Editorial :
Nada de azaroso hay en el resultado de este libro, esa es la idea. Carlos Trillo, el genial guionista argentino, explicaba que había que estar atento a todo lo que sucedía alrededor de uno, porque en cualquier suceso o en cualquier lectura podía haber una historia escondida, pendiente. Después de encontrarla, agregaba, solamente había que saber mirar o hurgar en la anécdota, la trama o las características de los personajes para “tirar de los hilos” y hacer salir el resto, como quien esculpe una estatua en un mármol pario. Prólogo de Hernán Martignone.