El descontento con la política fue lo que gatilló la expresión
gráfica en Chile. Las caricaturas de los líderes de opinión fueron
el material impreso en el siglo XIX que andando el tiempo
gatillaría el nacimiento del cómic chileno.
Los albores del siglo XIX están marcados con la proliferación de
revistas de actualidades, de humor e infantiles.
La estética
de los mismos estaba altamente influenciada por los conceptos de
diseño europeos, así resultó un estancamiento en los criterios
editoriales de la mayoría de los títulos publicados:
Luz i Sombra (1900), El Diario Ilustrado (1902), La
Comedia Humana (1904), Zig-Zag (1905), La Revista de
los Niños (1905), La Revista Cómica (1905), Zin-Zal
(1907), Corre Vuela (1908), Chicos i Grandes (1908),
La Risa (1908), El Peneca (1908), Monos y Monadas
(1910).
Son algunos de los títulos destacados de estos primeros años del
siglo XX. De la crítica social se pasaba además a las historias
divertidas per se y otras con moralejas,
ocupando el
sistema de didascalias (imagen con texto explicativo al pie
de la misma) aun cuando ya se experimentaba el uso de
bocadillos en otras latitudes (globo con texto indicando al
emisor dentro el dibujo): “Federico Von Pilsener”
creación de “Lustig” (Pedro Subercaseaux) que se publicó en
revista Zig-Zag entre 1906 y 1907, y que sería imitado en
otros años para luego renacer en la década de 1940 en la misma
Zig-Zag con un alto contenido de crítica social. El dibujante,
que luego se convertiría en monje benedictino y pintaría para el
Vaticano, usó didascalias para narrar las desventuras de este
emisario alemán en la salvaje región de Chile.
Otro título a destacar es El Peneca, revista dirigida por
sacerdotes hasta 1920, cuando asume una joven feminista que cambia
el curso de su publicación para convertirla en la más popular de
su tiempo, y logró triunfar tanto en Chile como en el resto de
Sudamérica. El nombre de esta audaz editora era Elvira Santa Cruz.
La década dorada de El Peneca alcanza 1950, cuando fallece
el portadista estrella de la publicación, “Core” (Mario Silva Ossa),
sobrino de la directora de la revista que en esos momentos cesa
sus funciones como tal. Para esa época se hace evidente el estancamiento
generado por el uso de didascalias al llegar a Chile publicaciones
extranjeras mas osadas en los conceptos gráficos.
Otros títulos señeros de estos inicios son: El Pibe (1923),
Don Fausto (1924), El Pibe (1931), Topaze (1931),
el Suplemento Historietas del diario La Unión (1932),
Weekend (1932), Topazin (1932), Verdejo (1932),
El Abuelito (1934), Chascón contra Tarzan (1936),
Campeón (1937), Album Mickey (1937), Pulgarcito
(1938), El Cabrito (1941), Pobre Diablo (1945),
La Pichanga (1948), La Raspa (1949), Condorito,
Cuentos Ilustrados (1949), Aladino (1949), Okay
(1949), Simbad (1949).
En estos títulos señalados se publicaban cómics extranjeros y
nacionales, algunas veces se retocaban las viñetas para
mantener el reinado de las didascalias, pero los dibujantes
locales comienzan a experimentar sobreviniendo el quiebre de
muchas de estas revistas.
Entre los dibujantes más famosos de esta época destacan: “Coke”
(Jorge Délano) quien fundó Topaze, revista de sátira
política que sería el modelo a imitar en lo sucesivo pugnando por
la popularidad con La Raspa a finales de los años cuarenta. El dibujante, además,
incursiona en el cine al tiempo que hace carrera en la prensa
escrita y gana premios nacionales e internacionales.
“Pepo” (René Rios) debuta tempranamente y logra hacer carrera en
la sátira política para luego desarrollar a su más famoso
personaje: Condorito. Christie (Jorge Christie Mouat) es un
desenfadado caricaturista que no duda en recrear a los personajes
de Walt Disney, así como crear los suyos propios, como Pilucho, el
Pobre Pollo. “Nato” (Renato Andrade) manteniendo su particular
estilo creará a Cachupin y otros divertidos personajes publicados
en muchas revistas nacionales. Y Adduard (Alfredo Adduard) es gran
portadista y creador de tiras cómicas como Don Bilz.
Debemos aclarar que la publicación Condorito, Cuentos
Ilustrados no se relaciona con el personaje homónimo. Acá Core
y otros dibujantes ilustraban los cuentos clásicos que eran
acompañados por cómics locales como “El Meteoro”, un pionero
superhéroe, “Policoliro”, un perro bocazas, ambos del mismo autor,
“Jorcar”, o Pedrín, el piloto invencible de Laufer (un alemán
avecindado en Chile). El personaje de Pepo, “Condorito”, apareció
en revista Okey en ese mismo año y recién en 1955 obtuvo
revista propia, un anuario que aumentó su periodicidad conforme
aumentaba la popularidad de éste. La gran casa editorial de esta
época y hasta comienzos de la década de los sesenta fue
Editorial
Zig-Zag la que emprendía acciones matonezcas contra la competencia
(amenazas telefónicas, presiones a los distribuidores y
quiosqueros, levantada de dibujantes). Por Ejemplo, Condorito
iba a ser publicado por Editorial Buen Humor y terminó en Zig-Zag.
Rompiendo el mito, Condorito fue creado en esos días por un joven
talento: Themo Lobos. Pepo adoptó al personaje “Efanor el
Condorito” y lo esgrimió contra la caracterización de Chile en el
avión Pedrito en el film de Walt Disney Saludos Amigos.
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