Información de la editorial:
La ciudad de Queronea, abrazada por su propios muros, calla y contiene el aliento. El viento trae el olor de una tormenta lejana que todavía no se ha desatado. Pero los cuervos saben que está próxima, y se arremolinan en los cielos. El trigo se agita con el suspiro de los dioses, y en la orilla de ese mar dorado, una ola se alza, hecha del sonido de los cuernos y el relinchar de los caballos. La batalla ha comenzado.