Libro de historieta con 64 páginas impresas en color, encuadernación rústica, con cubiertas en color.
Tebeo autoeditado mediante el modelo de financiación colectiva a través del sitio web Verkami con el que se superó la cifra estimada para sufragar los gastos de producción al conseguir 5.039 euros de los 2.100 necesarios para concretar el proyecto. Según constó en créditos los capítulos I al III fueron coloreados por Sandra Molina Juan y los capítulos IV al Epílogo por Verónica López.
Texto promocional de la editorial:
«Un cómic, a caballo entre la fantasía y la historia, se atreve a relatar uno de los episodios de la Guerra Civil a lo ‘X-Men’» Alfonso Álvarez-Dardet
La historia de la Guerra Civil se reinterpreta con la participación de seres superpoderosos, magos, mutantes y otros seres mitológicos. Todos ellos juegan su papel en nuestra historia. Los bombardeos de Madrid, las Sacas, las Brigadas Internacionales, la Batalla de la Ciudad Universitaria, la guerra de Minas… Hechos reales contados como nunca los habéis visto. Una original mezcla entre el cómic de superhéroes y el género histórico.
Madrid, noviembre de 1936. Las tropas sublevadas están a las puertas de la capital. El ejército regular ha barrido todo atisbo de resistencia, avanzando a sangre y fuego hasta llegar a Madrid. Mientras tanto una buena parte del pueblo madrileño se conjura bajo el grito de «¡No pasarán!». Para ellos todo parece perdido, el gobierno abandona la capital a su suerte y deja al mando al General Miaja. Pero aún hay un atisbo de esperanza, un hombre capaz de hacer que la balanza se incline hacia el lado republicano. Saeta, un antiguo militar de la república que abandonó su carrera por discrepancias con el gobierno, se encuentra en Madrid para hacer frente a los sublevados y para ello no dudará de dar hasta la última gota de su sangre. Al otro bando Cruzado, Gran Maestre de la orden de Santiago. Al estallar la Guerra Civil el monasterio de Uclés es saqueado y destrozado. Cruzado al tener noticias de esto se une al Ejercito Nacional, convirtiéndose en uno de sus más poderosos soldados: «No hay poder sin dolor».