Tebeosfera-
El primer volumen de DragonSeed se presenta a principios de
2006, en el festival de Angulema, publicado por Humanöides Associés.
Un español más en la corte del gran editor. ¿Crees que la
representación española en el extranjero da fe de la calidad de la
historieta española?
Mateo Guerrero- Pues si, después de mucho tiempo vuelvo a
hacer lo que más me gusta en este mundo, que es contar historias a
través de viñetas. Y para mi es un orgullo poder hacerlo en una
editorial en la que trabaja tanto “GIGANTE” como es Humanoides.
La calidad de los autores españoles esta más que contrastada. Salvo
en Japón, tenemos autores referenciales en los grandes mercados.
Pacheco, Ferry y Larroca en América son autores de los grandes.
Aparte de toda a legión de autores que llevan años allí ganándose la
vida. Y en Francia, donde estamos representados de una forma tan
brillante como lo estamos ahora con Guarnido. Aún así, creo que hay
muchos autores españoles que no están trabajando en proyectos de la
altura que les correspondería por su nivel de calidad. Pero con esto
no voy a descubrir nada que no sepamos ya.
La verdad es que en los cómics, el caso es diametralmente opuesto al
fútbol en España. La “selección Española” podría ser un verdadero
DREAM TEAM. Imaginaos una editorial con Juanjo, Carlos, Pascual,
Salvador, Ramón Bach, Bleda, Carlos Giménez, Munuera…
2.- Hablemos de
tus inicios. De La Línea de la Concepción, en 1976, al Saló del
Còmic de Barcelona, en 1995. ¿Qué pasa durante todo este tiempo?
Pues eso, Mucho tiempo. ¿Cómo empecé? Todo los dibujantes comentan
que se recuerdan a sí mismos toda su vida dibujando… Yo puedo
presumir de acordarme del primer día que cogí un lápiz. Recuerdo
cómo en la guardería, vino la “seño”, me puso un lápiz en la mano, y
guiándomela ella, empezó a recorrer el papel… ¡…DETRÁS DEL LÁPIZ
QUEDABA UNA LINEA QUE FORMABA UNA IMAGEN! Y mi vida fue distinta
desde entonces, de verdad.
Después, con unos quince años, tuve la GRANDISIMA SUERTE de poder
conocer a Carlos Pacheco. Él vive a unos 8 Km. de mi pueblo natal,
La Línea. Yo sabía que quería dibujar tebeos, pero no sabía cómo se
podía conseguir eso. Todo resultaba muy lejos desde el Sur del Sur.
Y un día, me presenté a un concurso de cómics organizado en San
Roque. El único concurso al que me he presentado en mi vida. Y me
hablaron de un tipo que había allí, que trabajaba para “los
americanos, esos de Batman y La Masa”.
El resto fue cuestión de insistencia. Mi principal virtud. Conseguí
el teléfono de Carlos, y fue muy amable de recibirme en su casa.
Estaba dibujando el segundo número de Dark Guard… Dios mío…
que maravilloso era aquello que estaba viendo… esos lápices… Y me di
cuenta de que yo dibujaba en folios finos A-4 y con lápiz de la
escuela y goma Milán… y así no era como trabajaba aquel monstruo que
había conocido. Me quedaba mucho por aprender.
¿Qué más pasó? Pues conocí a Aure –que es diez años mayor que yo y
por lo tanto de otra generación comiquera- y pronto empezamos a
trabajar juntos. Él dibujaba antes, le pedí que si me podía entintar
una pagina a lápiz y desde entonces hasta ahora. Y también nos
hicimos amigos, Jose Mª Reyes, Alberto Foche y yo. Todos los días,
más o menos, quedábamos para tomar café, charlar de tebeos y
enseñarnos dibujos. Yo tendría 16 ó 17 años, empecé a publicar con
18 y ya tengo 29. Se puede decir que no ha ido mal la cosa.
3.- Tu primer
trabajo fueron tres historietas para Otaku. Desde entonces,
buen rollo con Norma, quienes probablemente traduzcan aquí
DragonSeed. ¿Pero por qué has publicado tan poco con ellos?
Pues es simple. La situación del mercado en España es la que es.
Hemos estado varias veces muy cerca de trabajar juntos pero al
final, por una cosa u otra… No obstante, todo el trabajo que hice
para El País, fue a través de ellos coordinado por Óscar
Valiente.
4.- Poder
hacer, de entrada, una serie limitada supongo que sería todo un lujo
en su día. Me refiero a Zeón. El llanto de los dioses.
Háblanos de tu experiencia ‘profesional’ en Camaleón y de las
razones por las cuales quedó inconclusa Zeón.
Pues si que fue todo un lujo. Recuerdo aquellos días como un tiempo
de una ilusión tremenda. Es lo que yo llamo la “época de la
inocencia” por mi parte. Creía que podría hacer más de lo que hice.
Y por supuesto, cometí unas novatadas tremendas. Lo que recuerdo con
más cariño de todo aquello, es el trato con la gente de Camaleón,
que no eran editores, eran “coleguitas”. Y aquello terminó porque vi
muy claro que aquello no llevaba a ningún lado.
Empecé a publicar cuando estaba estudiando primero de ingeniería
técnica, carrera que dejé para ponerme a dibujar cómics –en mi
bendita inocencia-. Al año siguiente me matriculé en psicología por
la UNED, para simultanearlo con mi trabajo haciendo Zeón… Ni que
decir tiene que ni aprobé Psicología –en realidad no toqué un
libro-, ni acabé nada como dibujante. Así que al final de curso,
después de un año trabajando, y ver como se retrasaban las salidas
de los tebeos y todo eso, decidí tirar la toalla.
He de decir que de Zeón, publiqué dos tebeos, pero que el
tercero estaba acabado a lápiz cuando decidí cortar la serie. Había
cometido muchos fallos como creador y era el momento de replantearse
cosas. |