Información de la editorial:
Cuando era un niño, había muchísimos espacios vírgenes sobre el papel del atlas. Yo ponía el dedo encima y solía decir: “Cuando sea mayor, iré allí”. He estado en algunos de ellos… Pero falta uno, el más vasto, el más virgen si se me permite, aquel por el que siempre suspiré. Con el tiempo,había dejado de ser una mancha blanca sobre la que un chavalín podía construir sus luminosos sueños de gloria. Se había convertido en un lugar de tinieblas.
Estas palabras de Conrad nos permiten definir bien la atmósfera nebulosa con que Godart y Miquel le han tomado el pulso a la obra más conocida de Joseph Conrad.