Información de la editorial:
Quico dejó de ser progre cuando empezó a ganarse bien la vida. En los años setenta había simpatizado con organizaciones marxista-leninistas de la época y ya en los ochenta, cuando ganaba bastante dinero en el mundo de la publicidad, se compró un coche, una casita en la playa y fue olvidando la ideología comunista. Ahora Quico ha entrado en el siglo xxi, el pelo se le ha vuelto blanco, ha perdido la batalla contra la báscula y después de un divorcio ha vuelto a casarse. En su casa se practican las dietas sanas y el yoga, sus hijos treintañeros están ubicándose en el mercado laboral y sus nietos ya trastean con smartphones. ¿Qué hace un jubilado en su tiempo libre? ¿Cómo asimila los cambios sociales y tecnológicos que el mundo ha sufrido?