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2004 A TIRAS


Comentarios sobre algunas obras de humor gráfico de 2004

 

 

[ Cubiertas de algunos de los libros de humor gráfico que se comentan. Clic para ampliar. ]


Artículo por Manuel Barrero

Durante al transcurso del año han ido apareciendo algunos libros, cuadernos u otros formatos que recopilaron tiras de autores de humor gráfico, generalmente publicados en régimen de autoedición o con ayuda de subvenciones, o por imprentas y editores de algún periódico u otra empresa, o por sellos habitualmente no ligados a la historieta o el humor gráfico. Este parece estar siendo el único modo de que un humorista gráfico pueda sacar a la luz sus tiras en España, donde el humor gráfico cae en la categoría de tebeo en cuanto se reúnen un puñado de tiras en un volumen.

Desde la perspectiva temática, en estas publicaciones encontramos un humor lejano de polémicas que prefiere cernirse sobre lo chabacano a escarbar en lo “delicado”. Hoy, siguen  siendo temas delicados en nuestro país: la monarquía, la iglesia, las corporaciones o grandes empresas –por más que fomenten la explotación infantil, por ejemplo-, los propios medios de comunicación masivos –la prensa y sus modos no está bien visto que sea criticada-, etc. Pero aún quedan aspectos de nuestra política, sociedad y cultura que son sometidos a mofa.

César Oroz ha preferido fijarse en la inextinguible tuna o en la ralea estudiantil para hacerse unas risas. Al menos en esta tónica discurre la lectura de su libro Piso de estudiantes, 2 (La tira de dibujos, S.L., Pamplona, 2004). Oroz es un autor ya veterano, lleva más de década y media publicando sus tiras cómicas en la prensa navarra (actualmente, en Diario de Navarra), y al menos tiene diez libros recopilatorios de sus tiras editados, lo que demuestra su veteranía.

Los “semper suspensus” de sus tiras en la obra Piso de estudiantes son el prototipo del antiestudiante actual, ese elemento del cual los profesores reniegan, que los padres aborrecen y que los propios estudiantes ríen encantados. El protagonista es un crápula disfrazado de punk que exhibe cierta vena sociópata: guasón, sin vergüenza, ávido por la juerga y dispuesto a todo con tal de no estudiar para no aprobar y seguir manteniendo su actual estatus. Todo un progresista. Mientras siga existiendo el dinero de sus padres, claro…

La característica cómica de estas historietas reside en el contraste. Este personaje vive en un piso de estudiantes con otros compañeros, uno de los cuales es hacendoso y “formal”, otro de los cuales representa la antítesis del protagonista puesto que es un tuno... Y el resto consistirá en fórmulas para eludir la limpieza del piso, para lograr copiar en algún examen, para conseguir un buen puesto en la barra del bar de abajo… Radicando el humor en el descoco del protagonista, que nada respeta y se siente inmune a cualesquiera clase de poderes (policía, profesores, regentes de negocios, sus propios compañeros…). Quizá la mejor tira es aquella en la que dialoga el personaje central con un profesor quien le acusa de ser un «adolescente permanente al que la de miedo madurar y enfrentarse a la vida». Si otro argumento, se carcajea y le llama «Amargao!»

El estilo de Oroz es muy eficaz por su contundencia gráfica, que algunos no dudarían en calificar como “estilo feo”. Hereda la línea del underground genuino, que parece tomar elementos de los humoristas gráficos argentinos (Fontanarrosa, Caloi, Tabaré) y formula viñetas bien encajadas y compuestas, con los elementos justos para los fondos y un sabio uso de los sombreados que confieren mayor contundencia a los gags.  Deposita gran importancia en las onomatopeyas, en la rotulación muy marcada y en la exageración mediante la deformación cuando quiere representar un brote de energía o un acto de violencia. En suma, es el perfecto candidato gráfico para publicaciones como TMEO que hubiera encajado muy bien, por las temáticas que utiliza, en El Jueves. Pero que, en realidad, hubiera encajado en cualquier publicación como dibujante muy expresivo. Cabe preguntarse por qué ha preferido proseguir en el humor genérico y estereotipado en prensa local.

En otro vértice, aunque no opuesto, se sitúa la obra de Ubaldo Papila. Ubaldo César Boyano Adanes es un humorista gráfico atípico porque tiene gran presencia pero apenas si publica sus tiras de humor gráfico en otros soportes que no sean electrónicos. Este es su primer libro recopilatorio, editado por el mismo autor en Alcalá de Henares en octubre de 2004. El librito de tiras viene avalado por algunas presentaciones, la del periodista Roberto Mangas, las de los humoristas Tony Cochram y Malagón, y la del estudioso y editor del humor gráfico PGarcía.

Papila es la historia de un grupo de personajes que hacen vida en una pensión del centro de una pequeña ciudad donde vive gente de clase media. Los inquilinos se diferencian del resto de los ciudadanos en que carecen de trabajo o pretenden no dar un palo al agua. Todo esto lo expresa Ubaldo mediante un dibujo sencillo, muy inspirado por el genial argentino Quino pero con deseos de parecerse a ciertos autores estadounidenses de comic strips, insistiendo con la fórmula de tira de tres o cuatro viñetas. Ubaldo reflexiona superficialmente sobre ciertos estamentos sociales como la clase política o los funcionarios públicos, y critica lugares comunes como la cuestión educativa o el reparto de la riqueza. Por eso, aunque es brillante ocasionalmente («Qué precio tan alto para la incultura» reflexiona Ben, uno de los protagonistas de la tira, ante un cartel de “Libros a 1 euro”) en muchos casos recurre al chiste fácil y a la reflexión socorrida. Este modelo simplificado parece ir modelándose hacia el final del libro, todo lo cual indica que Ubaldo esta logrando mejorar su humor y también su estilo de dibujo, con lo que es muy posible que en el futuro obtengamos de él una obra más consistente tanto gráfica como argumentalmente.

También siguiendo el modelo de autoedición saca cada año un libro recopilatorio de sus tiras en prensa local el autor asturiano Adela C, que no es otro que el publicista y guionista Ángel de la Calle, también coorganizador de la Semana Negra de Gijón, entre otras actividades.  Los libros los viene publicando desde hace nueve años bajo el título Mar y Mari (Creaciones Gráficas, Gijón, 2004), y recogen las tiras que duran el verano se publican en la sección Vivir del diario asturiano El Comercio (y también en La Voz de Avilés). A primera vista parece un trabajo de encargo resuelto con impericia, prisas y oportunismo: son tiras siempre protagonizadas por dos esculturales chicas en bikini o haciendo topless, dibujadas con escasos elementos y mediante una técnica sencilla, y con fondos que se nutren de horizontes playeros –los más sencillotes- o de elementos de la arquitectura local, al alcance de cualquiera si te pasas por la oficina de Información y Turismo.

Pero no es eso solamente. Ángel de la Calle es un guionista con recursos que disfraza su capacidad editorialista bajo un estilo lineal y unos personajes “gancho” que son todo lo contrario de lo que aparentan. Sus chicas son apetecibles, cierto, pero no responden al prototipo de joven guapa y tonta, antes bien al contrario, y le sirven a De la Calle para plantear cuestión tras cuestión que arremete contra instituciones, políticos y fórmulas de vida sobre las que habitualmente no reflexionamos. Unas perlas lo demostrarán: «¿…Y lo de los 700 kilogramos de hachís que encontró la policía en un camión del ejército?»; «Las democracias son como las jovencitas, una cosa preciosa… pero están destinadas a que, antes o después, alguien se las cepille»; «(…) si eso es lo que piensan los clérigos educados y sabios… odio imaginar lo que estarán pensando los clérigos psicópatas»; «(…) no entiendo que quieran quitar la asignatura de ética, o la de religión de los planes de estudios… si luego resulta que todos ejercemos de moralistas o de apóstoles (…) y nunca hacemos de lingüistas o de matemáticos»;

También estos personajes dejan lugar a la picardía, principalmente sobre la búsqueda de hombre, el noviazgo, el sexo, etc., desde una perspectiva femenina levemente canalla que el autor –un hombre, por más que firme Adela C- sabe articular con inteligencia (acaso por saber que para los hombres el sexo tiene siempre al pene como centro). Y, finalmente hallamos también tiras sobre aspectos más mundanos, juegos de palabras fáciles, chabacanería ocasional y el chiste de tasca llevado a la viñeta. En general, domina el chiste inteligente en una fórmula singular en el humorismo gráfico español, donde el autor combina personajes y estructuras dibujadas distantes del humor que aborda, en el que cabe de todo.

Los editores de tebeos también se arriesgan a publicar humor gráfico, o formatos que aúnan el ensayo crítico con el humor satírico, caso del libro de Joel Andreas que se comenta en esta misma edición de Tebeosfera y que ha publicado el sello bilbaíno Astiberri [>]. Esta editorial ha publicado la obra del estadounidense Darby Conley Get Fuzzy, que han querido lanzar con su título original a la par que su traducción: A contrapelo. Este libro, que recoge tanto tiras diarias como dominicales estadounidenses resulta atractivo por su edición y formato (las dominicales se ajustan a una página, a veces con supresión de la viñeta de presentación) y también por su contenido, aunque es inevitable la comparación con Jim Davis y su archifamoso –porque ya estuvo en el cine– Garfield.

Es más que eso, aunque el triángulo protagonista es idéntico: hombre joven y bien situado, acompañado de perro leal y de gato diabólico. Bucky, el gato de Get Fuzzy es bastante más cruel que Garfield, pues aquel obra con intencionalidad cómica o por salirse con la suya dentro de un orden, Bucky, por el contrario, es de naturaleza podrida y no busca la risa en su proceder, sólo la satisfacción propia por encima del dolor ajeno. Conley juega en cierto modo con algunas estrategias aparte de las de Davis, que resulta ser bastante lineal en sus propuestas (he ahí uno de sus atractivos), pero las combina con las de los autores de Zits y de Calvin & Hobbes, por la dosis de fantasía, el sarcasmo crudo ocasional, la ironía dolorosa…

Del lado del haber, también, está las cualidades como dibujante de Conely, que están al mismo nivel que la técnica desplegada en su obra: depurada, mimosa con la línea, cuidadosa con la aplicación de grises. Del lado del debe, lo que peor funciona es el juego de palabras, acaso por deslices en la traducción (por ejemplo: «El jamón tenía gordo»), que a veces dificultan la comicidad. Pero, en el balance final gana la risa y las tiras geniales superan a las flojas, sobre todo cuando se alían perro y gato para entrometerse más en la vida de su dueño. Y es que uno de los alicientes más interesantes de Get Fuzzy es precisamente ese: las mascotas no viven necesariamente en su mundo, se comunican e interactúan con el mundo real en el que su dueño evoluciona.

Merece la pena seguir las evoluciones de esta arañada familia, y eso que Bucky sólo tiene un colmillo…

El humor en la prensa.

Por lo que respecta al humor en prensa, no se han producido grandes sorpresas en el panorama nacional durante la segunda mitad del año, con la salvedad de que se constata que en Cataluña, País Vasco y Galicia siguen siendo las comunidades cuya prensa cuida más a los humoristas gráficos. Como muestra un botón: el suplemento Lectura del diario ilerdense Segre publicó en su núm. 246, de 9-I-2005, un dossier de 10 páginas sobre el homenaje que Humoràlia le dedicó a Joan Manuel Serrat debido al cáncer que padeció. Entre los autores estuvo Armengol, Contreras, Leal, José Julio, Mayoyo, Xaquin Marín, Turcios, Forges y muchos más.

Entre las incorporaciones, en Metro comenzó a dibujar Sendra unas tiras simpáticas, de humor aparentemente blanco pero que tocaron alguna fibra sensible por causa de las acusaciones de misógino que se vertieron contra él (¿no decíamos que el humor es el humor y aquí no valen los descréditos de lo socialmente incorrecto?). En el nuevo diario, también gratuito, Qué!, lanzado del Grupo Recoletos el 18 de enero de 2005 con un diseño orientado para capturar el ojo del lector habida cuenta de la gran cantidad y tamaño de fotografías y gráficos, el humor también tuvo cabida siendo escogido el veterano y mordaz Alvarortega para la tira diaria. Otro diario que nació este año, La Voz de Cádiz, lleva en su sección de opinión una viñeta del joven Fritz, antes conocido por su trayectoria como editor de Radio Etiopía.

En las revistas, han seguido dando la lata con humor las publicaciones locales El Cochinillo Feroz y El Batracio Amarillo. En este último caso pese a la condena que pende sobre la cabeza de su editor, Gato, quien ha seguido dando la cara más combativo que nunca mes tras mes con el diseño a gran formato que ha tomado prestado de aquella edición fallida a escala nacional. A sus páginas se han sumado nuevas firmas, habituales en la prensa andaluza, nacional o internacional: Lombilla, Puebla, Grafio, Aco, Fritz, Cristiano… y cuenta con los textos en clave satírica de Mariano Mariano, Mesamadero, Hipólito G. Navarro y Andrés Sopeña, entre otros.

El Jueves siguió con su tónica, atentos sus autores a la actualidad social y política y este año particularmente incisivos con la Casa Real. Estuvieron atentos a la competencia, que no ha logrado destronarles de su puesto en cabeza en el sector de revistas humorísticas: al poco de anunciarse la salida de El Virus Mutante [reseñado en este Tebeosfera >] contraatacó con el suplemento de verano de dimensiones similares ¡Hay cocos, Helados y Rooolex!, producto que no pretendía catapultarse desde ahí a los quioscos. Pero lo cierto es que El Virus Mutante no resistió a los linfocitos de El Jueves. Por otra parte, ante un mercado que da nuevas oportunidades al lector infantil y preadolescente, la editorial regentada por J.L. Martín entró a competir en este segmento lanzando una publicación para niños, un tebeo a la antigua usanza pero adaptado al siglo XXI: Mister K [reseñado en este Tebeosfera >], el cual ha venido gozando de buena salud hasta hoy (aunque las cifras de ventas del comienzo de su andadura no se han mantenido y se han estabilizado a una altura modesta).

Otra revista, en este caso de carácter más teórico que vio la luz este año (ahora con cadencia casi anual, debido a los problemas por los que atraviesa la sección dedicada al estudio del humor gráfico de la Fundación General de la Universidad de Alcalá) es Quevedos, que este año ha lanzado dos números, 19-20 y 21. El núm. 21 es en realidad el disfraz escogido para el catálogo de la proverbial exposición anual de la FGUA, la XI Muestra Internacional de Humor Gráfico, este año dedicado al Quijote como figura eje de toda la exposición, en la que han participado lo más granado de los autores de humor mundial (y con un prólogo impagable de Felipe Hernández Cava). Aparte de este número que es compilación de viñetas humorísticas, el núm. 19-20  está dedicado al estudio del humor y al repaso de la actualidad en lo que a esta materia se refiere. Lo más destacable de este número doble es el dossier dedicado al simposio Humor Aula [del que dimos cuenta en edición anterior de Tebeosfera >] y el homenaje dedicado al humorista Celedonio Otaño, injustamente olvidado por los "teóricos" del humor españoles y que tuvo una importancia capital en el humor gráfico del País Vasco y también de Venezuela, su patria adoptiva. El encargado de este homenaje, Jesús Zulet, también es el comisario de la exposición que fue preparada durante este invierno. Este número de Quevedos incluye asimismo un interesante artículo de Osvaldo Macedo de Sousa sobre "El Chiste". El nuevo diseño de la publicación y su interés demostrado por la verdadera investigación sobre el humor (en sus diferentes vertientes) le hace merecedor de más larga vida y más frecuentes apariciones. Si los presupuestos lo permitieran...

Relacionado con la FGUA está el libro El humor en la relación con el paciente pues su autora, Begoña Carbelo, es colaboradora eficiente de todos los actos que en torno al humor gráfico ha realizado la Universidad de Alcalá desde su Fundación General. Editado por Masson en Barcelona, se trata de un manuel dirigido a los profesionales sanitarios que responde a lo expresado en su subtítulo: Una guía para profesionales de la salud. Está escrito por una diplomada en Enfermería que es, además, licenciada en Psicología por la Universidad de Alcalá.

El libro, con prólogo de Luis Rojas Marcos, popular psiquiatra y acérrimo defensor de las posibilidades y propuestas terapéuticas del humor, se orienta  hacia los profesionales de la medicina con la intención de convertirse en instrumento de trabajo a los efectos de fomentar las relaciones de ayuda y facilitar la comunicación ente médico y paciente. Propone, para ello la autora una exégesis desde otro enfoque: un acercamiento teórico al humor desde corrientes psicológicas y psicofisiológicas. En segundo lugar propugna el desarrollo del humor en el ámbito de la salud, modelos y actuaciones. Por último, recomienda tipos de prácticas y datos de referencia. Nos ha dolido la bibliografía, donde muestra los esfuerzos de algunos profesores universitarios y de algunos autores de textos sobre humor, pero no citan la labor de Tebeosfera en este campo, creemos que generosa durante los últimos años. Pese a esta última carencia, el libro es muy recomendable en el sentido de que viene a demostrar, de nuevo, que no existe cultura humana desprovista de humor y que éste tiene propiedades terapéuticas indudables.

Para ir finalizando este repaso, no queríamos dejar sin comentar un producto inclasificable, Tras el ratón, que se define como “un cuento”. Obra de kb (Enrique Cabezón), se ha planteado como un tebeo que fue presentado y distribuido durante la XV Semana de Cine Fantástico de Terror de San Sebastián, editado como un especial del fanzine Pasaje al Planeta Clandestino (del sello 4 de agosto). Su autor sostiene que es una historieta por contener secuencias, diálogos, textos de apoyo y, además, viene validado por una cita del historietista José Muñoz que reza: «Las letras se desarrollaron desde los dibujos, son su evolución, la historieta lo único que hace es reunir lo que estuvo separado desde milenios antes». Bien, como cita puede resultar atractiva, pero si sustituimos “letras” por “números” tiene el mismo sentido, y nadie sostiene que el desarrollo de una ecuación de segundo grado o la resolución de un límite sea una historieta.

Estas tesis sobre los orígenes de la historieta –que tienen mucho que ver con la evolución del humor gráfico- siguen estando sin resolver entre la afición y los divulgadores, cuando los teóricos ya se han cansado de discutirlo. Apoyarse en las tesis de G. Blanchard sobre la bande dessinée de la préhistorie que publicó Verviers allá por 1969 está un poco fuera de lugar hoy en día. La obra de kb no es una historieta, es en todo caso un relato literario fragmentado en cuadrículas, un ejercicio de estilo que podría calificarse de surrealista pero no como un cómic. La historia que cuenta, si a eso vamos, interesa como reflexión sobre la comunicación actual pero no sobre el medio en sí.

Ya que hablamos de la “prehistoria” de la historieta, vinculada al humor gráfico del siglo XIX, ha aparecido una publicación centrada en ese asunto. Se trata de un texto publicado en diciembre de 2004, en el núm. 68 de Mundaiz, revista de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Deusto en San Sebastián, un trabajo publicado también a modo de librito -como separata-: El bilbaíno Víctor Patricio de Landaluze, pionero del cómic español en Cuba.

Es el resultado de una investigación que desarrollo quien esto escribe en las hemerotecas de Sevilla y de Madrid entre 2003 y 2004, en la que se trata de ahondar en la prensa satírica española de mitad del siglo XIX, concretamente en la que se editaba en La Habana, un período en el que experimenta gran desarrollo, al menos la que iba ilustrada. El estudio se orienta hacia la figura del dibujante –y editor y escritor- Landaluze por considerar que con sus aportaciones gráficas inaugura nuevos modelos lexipictográficos en español de comunicación que preludian la llegada de la historieta (el “continuará”, el serial con personajes reconocibles, el dinamismo y la estereotipia, los dream balloons o globos de pensamiento, el narrador de tipo homo / intradiegético que da carta de naturaleza a la historieta…), al tiempo que ensaya un tipo de sátira y modos de humor gráfico más elaborados y complejos que los de otros autores de su tiempo.

Conclusiones.

El hecho más destacable producido en el humor gráfico este año es el cambio de orientación del humor demostrado con el nacimiento y rápida caída de una publicación como El virus mutante. Durante un período más o menos largo, al que llamamos Transición, el humor gráfico desplegó sus alas tanto tiempo retenidas sobre la base de un deseo: hacer humor político, practicar la denuncia de la estupidez política antes que la humana, hacer de editorial.

Esta función, tan necesaria en nuestra prensa y en las revistas satíricas también, ha ido diluyéndose con el tiempo al ritmo que avanzaba el vigoroso capitalismo globalizador al que se refieren los que aún mantienen la ilusión de un socialismo utópico. Según los medios de comunicación se han visto amalgamados a ciertos grupos de poder cada vez más fuertes, los humoristas gráficos han visto estrecharse sus límites cada vez más. Así, desde la balaustrada del humorismo gráfico ha dejado de verse a España y sus problemas con cierta conciencia y espíritu crítico para observar a España y sus circunstancias con una socarronería exenta de compromiso.

A la postre, parece ser que la cuestión es divertirse.


[ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera 050205 ]