|
Una invitación
a entrar en los Reinos Heroicos.
Cuando
supe por Manuel Barrero de la próxima aparición del último de
sus incunables digitales (Libris) me quedo tan sorprendido como
halagado, a sabiendas de que su afición por los universos
bárbaros es tan agigantada y su ilusión por la edición de este
trabajo tan ardiente. Aunque en realidad se trata de un trabajo
realizado a partes iguales desde la experiencia y la ilusión,
dadivoso en textos y dispendioso en ilustraciones, y a cuatro
manos. Aguanten las ganas de hacer “clic” sobre las siguientes y
fascinantes páginas web para presentarles brevemente a sus
autores, entonces.
Carlos Yáñez
es el primer y uno de los mejores estudiosos y guionistas de
historietas protagonizadas por bárbaros desde la fundación del
fanzine Sword a finales de los años ochenta. Deja un gran
legado sobre fantasía heroica envidiable, y uno sobre Robert E.
Howard en concreto irrepetible, que incluye entre otros aciertos
una nueva evocación sobre la pirata Bêlit, dueña del corazón de
un Conan con flecos líricos que posteriormente fueron
irrecuperables a consecuencia de su posterior “viudedad”. Yáñez,
también, ha sido colaborador de Planeta-DeAgostini, y desde su
SwordStudio ha estado trabajando, siempre, sobre los personajes
de R.E. Howard.
Manuel Barrero
es un historiador del humor gráfico y la historieta. Un
universitario que coqueteó con la psicología cuando aún vivía en
su Zamora natal –la castellano leonesa, se entiende-, que se
licenció en biología en Sevilla y que se doctora en Comunicación
en la universidad de la misma ciudad. Una trayectoria académica
ecléctica que combina con una trayectoria sinuosa como
profesional de la historieta: Una docena de libros como autor,
coautor o colaborador y cientos de artículos publicados en un
abanico editorial que incluye desde revistas internacionales a
fanzines ibéricos. Es asimismo conferenciante en foros de
estudiosos y aficionados nacionales e internacionales, y todo un
profesional de la edición de tebeos en fanzines, de la editorial
Planeta y de nuestro querido e-journal Tebeosfera.
Sean pues
todos bienvenidos a un nuevo recorrido por la historia y la
geografía hyboria, sus coordenadas y su cronología, su pasado y
su futuro. Los incondicionales e incombustibles Barrero y Yáñez
gobiernan esta nueva singladura, la más completa de las
realizadas en la lengua de Cervantes y probablemente en
cualquier otra. REH: Reinos Heroicos se presenta
como un trabajo de investigación orientado tanto a la difusión
como a la ampliación de conocimientos por parte de
coleccionistas y aficionados, y por ello este estudio es
saludado con deleite.
Permítaseme de
una manera resumida presentarles al bárbaro cimerio –o cimmerio,
como dicen los autores que lo van a adjetivar en el presente
libris- ideado por R.E. Howard. Fue un esbozo literario
conjeturado por un inmaduro tejano que cosechó gran popularidad,
un arquetipo para los cómics desarrollado por el ilustre
guionista de Missouri Roy Thomas, y un icono de la cultura del
siglo XX dotado de una apariencia tallada por el recientemente
fallecido John Buscema, eso sí, con el permiso del gran Barry
Smith.
La obra en
historieta de Conan el bárbaro fue gestada en la llamada Fase
Dos de la editorial Marvel, aquella que ocupó la práctica
totalidad de la década de los setenta y sobrevino tras la marcha
de Kirby hacia DC. Una década prodigiosa como pocas; y no sólo
eso. Es la obra más representativa de este ciclo pese a
discurrir en paralelo con el universo creado por Stan Lee y Jack
Kirby. Pero el personaje que el señor Thomas elevaría al rango
de referente cultural se ha beneficiado como ningún otro de los
avances estéticos, editoriales e ideológicos de Marvel. Fue
creado para el cómic en principio por un dibujante (Barry Smith)
perteneciente a una generación que concebía la historieta como
una vocación artística en lugar de como un oficio artesanal. La
compra de los derechos de Conan por parte de Marvel respondió a
la presión de las cartas enviadas por los aficionados. Se
favoreció de la práctica totalidad de formatos editoriales que
hicieron única a Marvel en aquella época: comic book, especiales
"king size", treasury editions y giant size,
páginas dominicales y tiras diarias, las llamadas graphic
novels y sobre todo magazines en blanco y negro –quizá uno
de los productos más atractivos de cuantos Marvel haya ensayado-
que se aprovecharon, entre otras cosas, para dar una competencia
efectiva a aquellos míticos editados por el rebelde Jim Warren.
Argumentalmente se vinculó el personaje con varias aspiraciones
de la época, entre las que se encontraban las de implicar en la
lectura de cómics a público de mayor edad, poner un granito de
arena en la liberación femenina con la aparición del spin off
Red Sonja, y el interesante y respetuoso tratamiento que Thomas
supo dar a la elevada nómina de hijas de Eva (desde prostitutas
hasta reinas) que bulleron por las distintas series realzando
así las tasas de erotismo y de paso de violencia en una
editorial que a poco de empezar la década de los ochenta se
volvió pávida en la práctica totalidad de sus argumentaciones
más interesantes. No olvidemos que si el primer par de pechos
descubiertos aparecieron en una historia de Starlord publicada
en el número 14 del magazín Marvel Preview (primavera
1978) el segundo corresponde a doña Chabela, princesa de Zingara
y ocasional amante del bárbaro, en la historieta publicada en el
número 40 (enero de 1979) de la revista The Savage Sword of
Conan.
Conan se
mantuvo en Marvel más de veinticinco años, sobreviviendo a las
eras oscuras de los años ochenta, para resurgir en el siguiente
decenio. Dio pie a la apertura del universo pulp creado
por Robert E. Howard y su manifestación en viñetas, en donde
brilla de manera especial la afortunada creación del rey Kull de
Valusia, además de otros hallazgos como la mencionada pelirroja
Sonja, el espadachín y fanático religioso Solomon Kane o Esau
Cairn del planeta Almuric. Luego, otros “bárbaros” como Cormac
Mac Art o Bran Mak Morn, serían adaptados al cómic por otros
sellos editoriales. El éxito de estos personajes en EE UU se
acompañó con el que tuvo en Europa, en especial en Alemania,
Noruega, Italia y España, y su ciclo se cerró en Marvel en el
ocaso del siglo XX con bastantes miles de páginas publicadas.
Esas páginas
esconden obras clave de la editorial neoyorquina. Es más, si
hubiese que elegir los diez cómics más emblemáticos de Marvel en
sus más de cuarenta años de historia (como Marvel
exclusivamente, sin incluir los sellos Timely o Atlas) muchos
expertos incluirían alguna pieza de Conan. En mi humilde opinión
señalaría el último trabajo de Barry Smith en el comic book (“La
canción de Red Sonja”, Conan the Barbarian, núm. 24,
editada en marzo de 1973) y la historia firmada por Buscema en
los números 26 y 27 del magazín en blanco y negro con fechas de
publicación de noviembre y diciembre de 1977. Además, el listado
de marras debería contener la historia del rey Kull publicada en
el número 26 de Bizarre Adventures (1981) escrita por
Doug Moench y dibujada por el magistral John Bolton emulando con
convicción al maestro Harold Foster.
Naveguemos por
Tebeosfera entonces, para disfrutar de una visión
tan erudita como accesible de Conan y de sus allegados heroicos.
Acudamos a nuestras estanterías para releer las historias que
más nos gusten de nuestros queridos bárbaros que combaten a
espada la brujería.
Desempolvar
anaqueles, abrir bolsas y leer tebeos... Hay actividades que
pueden resultar mucho más divertidas que el repaso de viejas
historietas, aunque si nos fijamos bien no son tantas como en un
principio podría parecer. Tebeosfera nos ofrece la
oportunidad de devolvernos los sueños encerrados en tan gratas
ilusiones.
|
|