Descripción de la editorial:
El 27 de abril de 1994 Sudáfrica escuchó por última vez el viejo himno del apartheid, Die Stem, mientras se arriaba para siempre la antigua bandera de la opresión. Acto seguido se izó la nueva bandera multicolor y se estrenó el himno, Nkosi Sikelele IAfrica. Horas después salió el sol en esa hermosa tierra por fin libre y millones de ciudadanos de todas las razas acudieron a las urnas para elegir al primer presidente democrático de su historia: Nelson Rolihlahla Mandela. La vida de Nelson Mandela es sin duda el espejo en el que las sociedades y los dirigentes del mundo deberían de mirarse, y uno de los pocos ejemplos de autoridad moral capaces de instaurar el perdón, la tolerancia, la reconciliación y la amistad como valores fundamentales tanto en la vida diaria de un pueblo como en el ejercicio de la más alta política. Luchador por la libertad, presidente de su nación y héroe mundial, Nelson Mandela fue juzgado terrorista, proscrito en su propia tierra, capturado, amenazado de muerte y encarcelado durante veintisiete años. Pero nada pudo detener su lucha contra uno de los regímenes más abominables de la historia. Liberado el 11 de febrero de 1990, supo estar a la altura de las circunstancias, tanto a la hora de liderar una transición democrática sin derrramamiento masivo de sangre como para sentar, con su inigualable capacidad para apelar a los corazones de sus enemigos, las bases de una reconciliación duradera. También supo hacer lo más difícil para un gobernante: marcharse del poder una vez logrado su objetivo y seguir trabajando a través de sus numerosas iniciativas en favor de los sectores más desfavorecidos de la población sudafricana. Este libro recoge por primera vez en forma de novela gráfica la larga marcha de Mandela hacia la libertad de la población negra, india y mestiza en un país dominado durante décadas por la minoría blanca a través del Apartheid. Una historia capaz de sacar lo mejor de quienes se acercan a ella, un mensaje de esperanza para las nuevas y no tan nuevas generaciones de lectores y ciudadanos ávidos de un mundo más sano. No son los diamantes, ni el oro, ni el platino, ni los recursos pesqueros. El bien de exportación más valioso de Sudáfrica es el legado de Nelson Mandela, el que tienes ahora en tus manos.