El estilo de Mark
Schultz. Guiones.
Si las aptitudes de
Schultz como dibujante están más allá de
cualquier consideración crítica, también es por encima de todo un
narrador, un contador de historias, tan entretenidas como cautivadoras,
y tan esquemáticas e impactantes como dadas al serial y al gran relato
que exhibe en las últimas entregas de su obra. Sus guiones para
Xenozoic Tales esgrimen una serie de características que les dotan
de grandeza.
Hay una gran
definición de personajes, tanto de los principales, como de los
complementarios. Jack Cadillac Tenrec es una suerte de chamán con una
forma de ver la vida basada en argumentos metafísicos y oscurantistas,
que contradictoriamente se acompañan con la pragmática propia de
ingenieros y mecánicos (lo opuesto a la metafísica es el saber físico de
los ingenieros). Esgrime una tendencia hacia el fanatismo en lo referido
a la ecología, al verla desde un punto de vista ideológico, místico y en
definitiva político, opuesto por completo al científico. Su concepto de
la humanidad es el de una especie integrada en un ecosistema pero con su
destino marcado, o al menos controlado por entidades divinas. Ese
ecosistema a su vez está sujeto por pilares débiles que lo conducen
hacia la entropía, y al caos. Para él es menester favorecer el
oscurantismo y la ignorancia, tanto en la masa de la población como en
su casta dominante, en la que por otra parte se encuadra. El ideal es un
equilibrio armónico entre una naturaleza mística, eónica, y una
humanidad ignorante y cumplidora de sus leyes. Sus creencias están tan
fuertemente arraigadas, que es capaz de matar por ellas.
Por el contrario
Hannah Dundee representa el espíritu científico, la necesidad de saber y
el desprecio a los prejuicios y creencias prefijadas, por místicas que
sean. Es una mente racional, humanista y analítica, atraída como un imán
por el conocimiento científico, representado a modo de tótem en un
gigantesco archivo bibliográfico oculto en los búnkeres de la antigua
Nueva York. Esa gigantesca y casi metafórica biblioteca, o museo, o
templo del saber, esconde buena parte de la sabiduría humana anterior al
cataclismo que destruyó al mundo en el siglo XXI. Mientras que para
Hannah sólo esconde saber (y el saber no es objeto de juicio, tan solo
de uso), para el espíritu más dogmático de Jack contiene las causas de
una destrucción, y por lo tanto son conocimientos prohibidos que deben
ser censurados. Pero Schultz avanza un poco más en la definición de sus
dos personajes centrales. Sus temperamentos no son cerrados, pues les
dota de la suficiente permeabilidad para que interaccionen, ataviándoles
con un irresistible magnetismo que genera una llamativa atracción entre
ambos, atracción que se hace casi física en el episodio “Excursión”,
probablemente el mejor, en una obra pródiga en historietas memorables.
El talento narrativo de Schultz estalla en una historia de corte
intimista y poco argumento, que se acompaña de un paraje lacustre y
cenagoso donde se esconden ominosas amenazas en forma de un temible
ostracodermo (rarísima forma de vertebrado del Devónico).
Como gran maestro de
ceremonias, no olvida a los personajes secundarios, creando una dilatada
nómina, tan concisos como definitorios, y sobre todo alejados de los
arquetipos. En ellos pondrá palabras y espléndidos retratos,
matizándolos hasta el detalle, tanto por su aspecto como por lo que
dicen, e incluso por lo que callan. Sirva a modo de ejemplo, la fabulosa
creación de Remfro Rynchus, pequeño y entrañable hombrecito, de enormes
gafas, y observador y estudioso del mundo xenozoico. Es lo
suficientemente inteligente como para ver en Hannah una sabiduría
superior a la suya, y lo suficientemente romántico para confiar en sí
mismo y probar un prototipo de ultraligero sin motor. Su presencia se
adueña en dos episodios, “The Oportunists”, y sobre todo el magistral
“Green Air”, breve, delicado y cargado de unos ágiles diálogos, tan
sintéticos como el episodio en el que se encuadran. Conocedor del
mecanismo íntimo del relato, Schultz define personajes magistrales como
los gobernantes, Mustapha Cairo, o la enorme fisicidad e imponencia de
Lord Balclutha, una de sus grandes creaciones.
La presencia de
textos de apoyo, breves (y en general mal vistos) ponen una nota de
clasicismo en sus guiones, a la vez que pueden ser necesarios para la
comprensión de una historia que exige información complementaria. Los
diálogos destellantes, de frases cortas y dobles sentidos, con tendencia
a los aforismos y extremadamente ajustados, le dan a la obra componentes
literarios, que compensan con creces algunos largos parlamentos que se
ve obligado a colocar con una doble intencionalidad. Un ánimo netamente
informativo (esencial cuando la obra gira de argumentos sencillos al
serial de aventuras fantásticas) y unas repescas temáticas en sus
lectores debido a la prolongación exagerada de sus plazos de entrega. La
estructura narrativa sufre pues una evolución en su estilo que se
orienta desde los guiones esquemáticos de los primeros números, con
fuerte tributo a EC / Warren, hasta hacerlos plácidos, descriptivos,
casi fosterianos, para finalizar en el relato de aventuras y el
melodrama que caracterizan los tres últimos episodios. Pese a todo, el
autor no olvida “colgar” algunas subtramas con la idea de configurar una
historia de mayor contenido argumental conforme progresa la historia.
Si la narrativa de
Schultz es tendente a la descripción de caracteres y personalidades
complejas, también recrea el paisaje como un escenario en donde ocurren
sus imaginativas tramas. Desde los primeros episodios, el componente
terrenal se hace constante en la obra, aproximándola a las grandes
sagas. El mundo xenozoico es una amalgama de ciudades derruidas,
paisajes extensos, animales de todas las épocas, incluidas las
imaginarias y, enmarcándolo todo, una vegetación sobredimensionada,
mórbida y casi enfermiza. Ese enorme culto al escenario es la coartada
que justifica el ardor ecológico de Jack, el que le proporciona su
libertad y su amor a los espacios abiertos. Y es además el instrumento
de manipulación que la racional Hannah utilizará para atraer a un
apasionado Jack a su forma de ver la vida, pues pisa el terreno con su
misma efectividad, en labores de exploradora, pescadora o tiradora. Esa
atmósfera lujuriante es prácticamente responsable del acercamiento de
posturas entre los protagonistas, y constituye el detonante de la
conversión entre una primera atracción de sus caracteres opuestos, hasta
la seducción y el enamoramiento, según los patrones argumentales de los
relatos de aventuras más clásicos. Si el paisaje cobra protagonismo en
un episodio, ése es “Last Link in Chain”, un absoluto prodigio narrativo
en el que se describe a un apurado Jack objeto de rececho de un viejo y
herido alosaurio, que finalmente resulta devorado por un descomunal
gigantosaurio ante los atónitos ojos de la que iba a ser su presunta
víctima. En este episodio la capacidad de relato de Schultz se desborda,
pues además nos informa de la suerte del protagonista, del intento de
asesinarlo por parte de un poder ejecutivo muy corrompido, y de la
observación por parte de una Hannah distante, que alterna una fría
capacidad analítica con una preocupación por la integridad física de su
compañero (y futuro amante).
Queda patente que el
hálito que Williamson y Stout atribuyen a Mark Schultz, es una
afirmación con un enorme sentido de realidad, puesto que es un
prodigioso ilustrador, pero sobre todo y también un gran narrador.
El estilo de Mark
Schultz. Dibujos.
Los dibujos de
Schultz representan el señuelo de su obra. Su concepción original es en
blanco y negro, con el consiguiente menoscabo que supone eso a la
comercialidad de un comic book, donde el color significa una de sus
bazas fundamentales. Pero la técnica del autor compensa la ausencia
cromática con el detallismo propio de un grabador, el dinamismo de sus
formas animales, con su extraordinario poder de reclamo y fascinación
propios de una época de “dinomanía”, y otros evidentes y significativos
alardes de técnica, consistentes en la representación de los vistosos
Cadillacs. Y por supuesto el good-girl art, presente en la figura
de Hannah Dundee, con semejanzas de Dale Arden, Bettie Page y toda la
esencia evocadora que han manifestado las chicas morenas desde que el
cómic hizo su aparición. Otro de los grandes ganchos consiste en la
diferenciación de las extraordinarias cubiertas que distinguen las
diferentes y abundantes reediciones de la obra. Su personalísimo dibujo
(de tan perfecto que resulta se hace personal) no necesita de ayudantes
que realicen los fondos, ni siquiera de entintadores (a excepción de
algunos de los primeros episodios) siendo cada página y cada viñeta un
prodigio de composición y un alarde de perfeccionismo. A este respecto
se recomienda la lectura del artículo “El método Schultz: Pasión por el
detalle”, publicado en el núm. 14 de la colección de Planeta, en
el que se analiza detalladamente el ceremonioso y casi litúrgico
entintado y acabado de la obra.
En líneas generales,
el estilo gráfico presente en Xenozoic Tales se asienta sobre una
escuela realista, que evoluciona marcada y fehacientemente en este
sentido. En las mismas líneas generales, su estética se identifica con
dos características tan simples como contundentes: La asunción,
conversión y adaptación de influencias, que van desde el estilo EC / Warren, hasta los grandes maestros clásicos como Foster, Eisner y
Raymond, y una segunda basada en un documentalismo extremadamente
manifiesto en las imágenes de armas, vestuario, automóviles y animales
extintos que pueblan el complejo y ecléctico escenario xenozoico.
La mirada atenta a
la parte ilustrada del cómic revela la presencia más o menos definida de
cuatro fases, cuyas fronteras son más virtuales que reales. Las primeras
historias, entintadas por Stiles, pese a que presentan un trazo elegante
y suelto, también revelan una tendencia a la caricatura y al trazo
distorsionado, con rostros de tipo más expresionista y figuras de
cabezas grandes. En estos primeros números se va cumpliendo con los
plazos de entrega y la publicación adopta una cadencia bimestral. Los
episodios centrales se inscriben en una segunda fase y probablemente
representan la cota estética de la obra. El entintado es ya del propio
Schultz, y pese a que los rostros están todavía alejados de la línea
realista más ortodoxa, el dibujo manifiesta una compacidad estética
envidiable, amparado de un guión que luce sus mejores momentos. El
acabado detallado y los consiguientes retrasos de las entregas van
haciéndose norma. Una tercera fase de transición en donde el dibujo
adopta ya una madurez casi definitiva, que se acompaña de guiones más
informativos, prologa la cuarta y definitiva fase, con los tres últimos
episodios, y en donde el dibujo alcanza su estilo más definitorio, la
composición se hace primorosa, e ilustra guiones más complejos. Los
retrasos se prolongan por años y se produce inevitablemente el final de
la obra, en un momento en que la trama y el dibujo aconsejan exactamente
lo contrario. Schultz ha caído prisionero, parece ser que de manera
irreversible, en su meticulosidad, detallismo obsesivo, y poca
prolificidad.
Factor de reconocida
importancia en su dibujo, es el documentalismo. Los cadillacs
(concretamente el Coupe de Ville de 1950, el emblema de la casa) son
reales, con las adaptaciones mecánicas propias, pues su motor carbura
con los excrementos nitrogenados de los dinosaurios y no con los aceites
resultantes de su conversión en materia inorgánica. Los variados tipos
de dinosaurios tienen la morfología y aspecto que proponen los
paleontólogos actuales, expuesta en multitud de libros y estudios
divulgativos sobre el tema. La demás fauna extinta también exhibe esa
cuidada documentación, que alcanza el diseño de dos importantes quimeras
de marcada fuerza argumental. Harvestman (cosechador) es una mezcla
razonable entre caracteres crustáceos y arácnidos, y su movimiento es el
propio de un artrópodo. Para el diseño de los grith, homínidos
resultantes de una evolución alternativa y apócrifa a partir de
dinosaurios en vez de mamíferos, Schultz se basa probablemente en las
investigaciones propuestas por el paleontólogo Dale Russell, que crea al
supuesto dinosaurioide homínido a partir de terópodos troodóntidos en
los años ochenta. La diferencia entre ambos es la presencia de escamas
en los grith, ausentes en el modelo de Russell.
El autor domina la
composición en todo tipo de planos. Primeros, medios, generales y
panorámicas, tanto en visiones en picado, como en contrapicado,
alternándolos con la precisión de los buenos narradores. Panorámicas
picadas para la presentación y descripción inicial de un episodio, en
forma de splash page, contrapicados para preludiar grandes dramas
o acontecimientos pasionales, primeros planos que expresan sentimientos,
y planos medios que sujetan los diálogos más trascendentes, se suceden
con cadencia milimétrica, dotando al relato de agilidad, y sobre todo
dándole la forma adecuada, que definitivamente lo aleja del estatismo y
la ilustración, por cargados y detallados que sean los fondos. Esa
complejidad barroca del escenario se hace necesaria, pues como ya se ha
indicado, el mundo xenozoico, es uno de los grandes protagonistas, por
lo que su caracterización física debe ser tan evidente como la de sus
protagonistas animados.
[
leer parte cuarta del ensayo ]
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