Personaje que pertenece al amplísimo panteón de héroes "desdichados" de la Editorial Bruguera. Ideado por Rafael González, director artístico y factótum de la editorial, autor de sus primeros guiones, le dio vida gráfica Guillermo Cifré, en planchas autoconclusivas que aparecieron inicialmente en Pulgarcito (1947), posteriormente en Super Pulgarcito (1949), Ven y Ven, Suplemento de Historietas de El DDT (1959), Tío Vivo (1961) y por último en las contracubiertas de la colección Jabato Color (1969)
Inicialmente denominadas Las tremebundas fazañas de don Furcio Buscabollos, pronto terminaron resumiendo la cabecera al nombre del personaje.
Don Furcio es un caballero medieval bajito, calvo, con enhiestos bigotes en flecha, siempre vestido con férrea armadura que se dedica a desfacer entuertos. Aparece acompañado por su corcel Isabelita, una yegua que practica el bipedestrismo y habla como un ser humano.
La peculiaridad del personaje es la de tener sus peripecias como marco el medievo, espacio histórico poco transitado por los autores del cómic humorístico español, donde se enfrenta a bandoleros, ayuda a princesas, hace de quijote y recibe las correspondientes tundas, como suele suceder con los personajes de la Casa.
La originalidad y el éxito de don Furcio residieron en su lenguaje, mezcla de castellano antiguo e italiano macarrónico que a veces era incorporado al habla coloquial por sus jóvenes lectores.
Casos como por ejemplo aquéllos en los que exhibía un artefacto sorprendente y decía: "¡Sapristi! ¡Qué aparati más extravaganti! ¿Qué utilitati tiene?", y su caballo avisaba: "Es una máquina de afeitar eléctrica", resultaban ciertamente graciosos, tanto por el lenguaje empleado como por lo anacrónico del artefacto mostrado.
Aventuras humorísticas del caballero medieval Don Furcio y su yegua parlante Isabelita.