fría. De él dibujó Esteban un total de doce historietas con un tratamiento artístico fuera de serie, de sobrecogedora belleza formal, repleto de experimentalidad y de latente erotismo, quedando para la historia como el personaje bárbaro más lírico de todos.

El interés que había despertado este personaje impulsó a Marvel a reclutar a Maroto para la alineación de revistas de Conan. Maroto hizo una corta historieta para el primer número de The Savage Sword of Conan, “Red Sonja”, para la cual diseñó el que luego sería polémico traje de la espadachina, el “bikini de hierro”. También de Red Sonja elaboró una ilustración para ser distribuída exclusivamente en ese mercado por la casa Heritage, en 1973, así como un póster de Conan. Luego, aunque hizo otros trabajos para Marvel, no volvió a trabajar en sus bárbaros hasta pasados unos años. Maroto volvería a incurrir en el género en 1979, En España, con su personaje de fantasía más erótica que heroica Korsar, invitado a las páginas de Cimoc 1ª Época tras haber sido difundido en Alemania, mercado para el que se creó, gestionado por la agencia Norma.

También a comienzos de los años setenta, el reputado dibujante Alfonso Azpiri hizo uso de los héroes con espada en sus primeros pasos como profesional de la historieta, no en vano fue pupilo de De la Fuente en sus inicios, también en Trinca. Luego bebió de otras fuentes: Frank Frazetta, Zderek Burian, Alberto Breccia y de la portentosa imaginación del escritor español Carlos Saiz Cidoncha, con quien creó a Zephyd, un guerrero nacido de la tierra y ligado a ella. Su lucha comienza cuando encuentra la civilización (como Conan o Kull) y, con ella, la incomprensión, la opresión y la violencia. El resto de sus aventuras estarán marcadas por esa lucha constante por su libertad y por cierta visión ecologista del mundo, algo inaudito en la historieta española de su tiempo. Apareció un álbum del personaje.

Otro héroe de aspecto “bárbaro” y de proceder reflexivo fue el personaje Andrax, creado por Miquel Cussó para la editorial alemana Kauka en 1973, y dibujado por su sobrino Jordi Bernet. El personaje debutó en el núm. 27 de la publicación Primo y obtiene gran éxito allí (hasta ser reeditado varias veces, en Action Comic, y en Super Action, títulos alemanes todos ellos). Andrax es en realidad un atleta olímpico de nuestro tiempo que se ve trasladado a un deteriorado futuro, tanto que sus estructuras sociales y geográficas son parangonables con la Era Hyboria de Howard. Corre sus aventuras en compañía de un colega fortachón y bonancible, sin más defensa que su espada, su sentido de la justicia y un incombustible optimismo. En España vimos al personaje en una colección de doce comic books editados por Toutain que luego recuperó Planeta-DeAgostini. También en escenarios fantásticos se desarrolla otra obra de artista Bernet titulada Sarvan. Con guión de Antonio Segura, Sarvan es una heroína a caballo entre lo erótico y lo lúdico (acaso, la más excitante de las heroínas de espada y brujería dibujadas, con la venia de las guerreras de Frazetta) y lo épico / cómico, sin desdeñar en momento alguno la más pura evasión de corte aventurero pero con mensaje. Se pueden encontrar sus aventuras en los álbumes editados por Norma y por Planeta-DeAgostini.

Aparte de los mencionados, hubo un nutrido grupo de autores españoles que dibujaron historietas de fantasía heroica para las cabeceras de terror de la editorial Warren americana, Eerie, Creepy, Vampirella..., y sus héroes imitaban el patrón clásico del espadachín sito en un mundo de fantasía en lucha contra el mal y la injusticia, cuyas aventuras encajaban más en las modas coetáneas del horror metafísico o la denuncia de los problemas de la sociedad que en la simple aventura.

Uno de los que no debemos dejar de mencionar es Vicente Alcázar. Este autor creó en 1973 para Warren al personaje de naturaleza bárbara Schreck y en Marvel le fue adjudicado el personaje de genuina espada y brujería Thongor, publicado entonces en Creatures on the Loose, a la altura del núm. 28 de la serie. Alcázar aportó a Thongor arriesgadas angulaciones, contrastes, dinamismo, y remodeló la puesta en escena y la estructura de la página. Sus esfuerzos innovadores no consiguieron enderezar las ventas del personaje ni darle serie propia, pero su talento evidente le hizo merecedor de pasear sus lápices por los héroes más selectos de la cantera bárbara. A Conan lo dibujó para el King Size Annual núm. 3, en la magnífica historieta “The Phoenix on the Sword” y a Kull lo retrató en el núm. 3 del magazine Kull and the Barbarians, en la historieta “The Omen in the Skull”. El Thongor de Alcázar se publicó como complemento de la colección española Red Sonja, y la historieta de Conan citada ha sido ofrecida en varias ocasiones y formatos por Forum, y la de Kull sólo ha aparecido en la colección Relatos Salvajes de Vértice.

Los émulos de Conan

También dibujante de personajes similares en apariencia al Conan de Marvel fue Jaime Brocal Remohí, padre de los héroes Kronan y Arcano. El primero de los dos apareció por vez primera en el núm. 29 de la publicación Trinca, en la serie que había comenzado a dibujar en 1971 con el estilo conocido como “viking fantasy” por las referencias a la mitología escandinava, aun siendo un facsímile de Conan, personaje en el que se parece incluso en el nombre. Luego, el bárbaro visitaría las páginas de la revista española Blue Jeans en 1978; y existe un álbum editado de este héroe en España.

El héroe de fantasía heroica a la vieja usanza Arcane debutó en el núm. 749 de la revista gala Pilote en marzo de 1974. Arcane corrió cuatro aventuras tan sólo, la mencionada y tres más en el Pilote mensuel. De Arcano, que así se le conoció en España, sólo han aparecido algunas historietas sueltas en publicaciones como Blue Jeans y Bumerang, donde al verlo nos pareció un calco aún más evidente de Conan, pero en esta ocasión con la faz de Camilo Sexto. También transido del espíritu de protesta que circulaba entre todas las historietas de fantasía de su época (el tardofranquismo), Arcano es un aventurero pelirrojo que transita desiertos y urbes impronunciables, pero cuenta con el aliciente de ser un guerrero que posee poderes mentales, de adivinación y telepatía, lo cual lo aposta por encima de los demás en interés.

En 1976, la editora gala Dargaud y el guionista Claude Moliterni convencieron al autor valenciano Brocal Remohí para reformar al personaje Arcane y convertirlo en algo distinto. Así nació Taar, bárbaro de rubia melena y de fuertes contracturas musculares que vaga por un mundo tenebroso y salvaje a lo largo de una docena de aventuras, que supusieron en Francia sendos álbumes, hasta 1987. Muy físico y muy barroco, pero entretenido, del serial de aventuras de este personaje quedó inédito un álbum en Francia, que fue recuperado convenientemente para la edición española de sus aventuras en la colección de Planeta-DeAsgostini Taar, el rebelde.

Lo que si son tebeos claramente de “tipo Conan” son aquellos que han plagiado desconsideradamente al cimmerio de la Marvel. El caso más flagrante fue el del dibujante español Correa, quien "creó" en 1984 la serie Wulkan para la editorial alemana Bastei. El autor alternaba en ella alegremente copias de viñetas completas de Víctor de la Fuente y, aún más descaradas, de John Buscema, para dar forma a una cosmología paupérrima plagada de personajes manidos y argumentos flojos. Wulkan ha sido publicado en España por Dalmar Socias y, bajo el título de Manos, guerrero indómito, por Bruguera (20 números al menos).

El alejamiento del canon Conan

Otras creaciones de espada y brujería españolas, o al menos elaboradas por manos españolas, se alejaron desde el final de la década de los setenta y sobre todo durante la de los años ochenta del modelo impuesto por la editorial Marvel para los cómics de fantasía heroica. Ejemplo perfecto de este extrañamiento sería la elección de Luis Bermejo para llevar la saga de El Señor de los Anillos a la  historieta, que adaptó en 1978 el guionista de Warren Nicola Cuti sobre la base del argumento de la película de Ralph Bakshi Lord of the Rings en 1978. La saga se ofreció partida en 1979,  puesto que la película de animación rotoscópica sólo llegó a adaptar la mitad de la afamada novela de Tolkien. Bermejo realizó allí un buen trabajo, que se vio en España editado por Toutain Editor, primero en tres entregas y luego en un grueso volumen, al uso como lo hizo Warren en los Estados Unidos.

El mismo año, 1978, Badía Romero creó al personaje Axa sobre guiones de Donne Avenell para el diario The Sun que luego obtuvo difusión en las revistas del sello estadounidense Warren, siendo ofrecida primeramente en Creepy. La moza sería rescatada por la editorial española Toutain en su traducción de materiales de Warren; luego por Impala en 1987, a la vez que la estadounidense Eclipse Comics publicó una serie limitada de dos números del personaje; en los noventa, por Planeta-Deagostini. Axa era una aventurera sensual y rítmica que corre aventuras en un futuro apocalíptico y cuyo aire de “bárbara” se debía a su escaso indumento y a sus métodos expeditivos.

También a punto de cambiar de década, también apartado de la estética de Conan y también fuera, en otra industria, fue creado otro bárbaro “español” en 1980. Fue el murciano José Ortiz, que inició un serial de fantasía heroica con aroma de viking fantasy en la revista de Warren The Rook, en el núm. 5. Se trataba de “The Viking Prince”, que aunque se asemejaba en contexto y patrónimo nada tiene que ver con el de The Brave and the Bold de igual nombre. En este caso se trata de Sigfrid, vikingo necesitado de recobrar su herencia y que ha de luchar contra cíclopes, serpientes de mar y reptiles gigantes en la mítica tierra de Escandinavia. Sus estupendamente dibujadas aventuras sólo aparecieron en dos ejemplares de The Rook, y fueron rescatadas para el público español en color.

En color siempre trabajaba el autor español Vicente Segrelles, que en 1981 decidió a las filas de autores que publican en la remozada revista Cimoc con una aventura de fantasía heroica protagonizada por un mercenario viajero a lomos de un dragón. Sus viñetas, verdaderos óleos, y su estilo hiperrealista, estático pero llamativo, cosecharon gran éxito y por ello continúa aún laborando en la saga de El Mercenario, de la cual Norma ha publicado varios álbumes, aunque las últimas aventuras de este personaje han sido editadas por el propio autor.

El resto de producciones españolas de espada y brujería de los ochenta fueron casi todas destinadas a editores de otros países. Fue este el caso de Los 8 anillos de Elibarin, una obra de encargo de Antonio Segura y Luis Bermejo que apareció en 1982 en castellano casi a escondidas, publicada por A.G. Vázquez Editor en color. Se trata de una interesante aventura de fantasía heroica en la onda de El Señor de los Anillos, de búsqueda de elementos mágicos (y de uno mismo, como todas las búsquedas), pero aliñada con ciencia ficción al uso hispano.

La última de las labores españolas desarrolladas en universos de fantasía heroica durante los ochenta fue la que Maroto hizo para DC en 1987. Esteban se hizo cargo del dibujo de la tercera serie de Amethyst, una mixtura de magos y héroes en la línea de los cuentos de high fantasy que se desarrolló a lo largo de cuatro comic books con guión de Keith Giffen.

Los noventa, viejos y nuevos bárbaros

Maroto volvió a The Savage Sword of Conan a la altura del número 225 para hacer una historieta de complemento que narraba el origen de la pirata Valeria, y de nuevo en los números 230 al 233 de la revista para adaptar al cómic la novela protagonizada por Red Sonja escrita por David C. Smith y Richard L. Tierny. Pero estos trabajos de Maroto, que podrían encuadrarse en una línea “tradicional” de hacer cómic de fantasía heroica, iban a verse sustituidos por formas de acercamiento al género más posmodernas durante la década de los años noventa.

En España queda ejemplificada esta transición con la aparición y evolución del fanzine de El Ferrol Sword, no el único ni el más importante de los fanzines españoles dedicados a la fantasía (míticos también habían sido y eran Blagdaross, Fan de Fantasía, Berserkr, Lhork...) pero podría afirmarse que durante una década fue el único en el mundo dedicado en exclusiva a Robert E. Howard. Y con el talante tradicional a él se acercaron para hacer artículos, ilustraciones, mapas, guiones o historietas: Carlos Yáñez, José Manuel Arias, Pepe González, Manuel Barrero, Joseba Acebes Acha, Juan A. Jiménez, José Antonio Fernández-Agüera Rojo. En 1993 acabó aquella etapa, que fue continuada en 1996 en una segunda época con similar filosofía, pero luego cambiaría.

Uno de los primeros casos españoles de acercamiento al cómic de fantasía heroica con esquemas posmodernos fue la obra de Sergi San Julián, de 1992, Gorka. Creo para el fanzinismo catalán a un oso bárbaro antropomorfo donde se mezclaba a Cerebus, Usaji Yojimbo y los animales de Warner BROS., y fue importante también porque inauguró el sello Camaleón Ediciones (tras un primer número editado por Patxarán Ediciones), cimiento del nuevo cómic español finisecular, de sus estrategias de edición, y cuna y aliento de una nueva cantera de autores. En los pocos tebeos que se editaron entonces de Gorka colaboran luego Albert Monteys, Fernando Iglesias, Carlos Portela y otros. Más tarde llegaría una miniserie de Planeta-DeAgostini en 1998 y un libro en 1999.

Se solapó la distribución de Gorka con el que posiblemente pueda tenerse como el último esfuerzo por acercarse al modelo de fantasía heroica tradiconal en la historieta (o más allá, al llamado “viking fantasy”): El Brazo de Dios. En 1994 los cazatalentos de la editorial nipona Kôdansha se desplazaron a Europa para refrescar la estética de sus publicaciones en busca de nuevo público, y sorprendentemente contrataron al veterano valenciano Brocal Remohí para hacer un manga sobre mitología japonesa. Brocal hizo un jidaimono excesivo donde mezclaba el sintoísmo con lo bárbaro titulado Kami No Ude. En España obtuvo edición por Planeta-DeAgostini en la colección de comic books El Brazo de Dios al año siguiente.

El género de espada y brujería parecía desorientado tras la cancelación de series continuadas de cómics de Conan en los EE UU y hubo que esperar a 1996 para ver nuevas historietas del cimmerio. Viene esto a colación aquí porque, tras un tanteo de Dark Horse por recoger la antorcha de Conan, sería la división italiana de Marvel, gestionada por Panini, la que decidió producir la Conan al menos para el mercado europeo. En Italia se publicaron tan sólo tres tebeos de Conan (dos de Conan il Conquistatore, un Speciale Conan) pero el primero de todos ellos fue escrito por un español, Xavi Marturet (bien que desvirtuando por completo las indicaciones de R.E. Howard). También participaron otros españoes en otras historietas de Conan que sólo serían publicadas en Alemania, España, Francia y algún país del norte: Rafael López, Esteve Polls, Tomás Morón, Mike Ratera y Eduardo Alpuente.

La editorial española que se hallaba explotando la licencia de Conan en España se arriesgó el mismo año a publicar cómics de fantasía heroica en La Espada Salvaje de Conan, en cuyo número 171 aparecieron historietas de Juan Román Cano, Carlos José Arroyo Saavedra y Ferrán Xalabarder. En paralelo, en la línea editorial Laberinto se lanzó Fian, de Roke González y Enric Rebollo, Héroes de Valentín Ramón y Víctor Barba y Las Crónicas de Mesene. Los dos primeros mencionados se alejaban ligeramente del “canon Conan” pero el tercero se distanciaba al máximo, a gusto sus autores en los mundos plagados de elfos y de magias sin cuento más dependientes de mangas como Record of Lodoss War que de las historietas inspiradas en R.E. Howard. Esta obra, de Roke González, Mateo Guerrero y Aure Jiménez mostraba un ritmo narrativo que merece adulación, obra del primero. Mateo Guerrero dibujó dos series limitadas a partir de 1998, una de cuatro números para Planeta-DeAgostini y otra de siete para Dude Comics. El proyecto quedó abandonado en 2001, cuando Mateo Guerrero comenzó a trabajar para la serie estadounidense Warlands (otra serie de fantasía heroica de estética manga).

Planeta-DeAgostini siguió respaldando a autores españoles puesto que en 1997 lanzó una nueva revista de fantasía heroica, Relatos Salvajes, que lamentablemente no pasó del primer número (contuvo historietas de V. Ramón, Barba, Xalabarder, Juan Carlos Cereza, Isaac M. Del Rivero, José Miguel Pallarés y Miguel Angel Cáceres; los dos últimos, con su héroe Bram). Dos años después, la editorial sacaba de nuevo otro título del genero, Eponim, de Arroyo Saavedra, autor sabio en el uso de la elipsis y las secuencias mudas que venía a ejemplificar las cualidades de los jóvenes historietistas españoles interesados en el género a la par que mostraba el malditismo de un medio y una industria por la fría acogida que obtuvo. En julio de 1999, Planeta-DeAgostini publicó tres historietas cortas originales protagonizadas por Conan en la revista La Espada Salvaje de Conan Volumen III núm. 10, obra de Yáñez, Jesús Saiz, Pallarés, Jesús Merino, Joan Josep Mussarra y Arroyo Saavedra, y con eso dio el carpetazo al proyecto del “Conan español”.

El género quedó en manos de los prozines y de las editoriales menores, que según se acercaba el siglo XXI más desdibujaban la frontera entre industria y afición. En 1998, por ejemplo, reaparecía Sword en una tercera época bajo el sello barcelonés Camaleón Ediciones. Se barajaron los contenidos teóricos con las historietas, y si bien el proyecto inicial del editor era publicar historietas de Conan, no se lo impidieron las cuestiones legales y tuvo que tatuar a su personaje y rebautizarlo como Sword. El tratamiento clásico de las historietas allí publicadas fue cambiando levemente en pro de un acercamiento más actual de la narrativa. Dibujaron Benito Gallego, Nájera, JAFAR, Antonio Vázquez... y fue editado en sus últimos números por La Factoría de Ideas en Madrid.

Otro equipo editorial (no obstante se condujo con maneras fanzinistas) que se atrevió con “lo bárbaro” fue el sello malaqueño MegaMultimedia. En 1999 lanzó la revista en color de fantasía heroica Barbarian, con historietas de El Torres, JuanJosé RyP, Jesús y Emilio Gallego, Pallarés, Vázquez, Siku, Grego Lorente, Miguel Angel Castillo, Óscar J. Vargas y Subiri. La calidad era irregular en un principio, y pese a su mejoría posterior sólo duró cinco números hasta un cambio de formato (a tamaño comic book, con lomo) que aguantó dos. The Realm, la revista que surgió luego no resistió tampoco más allá de cinco entregas. A la editorial malagueña, antes de la espantada de sus autores y colaboradores, le dio tiempo a lanzar un libro de cómics de fantasía heroica en 1999: SwordMasters, de El Torres, Vargas y Escamilla, de irregular factura y con un toque cómico a destiempo.

El último estertor de la fantasía heroica narrada al modo tradicional y con texturas clásicas la ensayó Planeta-DeAgostini, con el lanzamiento de 1999 Witchfinder, una serie de cuatro números de Mike Ratera y Eduardo Alpuente, salvaje, abigarrada y tremendista. Ratera seguiría dibujando aventuras del personaje con idea de publicarlas en el año 2000 a modo de libro de cómics de 72 páginas, pero tuvo que conformarse con alojar sus aventuras fragmentadas en la reedición El Reino Salvaje de Conan (núms. 11 a 22), que también dio cobijo al puñado de historietas de Conan elaboradas por autores españoles y que no pudieron ser publicadas en una línea aparte en su momento. Otra intentona que no cuajó fue la de Sage, personaje conanesco que idearon los hermanos Lorente y que pese a que se trazó una colección de comic books para ser lanzada por Planeta-DeAgostini, se quedó en una breve presentación publicada en la segunda edición de la revista La Espada Salvaje de Conan núms. 80 y 81 pese a lo interesante de la propuesta, la solidez del guión de Gregorio Lorente y el buen dibujo de su hermano Lorenzo.

Fantasía heroica del siglo XXI.

De los “escapados” de MegaMultimedia uno prosiguió con deseos de editar fantasía heroica: J.M. Torres. Y lo hizo por partida doble en los primeros años del nuevo siglo, mediante productos entroncados en lo estético con los esquemas clásicos de los personajes de bárbara grey pero edificados con nuevos argumentos y guiones sugestivos e interesantes.

Torres había fundado un sello editor (que, al mismo tiempo “funcionaba” como una suerte de agencia de autores), el denominado Sulaco, que en el año 2001 recogió las historietas elaboradas por él mismo como guionista, por Juanjo RyP y Lorente como dibujantes, y por Castillo como colorista, para lanzar el libro Bribones. RyP,  barroco, abundante y excitante, detallaba más que dibujaba el escenario de las aventuras de los personajes: Gerada, una ciudad llena de rincones y atmósferas opresivas, donde el guión de Torres, fluido y rítmico, resultaba eficaz aun siendo humorístico.

Tras otra “desbandada” ahora ocurrida en el seno de Sulaco, Torres fundó Proyectos Editoriales Crom, que bajo el sello Quepuntoes se atrevió a publicar la obra BRAM el yacoï en 2002. Es ésta una de las mejores obras de fantasía heroica española en mucho tiempo, por causa de sus interesantes y trabajados guiones obra del madrileño J.M. Pallarés, que había avanzado un aperitivo de la saga en 1997 en el tebeo Relatos Salvajes de Planeta-DeAgostini. Con ciertos guiños al realismo fantástico y a la demiurgia borgiana, el guionista, ayudado por los dibujos fuliginosos de M.A. Cáceres, generó un surtido de historietas crudas, de imágenes sólidas, bruscas. Lo que narraban ahí era la esencia del género, en suma, pues una aventura de un héroe bárbaro es generalmente un viaje, un trayecto que sirve de aprendizaje y que puede ser un descenso al infierno.

Otros autores interesados en la espada y brujería de gran talento que veían desaprovechado en el país, decidieron la aventura foránea. Fueron los casos de Portela / Daspastoras, Juan Román Cano, Mike Ratera o Jesús Barony. Los dos primeros lograron publicar en 2002 su proyecto de fantasía heroica Les Heresiarcas, nada menos que con Humanoides. Magnífico trabajo de guión, dibujado con especial maestría por Daspastoras, en Francia funcionó tan bien que incluso fue elegido para incorporarlo al nuevo lanzamiento de Metal Hurlant, que apareció en los EE UU al año siguiente (y rescatado aquí en España). Juan Román Cano, dibujante de limpieza sin igual y gran fuerza en la composición unitaria de la página, también publicó en el país vecino su obra de fantasía heroica Les Légions de Fer, que editó el sello Sòleil. El libro de cómics (donde también se combinaba la ciencia ficción), de excelente factura y exquisita edición, llevó guión de Brémaud y color de JLuis Roger. A España no llegó. Tampoco ha llegado la obra de Ratera Kabul. Le faucher, genuina fantasía heroica, brutal y desmesurada, que escribió Jean Marc Lofficier –un antiguo colaborador de Moebius- y entintó Edu Alpuente. El personaje, una suerte de bárbaro vikingo, apareció en la Francia de mediados de los setenta muy influido por el Conan de Thomas y Buscema; Ratera lo renovó a la Death Dealer… pero en España no le vimos el pelo a este héroe. Barony ha elaborado historietas surcadas por espadas y fantasía para el sello estadounidense Wham, como Grunlad, que quedó inédito en principio para luego recalar en el sello DLComics, que lo está editando actualmente (Barony también ha sido el ilustrador del último juego de rol de Conan, el editado por Mongoose Publishing).

Del resto de lo publicado sobre el género en España hecho por españoles hemos de destacar los esfuerzos de algunos fanzines (Black & White, Magia y Acero, Androito Ke-ke Comics) o de prozines y sellos menores, como 7 Monos, Aleta Ediciones, WW o Dude Comics. El subsello Anillo de Sirio del sello editor valenciano 7 Monos ha venido publicando hasta la actualidad las aventuras de fantasía erótica protagonizadas por Ashla e Ihana Magia & Acero (14 números hasta 2004), muy divertidas, aunque poco tengan que ver con los héroes bárbaros en sentido estricto. Aleta Ediciones ha lanzado Treyes, obra de Pedro Camello, “Kame”, que también menudea con el humor por mundos fantásticos inspirados muy lejanamente en Howard y más en estructuras y estéticas que beben del cine fantástico, del manga, de la televisión y del rol.

Otro producto estimable surgido entrados ya en el siglo XXI (abril de 2003) fue el editado por el sello catalán West Wind de título El guardián de las leyendas: Salvaje, para la cual usó a un personaje que había sido visto ya en una corta historieta de complemento publicada en La Espada Salvaje de Conan. Obra del barroco pero muy limpio Ferrán Xalabarder, constituye este tebeo un libro de cómics de ágil lectura, si el lector no le hace ascos a los escenarios intrincados, a las viñetas recargadas y a un guión legible pero de corte humorístico y lleno de concesiones. A la primera entrega de este prometedor proyecto, “La balada de la loba”, no le siguió una segunda. Lástima.

Lo mejor de la fantasía heroica hispana del nuevo siglo hay que buscarlo en Dude Comics, empresa avilesina pequeña en tamaño pero enorme en ilusiones que ha seguido insistiendo con obras del género realizadas por autores españoles, como la ya comentada Las Crónicas de Mesene, Templarios, Oro Rojo o Los Reyes Elfos. La más floja de todas estas producciones fue la de Nacho Fernandez, quien fue autor -con ayuda de Eduardo Alpuente- de la serie Templarios, inspirada en los manga de espada y brujería; alcanzó tres números.

El resto fueron proyectos más ambiciosos, sobre todo la obra de Quim Bou ambientada en el continente de Môm, un mundo decadente en el que los elfos luchan contra el mal y que nació en la miniserie Corazon Negro en 2000. Continuó esta cosmología en los cinco números de Oro Rojo (2002), de guión muy sólido y dibujo cada vez más interesante, como siguió demostrando en los dos números de Môn: Ser rey (2003), donde el continente había cambiado de nombre... El mismo Quim Bou creó otra serie de fantasía heroica para Dude, ahora ambientada en Orn, de carácter más optimista y aventurero que la anterior, y protagonizada por animales antropomorfos. Han aparecido hasta la fecha: el número de presentación Orn: Dos Espadas: Quizás (2003), una serie de seis números seriada durante 2003: Orn y la actual Orn: Dos Espadas: El duelo.

Finalmente debemos citar la gran creación de Víctor Santos Los Reyes Elfos, espada y brujería que se basa en la mitología nórdica eminentemente y protagonizada por el guerrero errante con genes elfos Ehren. La serie, aparte de la consabida acción, está plagada de momentos mágicos y emotivos y dibujada con gran prestancia y delicadeza. No en vano Santos viene siendo aplaudido por la afición española en estos últimos años. La saga de los reyes de Faerie comenzó a publicarse a modo de prozine en 2001 por el sello 7 Monos: Los Reyes Elfos: La doncella y los lobos. Estas historietas fueron recogidas por Dude al año siguiente en un volumen, Los Reyes Elfos: El Señor de Alfheim, y el resto del material fantástico de este autor lo publicó Dude en años siguientes: en 2002, los cuatro números de Los Reyes Elfos: La emperatriz de Hielo, en 2003, el libro de cómics Los Reyes Elfos: La espada de los inocentes (Los Reyes Elfos también fue publicado en Portugal por Ed. Polvo).

Víctor Santos viene a simbolizar al autor actual de fantasía heroica, que ya no conjuga el género con el verbo “Conan” y que combina diferentes influencias y referentes, como el manga, el underground posmoderno, la historieta intimista, los cómics de superhéroes... Su última obra, Aventuras en el Mundo Jung (Aleta Ediciones), tiene un poco de computajuego, superhéroes, manga de espada y brujería... y es un tebeo infantil delicioso. Mientras sigan así nuestros autores, haciendo buenas historietas, tanto da que sean de fantasía heroica al fin y al cabo.

 
   

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