Textopromocional:
Yogui, Boo Boo, Tiro Loco McGraw, Los Picapiedra… Aparecieron, inicialmente, en un blanco y negro que llenó de color las vidas de millones de espectadores, quienes crecimos frente a la pequeña pantalla. Pero ellos, por el contrario, como seres mefistofélicos siguieron siendo iguales. Las mismas voces, los mismos gestos. Inmutables vieron transcurrir miles de meriendas. Entonces, en muchas casas, el cuarto de estar, a la hora de los dibujos, se hallaba en una dulce penumbra, trasunto del cine de barrio.
Criaturas de Hanna y Barbera, cuyas vidas trascendieron las de sus creadores. Seres mágicos capaces de mostrarnos una maravillosa realidad. Desde las formas perfectas como Tom y Jerry hasta la aridez de lo sencillo, Jinks, Pixie, Dixie… Nos enseñaron que los seres de carne y hueso, habitantes de ese otro lado del entonces espejo catódico, podíamos participar de un lenguaje universal, el de la sonrisa y los sueños.