Editorial ;
"Este anhelo por el asombro, este refinamiento de la narración en resguardo de “un buen final” son los ejes que me demuestran, como lector, que el autor es nuestro semejante y que elige qué contar y cómo buscando nuestro placer: sentados en el baño, parados en el colectivo o acostados en una cama, libro en mano y olvidados del mundo, somos arrastrados, una y otra vez, por la magia de lo imprevisto." (Del prólogo de Alejandro Farias)