Descripción de la editorial:
El humor como apoyo moral
El dibujante Manel Fontdevila pone en los chistes gráficos de ¡Esto es importantísimo! una mirada crítica sobre la actualidad sociopolítica y económica
Manel Fontdevila le ha buscado las entretelas a la actualidad nacional en el diario Público a lo largo de cinco años, entre 2007 y 2012. Tras un primer recopilatorio, ¡La crisis está siendo un éxito! (Astiberri, 2011), ha preparado ¡Esto es importantísimo!, que da nombre a su sección fija diaria en el desaparecido rotativo, donde con sus chistes da muestras de su contrastado verbo comprometido y sobrado talento gráfico.
¡Esto es importantísimo! está dividido en cinco capítulos temáticos: “Usted está aquí” da cabida a sus apuntes sobre sociopolítica y economía como la corrupción, las relaciones laborales, los bancos, las relaciones con Europa..., contenido que en “Con nombre propio” hace también referencia a personajes reales de la actualidad; “Las sagradas instituciones” habla de jueces, soldados, funcionarios, la iglesia, educación... “Algo refrescante” es un interludio temático donde uno se relaja con muestras de pura comedia estival, para cerrar con un “Otros temas no menos importantes”, una especie de cajón de sastre donde reflexiona sobre ETA, la memoria histórica, la cultura, el aborto, la SGAE, el fútbol, los toros...
Para Fontdevila, en un momento complejo como el que vivimos y que él acota como el de un “capitalismo en fase terminal, retorno a un clasismo de lo más rancio y dictadura de los mercados”, no deja de ser excitante tener la oportunidad de dar una opinión crítica, “de ser útil, aunque sea en el ámbito del apoyo moral”. Ante una actualidad terriblemente obsesiva y monolítica, el autor catalánse suelta el pelo en este nuevo volumen con la búsqueda en cada viñeta de soluciones de composición y metáforas alejadas de la repetición, que le erigen en uno de los referentes del humor gráfico. Entre todas las teorías que se barajan para salir de la crisis, Fontdevila cree que el denominadorcomún es, quizás, ese “pagamos nosotros y no se piden responsabilidades”. Le sorprende –con lo quetambién se muestra certero sólo con las palabras– “la cantidad de saliva que algunos prohombres dela gestión y de la opinión gastan culpabilizando al peón de albañil que compró un BMW, comparado con lo de puntillas que pasan luego sobre los despilfarros y torpezas a gran escala que todos conocemos, y que desembocan en el rescate europeo”.