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VIÑETAS LATINOAMERICANAS Y CUBANAS [ parte 2 ]


[ Viñetas de Tomy y de Lloyy, dos de los prometedores jóvenes dibujantes cubanos ]

 


Artículo por Roberto Hernández  [ es segunda parte; viene de página anterior ]


VIÑETAS LATINOAMERICANAS

VIÑETAS CUBANAS


Viñetas en Cuba 

Pero ¿Cuál ha sido la situación en Cuba?

Según Avilés (en Historietas. Reflexiones y Proyecciones, 1989), ya por 1912 algunos lectores cubanos podían adquirir las aventuras de El capitán y los pilluelos, Popeye y Benitín y Eneas esta última una de las primeras tiras yanquis conocidas acá, cuyo título original, Mutt and Jeff, era transformado al español.

Más de cuatrocientos personajes poblaron las tiras de los diferentes diarios que circulaban en Cuba, llevando a cada rincón de la isla el American Way of Life. Los nombres se adaptarían para los hispano parlantes, así Alley Oop de Vincent T. Hamlin, que apareció por primera vez en 1933, sería Trucutú; Steve Canyon de Milton Caniff, Luis Ciclón y Flash Gordon de Alex Raymond, Roldán el temerario, por solo citar algunos. Diversos géneros serían explotados, no solamente los humorísticos, también los más realistas; la ciencia ficción (Brick Bradford); el policíaco (Dick Tracy de Chester Gould), el género de aventuras (Tarzán, El príncipe valiente de Harold Foster); las tiras con peripecias deportivas (Big Ben Bolt, de John Cullen Murphy) algunos de ellos verdaderos clásicos del género.

Excelsior, Diario de Cuba, El Avance Criollo, el reaccionario Diario de la marina, El País, El Mundo entre otros, apostaron por las tiras cómicas y las planchas dominicales y cada uno tendría sus ofertas para un mercado creciente, se creaba así una profunda adicción al género.

El periódico Alerta, por su parte optó por la publicación de historias completas, a diferencia de sus competidores, apareciendo de esta manera en un pequeño formato, como una suerte de cómic-book, las historias de El Spirit de Will Eisner –verdadera escuela en el arte de hacer historietas-, Lady Luck y Mister Mystick. Los lectores cubanos iban asimilando a través del entretenimiento un cúmulo de mensajes, solapados unos y otros no tanto...

Los artistas del patio tuvieron pocas posibilidades de hacerse sentir en estos medios, sin embargo aprendían el oficio, ese saber hacer y hacerlo bien, que luego podrían sacar a relucir.

Algunas historietas cubanas fueron realizadas por estos años, tal es el caso de El Curioso Cubano de Heriberto Portell Vilá en 1927. En la década del cuarenta el periódico Hoy, órgano del PSP publicó Espartaco de Adigio Benítez y La vida de Julio Antonio Mella de Horacio Rodríguez.

Pasados los años cincuenta, en pleno territorio norteamericano se desarrollaron tiras cómicas underground, las cuales cuestionaban los viejos valores; jóvenes dibujantes y guionistas indistintamente de su ideología y su política se unieron para crear sus propias publicaciones y hasta distribuirlas, en franco desafío a los grandes emporios que monopolizaban el mercado del cómic en ese país. Robert Crumb y Von Bonnie descollaron aquí por sus trabajos. Mientras tanto un grupo de jóvenes barbudos habían decidido que las cosas en Cuba no podían seguir como hasta entonces y llevaban a cabo una lucha de liberación nacional. En el corazón de la Sierra Maestra, región montañosa del Este de la isla se editaba El Cubano Libre, aparecieron allí tiras dibujadas por Santiago “Chago” Armada bajo el título de Julito 26. Con el triunfo revolucionario de 1959, la ruptura de relaciones con el gigante del Norte y con todos los países latinoamericanos sumados al bloqueo (con la salvedad de México), la historieta foránea desapareció de los diarios.

El escenario había quedado listo para un despegue en el género, pero no fue así.

Los seguidores de la historieta en la isla, a pesar de desconocer la nueva generación de superhéroes y súper grupos de los sesenta, y más recientemente la revitalización de un mito como Batman a manos de Frank Miller, o la muerte de Superman, tampoco pudieron de manera sistemática y sostenida tener acceso a las creaciones locales. Todo lo alcanzado por la revista Mella, ya despojada de su clandestinidad por Ediciones en Colores en 1965 y la Editorial Pablo de la Torriente veinte años después, o con Pionero sosteniendo viva a la historieta en etapas intermedias, no han podido consolidar un espacio al género en una población muy alfabetizada desde 1961, y que alcanza hoy cotas envidiables de desarrollo cultural. Un gran vacío existe en los viejos lectores y las más jóvenes generaciones desconocen muchos de los personajes que todavía hoy sorprenden a quienes se acercan al género en nuestro país.

Su pobre divulgación, amén los esfuerzos de Fidel Morales, su rechazo por ser tildada de impedir o desvirtuar el desarrollo de los buenos hábitos de lectura en los niños, o simplemente la indeferencia de quienes pueden apoyarla, ha llevado a la historieta cubana a un estado de terapia intensiva.

Cuando se habían logrado éxitos como el Primer Encuentro Latinoamericano de Historietistas y las revistas Cómicos y Pablo tRevista Dedeté, superviviente de las publicaciones cubanasomaban carácter internacional, llegó la crisis económica y con ella la historieta le fue amputada al panorama cultural cubano.

¿Pero en la prensa, qué ha pasado? Los medios de prensa cubanos no han sido en los últimos años muy generosos con la publicación de tiras cómicas, los intentos han sido más bien esporádicos y efímeros. El periódico Granma órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, pese a contar en sus nóminas con Virgilio Martínez Gainza, considerado por sus méritos y extensa trayectoria como el “padre” de la historieta cubana, ha evitado el tema del humor gráfico, la tira o las páginas de historietas, tal vez por considerarlo poco serio. Sólo de manera muy aislada el lector puede encontrar humor político realizado por Manuel Hernández o por René de la Nuez. La parte gráfica del mismo se reduce a pequeñas viñetas, generalmente sin texto donde Virgilio deambula por los más diversos temas, las elecciones en los Estados Unidos, la violencia juvenil, la globalización, la solidaridad con Cuba, en fin.

Pero un artista de esta talla, que ya encerraba mensajes en cuadros en la década del cincuenta, cuando desde la clandestina revista Mella firmaba sus trabajos como Laura, y desde entonces no pudo abstenerse del uso de la historieta: En la edición del martes 28 de abril de 1992, cuando el país ultimaba detalles para el multitudinario desfile por el Primero de mayo, el autor inserta una tira en la que dos jóvenes conversan sobre el tema. Casi un mes más tarde el miércoles 20 de mayo aborda el tema de los productores agrícolas que llevados por el afán del dinero vendían sus cosechas a intermediarios sin cumplir con sus entregas, aquí se desarrolla el siguiente diálogo:

«-¡ Arranca tu camioneta y no vuelvas Juan Maceta!
¿ Qué sucede Don Procopio?
¡¡ Qué mi cosecha es de acopio!!»

Pero sería en el mes de septiembre cuando dos caimanes, uno grande y otro pequeño, que bien podrían representar las nuevas y viejas generaciones de cubanos, protagonizan varias tiras, la exaltación al poder de resistencia del pueblo se plasma en una de ellas cuando expresan refiriéndose al tío Sam:

«Este tío nos quiere matar de hambre...
Sí, señor...
Pero no sé para que sufre tanto imitando a Weyler...
Si no vamos a ceder. ¡ Ni un tantito así!»

Quedaba señalada de esta manera la decisión de millones de cubanos a través de un medio tan eficaz como lo es la historieta. Lamentablemente los "personajes" desaparecieron en forma de tira, mas se mantuvieron en viñetas aisladas, muchas con texto; apareciendo además de manera muy irregular años después.

Por su parte Trabajadores, órgano periodístico de la Central de Trabajadores de Cuba, ha publicado viñetas donde Gustavo Rodríguez (Garrincha) refleja con maestría la situación nacional e internacional. En muchas de ellas de manera muy curiosa aparece un pequeño animalito, testigo de la escena que da un toque final a chistes que permiten esbozar una sonrisa a la vez que instan a la reflexión.

En los meses de mayo a septiembre de 1998 y de manera muy aleatoria apareció una tira donde una pequeña jicotea debatía el tema de la Protección e Higiene del Trabajo, indispensable en la gerencia empresarial, preocupada cada vez más por sus recursos humanos, en ella se criticaba a aquellos que hacen caso omiso a la misma. Francisco Blanco Ávila sería el creador y Prudencia el nombre escogido por los lectores para bautizar al personaje.

Ese mismo año el dúo Raval / Narciso había experimentado una suerte de tira, en la que caricaturizando a los personajes de Tierra Brava, telenovela cubana, explicaba los fundamentos de la emulación como motor impulsor de la economía socialista. Tristemente no llegó lejos, y se quedó en el intento.

Tal vez haya sido Juventud Rebelde, Diario de la Juventud Cubana el que con mayor regularidad ha dado albergue al humor y a la historieta. En el mes de julio de 1988 se publicaba con guión de Alexis Núñez Oliva una tira que versaba sobre personas inflexibles en su vida personal y laboral, siendo su dibujante Lázaro. Ese mismo mes pero el día 17 se publicó una página de historietas donde las ocho viñetas que la conformaban eran un guión de Manuel Vázquez Portal desarrollada por el genial Orestes Suárez bajo el título “Los exploradores”. Constituía este el regalo gráfico de JR a los más pequeños en su día.

Antes de la crisis económica conocida como “Período especial”,en ese mismo año, los televidentes cubanos disfrutaban de Doña Bella telenovela brasileña de gran popularidad.

Francisco Blanco Ávila lanzó con gran tino desde el día 28 de Julio de 1988, una tira homónima que no laceraba al original, no lo mutilaba, simplemente con una gran carga humorística parodiaba al mismo, tras 36 “capítulos” culminó exitosamente el 15 de Septiembre de 1988. Durante el tiempo que se publicó la misma, los lectores no habituales buscaban sus ejemplares justo para conocer no un anticipo al serial televisivo sino una divertida versión. Sin embargo la crítica no se hizo esperar, desde la revista Mujeres se tildó el trabajo de facilismo. Usando el mismo marco y bajo el título “En defensa de la parodia”, Blanquito, como se le conoce en el medio, disertó con todas sus armas sobre un género varias veces por él explorado.

Con anterioridad en agosto de 1987 el propio autor había realizado también para JR, Médico de batey una curiosa parodia que constituía una amalgama de personajes y situaciones de las series televisivas cubanas Médico de guardia y Sol de batey; esta vez 10 entregas con igual éxito. Estas tiras nunca fueron recopiladas por ninguna editorial de la isla.

Más recientemente la retención de un niño cubano, llevado de manera ilegal a Estados Unidos, desató una “batalla de ideas” donde los humoristas gráficos estuvieron presentes; otros artistas internacionales dieron su visión y algunas de estas tiras fueron curiosamente publicadas, algo inédito en la prensa cubana actual.

Es necesario mencionar los trabajos realizados en los periódicos provinciales, como el suplemento Melaíto del Vanguardia, rotativo de la provincia Santa Clara, que con más de treinta años de labor llevan a cabo destacadas figuras del humor gráfico cubano, como Roland, Martirena, Pedro y Linares; los cuales han condensado sus trabajos en varios libros. De manera más discreta, el periódico Ahora dedica espacio al humor en su pequeña sección Almiquí, con chistes breves y apareciendo a veces la tira.

Dos curiosos intentos de ubicarles un espacio propio s las viñetas y tiras para despertar así la avidez del cubano por la lectura fueron llevados a cabo, primeramente por el tabloide El muñe de la editorial Pablo de la Torriente, que especializado en el tema podía ser adquirido de manera bisemanal. Pese a sus graves problemas de distribución, jugó un importante papel al brindar un medio en el que coexistían los más variados estilos y temas. Su precio era por demás muy bajo, solamente 10 centavos. Destacaron allí Herlock Holmos por Alben y Evora, Chicho Durañón de Manuel Lamar Cuervo (Lillo), Clotilde de Ardión, El mejor amigo por Antonio Merino (Ñico)Viñeta de Ñico, Barbarita por Wilson, Buenos días, espejo de Francisco Blanco Hernández, El lobo feroz de José Luis, entre muchas otras.

En 1992, en plena crisis de las publicaciones en la isla por la carencia de materias primas, la Editorial Pablo de la Torriente haciendo uso de papel recuperado sacó a la venta tiras “sueltas”, por veinte centavos, el lector podía acceder a cuatro tiras, dos de ellas a color. Tito del fallecido Domingo García, Tico Taco de Luis Castillo, Elena y Luis de Lumat, Capricho y Escobilla de Miriam, Cecilín y Coti de Cecilio Avilés son vivos ejemplos de aquella “publicación”. La recuperación de materias primas y el ahorro eran temas de gran importancia en aquellos tiempos y así lo reflejaron las tiras. Esta experiencia se mantuvo en 1993 y 1994.

En los últimos años, el humor gráficos y la historieta cubanos han debido refugiarse en publicaciones de escaso grosor y difusión mínima, como Zunzún, Palante o Dedeté (recientemente fusionado con la publicación mejicana La Piztola con el fin de ofrecer una publicación conjunta). Mas, los jóvenes autores de valía, como De la Nuez, González Reyes, Hernández Guerrero (Ares), Kaparo, Félix, Martínez Rodríguez (Lloyy), Martirena, Pérez López, Simanca, Tomy, Laz, si quieren vivir de su trabajo como humoristas se ven abocados a la emigración profesional.

Como hija de la prensa, las viñetas podría encontrar en Cuba un cálido albergue, que permita a los jóvenes creadores tener acceso a un necesario espacio; máxime cuando nuestra industria editorial se recupera. ¿Habrá que esperar al 2005 para ser testigos de un resurgir del medio?

Mientras tanto premiemos con nuestro afecto y admiración a todos aquellos que no olvidan la historieta y el humor gráfico, sus potencialidades comunicativas, y que nos han hecho reír, reflexionar o llorar a través de este maravilloso mundo en viñetas.


VÍNCULOS:

Humoristas cubanos

Historia de las bienales del humor cubanas

Entrevista al humorista Manuel

Artículo sobre el Museo del Humor Gráfico de S. Antonio de los Baños

Convocatoria de la XIII Bienal (2003)


[ © 2002 Roberto Hernández Rodríguez. Este texto es trascripción de la ponencia impartida por su autor en la XII Bienal Internacional del Humor celebrada en la localidad de San Antonio de los Baños, en Cuba, en 2001. Ha sido corregida para Tebeosfera 021127 ]