Descripción de la editorial:
Por mucho que diga, Nicolas no puede estar mucho tiempo lejos de Kabul. Así que aquí lo tenemos de vuelta en Zendagui, donde trabaja como ilustrador. Esta vez tienen entre manos una campaña de sensibilización para concienciar a los afganos de que “el opio es malo”.
En un Afganistán que lleva cada vez peor la presencia extranjera y con gran reticencia al voto, la vida de los expatriados es cada vez más surrealista, a medio camino entre el peligro constante y un ambiente festivo y despreocupado…
Nicolas Wild continúa mostrándonos su visión personal de la crisis afgana, con el humor y la impertinencia que le caracterizan.