Libro que sirvió como catálogo de la exposición homónima, con imágenes de diferentes ediciones de El Eternauta y con textos de un nutrido grupo de teóricos. Fue coordinado por Mariano Chinelli.
Catálogo de la muestra expuesta en el Palacio Pizzurno desde el día 27 de Abril de 2007, amparada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Técnología de la Nación Argentina, organizada por Continum4 y por Portalcomic, con el apoyo del ministerio y estas entidades:
Llevó textos de Fabio Blanco, Pablo De Santis, Mario de Moraes, Jorge Claudio Morhain, Juan Sasturain, Francisco Solano López, Norberto Rodríguez Van Rousselt y miembros de La Bañadera del Cómic.
Aparte de la reproducción de trabajos de Héctor Germán Oesterheld hubo una selección de obras de los artistas: Gisela Dester, Juan Arancio, Hugo Csecs y César Spadari.
Más allá de la exposición de material de colección, originales e incunables, el pilar principal de la muestra se apoya en la exposición de trabajos historietísticos, los que surgieron del resultado de dos convocatorias.
La primera, dirigida a los nuevos dibujantes de historieta. A través de ella queríamos brindarles la posibilidad de difundir y exponer su trabajo, algo que resultó difícil en el pasado reciente. Un jurado compuesto por dibujantes, guionista, docentes y periodistas -todos vinculados al ámbito de la historieta- dio su veredicto: cinco dibujantes fueron seleccionados para realizar, cada uno, una página de la historieta oficial de la muestra.
Y la segunda convocatoria, que reúne a los artistas profesionales que no podían entrar en la primera, tiene por objetivo exponer una galería de personajes oesterheldianos. Se invitó a dibujantes de distintas generaciones a recrear portadas imaginarias de la revista Hora Cero Semanal. Entre estos artistas hay varios que trabajaron junto a Oesterheld en la creación de estos personajes. Homenajean aquí a sus colegas a través de personajes que quizás no les tocaba en suerte dibujar entonces. Otros son tan jóvenes que solo pudieron conocer aquella época a través del paisaje urbano que el lápiz de Francisco Solano López convertía en campo de batalla para El Eternauta, y aún así sienten la misma nostalgia por ella.