Tebeo que vio la luz tras una campaña en Verkami.
Información de la editorial:
Elizabeth Cochrane Seaman solo necesitó un vestido, una gabardina y un par de mudas de ropa interior para dar la vuelta al mundo más rápido que Phileas Fogg. Quince años después de la publicación de La vuelta al mundo en 80 días, Nellie Bly, pseudónimo que utilizaba para firmar sus artículos, sorprendía a su editor proponiéndole un viaje que imitara al del personaje francés. La salida se retrasó hasta 14 de noviembre de 1889, cuando por fin pudo embarcar en el Augusta Victoria, un barco a vapor de la Hamburg America Line, a las 9:40 de la mañana y comenzar a recorrer los 40.070 km que la separaban de su hogar.
Para dar la vuelta al mundo Bly pasó por Inglaterra, Francia (donde conoció a Julio Verne), Brindisi, el Canal de Suez, Colombo (en Ceylan), Penang y Singapur (en aquel momento colonias británicas), Hong Kong y Japón.
El desarrollo de líneas de comunicación submarinas y el telégrafo eléctrico permitieron que Bly enviara pequeñas notas sobre el desarrollo de su viaje que se iban publicando puntualmente en el periódico. Con ese material ella publicó un libro una vez regresó a Nueva York y es en lo que se ha basado Carlos para construir esta historia de aventuras y superación. También ha añadido su toque personal, uniendo este viaje a las mujeres que Nellie conoció durante su estancia en un manicomio para otro reportaje. Fantasmas y desarrollo tecnológico mueven el viaje de nuestra reportera.