Libro de 192 páginas, encuadernado en rústica, con solapas. Producto híbrido en el que se combinaba un relato literario y páginas de historieta, aunque no dispusieran estas de sentido plenamente autónomo.
Con los 300 primeros libros vendidos se adjuntaba una lámina de regalo.
Bueno, que en realidad se titula «La rocambolesca historia de la película La Chica de Serie B» como habrá podido usted apreciar en las preciosas sobre cubiertas de este opúsculo, pero txiki, si he de cascar ese titularraco aquí, se me diluye el SEO y se me expansionan los metadatos.
Usted venía por lo de Sergio Mora, ¿verdad? Nosotras estamos igual de alucinadas. ¡¡Qué cosa más guay tener este librazo del agakhan del low brow ibérico en chez Autsaider!! Una novela ilustrada, un tebeo con mucha letra, un ping pong de narrativa y tebeos, un poco como aquellos libros de Bruguera de los 60, con la página impar viñetada completando la narrativa del texto a su izquierda.
Con 4 tintas directas como 4 besetes en las pupilas, Sergio Mora, aka Mágico Mora, se marca un relato de humor de primer nivel, ilustrado con su inconfundible estilo inspirado en los cómics de los años cincuenta y el rollo cañí, mezclando cultura pop estadounidense, botijos y palacios, lo sobrenatural y lo mundano, la magia, lo terrenal, el cine, los tebeos, la historia y la vida. La vida normal, vaya, la suya, por ejemplo. Pareja, desencuentros, calentones, concupiscencia, ahora voy y no vengo, y ese tipo de cosas. Para meterse en todos estos jaris, Mora cruza dos tramas. Por un lado el rodaje de una película sobre Milicent Patrick, la creadora del monstruo clásico de Universal, la Criatura de la Laguna, cuya autoría fue ocultada y su figura relegada al ostracismo durante décadas. Y por otro, las peripecias del director de dicha cinta, Simón Sagal, su tensa relación de pareja, el tortuoso camino a la fama, conspiraciones, haters, managers farloperos, hechizos, conjuros y sucesos varios que hacen de esta combinación un armatoste nunca visto que tira sin pudor de recursos narrativos defenestrados por la crítica. Sergio Mora ha hecho lo que le pedía el cuerpo, se lo ha pasado estupendamente y se nota.